?Y por qu¨¦ no le pillo yo la gracia?
La secuela de 'Ocho apellidos vascos' me parece a¨²n m¨¢s intrascendente que la primera
No vi Ocho apellidos vascos en un pase de prensa, entre gente con un gusto presuntamente cultivado, sin demasiada afici¨®n a la risa f¨¢cil, sino en una sala casi repleta de espectadores comunes a los pocos d¨ªas de su estreno. Y su jolgorio era notable ante lo que ve¨ªan y escuchaban en la pantalla, los regocijados comentarios a la salida, esa impagable expresi¨®n de haberte divertido mucho, el agradecimiento por haber conseguido que esa comedia te provocara carcajadas, risas, sonrisas, esas sensaciones tan placenteras que te afirman o te reconcilian no solo con el cine, sino tambi¨¦n con la vida.
OCHO APELLIDOS CATALANES
Direcci¨®n: Emilio Mart¨ªnez-L¨¢zaro.
Int¨¦rpretes: Dani Rovira, Clara Lago, Karra Elejalde, Carmen Machi, Rosa Mar¨ªa Sard¨¤, Berto Romero.
G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2015.
Duraci¨®n: 99 minutos.
Y todos sabemos lo que ocurri¨® despu¨¦s, un fen¨®meno que podr¨ªan explicar eruditamente la sociolog¨ªa y la psicolog¨ªa. O simplemente que el sentido del humor, la parodia, la desmitificaci¨®n nacionalista, la intriga c¨®mica, el magnetismo de los personajes, conectaban hilarantemente con todo tipo de paladares cinematogr¨¢ficos, incluido ese p¨²blico que llevaba a?os sin pisar un cine. La oferta, alentada por una campa?a publicitaria exhaustiva, respond¨ªa a lo que esperaba la entusiasmada demanda. Gente perteneciente a todo tipo de estratos sociales, simple o ilustrada, joven y vieja, progresistas y conservadores, contaban que pocas veces se hab¨ªan re¨ªdo tanto con una pel¨ªcula.
Es inevitable que me sintiera como un marciano al constatar que algo tan l¨²dico, gracioso, sat¨ªrico y rom¨¢ntico a m¨ª solo me hiciera re¨ªr sin demasiado estr¨¦pito en un par de ocasiones, que me pareciera una comedia vacua, mediocre e inmediatamente olvidable, que lo ¨²nico que me pareciera excelente e hilarante en ella fuera la memorable interpretaci¨®n de ese actor vers¨¢til y poderoso llamado Karra Elejalde.
Con estos antecedentes tan extra?os, padeciendo una ceguera que no me permite disfrutar con las esencias de lo que gust¨® a todo dios, hablando exclusivamente en primera persona y desde mi probablemente atrofiado sentido del gusto solo puedo decirles a los que esperaban Ocho apellidos catalanes como si fuera el man¨¢ que la continuaci¨®n de las enamoradas aventuras del sevillano chisposo y la vasca agridulce les va a ofrecer m¨¢s de lo mismo, o sea, lo que van buscando. Aunque a m¨ª me parece a¨²n m¨¢s intrascendente que la primera. Tengo la sensaci¨®n de que el guion se ha escrito con demasiada prisa, la f¨®rmula funciona peor en ese independentista pueblo gerundense que en la geograf¨ªa e idiosincrasia vasca, si en la anterior me aburr¨ª moderadamente en la continuaci¨®n de la saga mi tedio es notable.
Y reconozco que empieza con cierto empuje, que la entrada en remolcador por el Guadalquivir de ese padre que solo puede ser vasco (no me importar¨ªa que apareciera en todos los planos el admirable Elejalde) presagia cierto regocijo. Pero esas expectativas se deshinchan pronto y el desenlace me parece lamentable.
Son impresiones muy personales. Imagino que la complicidad de los infinitos adoradores de la primera parte se mantendr¨¢ en la segunda, que Tele 5, los productores, los guionistas y el director estar¨¢n convencidos de que el margen de error ante las previsiones del past¨®n que va a generar su nueva criatura sera m¨ªnimo. Desmitificar los nacionalismos y saber re¨ªrse de los t¨®picos y de convicciones propias o ajenas, tan populares como tragic¨®micas, es un ejercicio terap¨¦utico. Lo que ya no tengo claro es si voy a ser testigo de la continuaci¨®n de esos amores problem¨¢ticos y castizos en Ocho apellidos gallegos u Ocho apellidos castellanos. Creo que el fil¨®n ya se ha agotado. Que los protagonistas sean felices y coman perdices. Y que el gran p¨²blico siga gozando con su saga favorita. Ojal¨¢ pudiera sentir id¨¦ntico alborozo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.