All you need is books
Reino Unido, pa¨ªs invitado a la Feria de Guadalajara, vive la consagraci¨®n de los narradores de los ochenta al tiempo que se renueva con escritores de todo el mundo en ingl¨¦s
Como muchas buenas historias londinenses, esta empez¨® entre vapores et¨ªlicos y humo de tabaco en un viejo pub. The Pillars of Hercules, en Greek Street, en el Soho, se encontraba justo debajo de la oficina de The New Review, una cabecera con la que Ian Hamilton, un seductor genial, polemista y bebedor, quiso recuperar la tradici¨®n casi extinta de las revistas literarias en la segunda mitad de los a?os 70.
El pub se convirti¨® en la verdadera redacci¨®n de la revista. Con un generoso whisky escoc¨¦s en una mano y un cigarrillo en la otra, Ian Hamilton repart¨ªa juego entre una camada de j¨®venes aspirantes a escritores.
Ian McEwan, Julian Barnes, Christopher Hitchens y Martin Amis ¡ªque pronto empezar¨ªa a editar la secci¨®n de libros del New Statesman, otro de los focos de esa nueva ola¡ª hablaban de literatura, beb¨ªan y se sacaban un dinerillo para mantenerse a flote mientras escrib¨ªan. ¡°Fue, y sigue siendo, como una hermandad, una familia¡±, recuerda McEwan. ¡°Muchos escritores de mi generaci¨®n est¨¢bamos a punto de publicar nuestra primera novela, y ese pub se convirti¨® en el lugar donde altern¨¢bamos¡±.
All¨ª se form¨® el embri¨®n de uno de los fen¨®menos editoriales m¨¢s extraordinarios de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Una serie de escritores con vocaci¨®n transgresora, en el fondo y en la forma, cuyo enorme ¨¦xito global ha marcado el devenir de las letras brit¨¢nicas de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas.
Hay quien defiende que el estruendo provocado por aquel grupo de autores ha eclipsado a las generaciones posteriores. Y es cierto que muchos de esos autores, hoy sexagenarios, permanecen en el Olimpo de los escritores brit¨¢nicos contempor¨¢neos y sus novelas de madurez, desprovistas de esa transgresi¨®n de los inicios, siguen siendo devoradas por lectores de todo el mundo.
Pero ese mismo ¨¦xito ha abierto tambi¨¦n un camino por el que han transitado despu¨¦s multitud de talentosos autores. ¡°Lo que convirti¨® a esta generaci¨®n en algo tan emocionante es que no hab¨ªa habido nada en Reino Unido, casi desde la guerra, con esa sensaci¨®n de entusiasmo¡±, explica Bill Buford, escritor norteamericano que, al frente de la revista Granta, desempe?ar¨ªa un papel clave en ese resurgir de la novela brit¨¢nica. ¡°Fue el ruido despu¨¦s del silencio. El oasis viene despu¨¦s del desierto, no puede haber otro oasis despu¨¦s de un oasis. Pero lo cierto es que, cuando ellos llegaron, Reino Unido no era un sitio emocionante para los libros, y ahora s¨ª lo es. Ellos fueron muy celebrados porque no hab¨ªa otros, ahora hay mucha m¨¢s gente haciendo cosas interesantes¡±.
La industria del libro, con 180.000 t¨ªtulos al a?o,? genera 4.650 millones de euros. El 40% procede
de la exportaci¨®n
Reino Unido sigue siendo una potencia editorial, con m¨¢s de 180.000 t¨ªtulos publicados al a?o, y unos ingresos por ventas de libros de 4.650 millones de euros anuales, el 40% de los cuales procede de la exportaci¨®n. La ficci¨®n hist¨®rica y la novela infantil y juvenil, en la estela de las exitos¨ªsimas Hilary Mantel y J.K. Rowling, viven una ¨¦poca de esplendor. Y nuevas hornadas de escritores, sin tanto ruido y cada uno por su lado, mantienen muy activo el im¨¢n creativo de la novela brit¨¢nica.
Peter Florence es un testigo privilegiado de ese nuevo talento, que desfila cada a?o por el Hay, el festival literario que cre¨® con su padre en un peque?o pueblo gal¨¦s en 1989, convertido hoy, bajo su batuta, en un evento con ramificaciones por todo el mundo. ¡°Hay grandes libros que salen cada a?o¡±, asegura. ¡°Tahmima Anam, Laline Paull y Rebecca F. John, por ejemplo, son grandes nuevas escritoras. Y creo que podr¨ªa defenderse que, despu¨¦s del genio sublime de Tom Stoppard, las mejores apuestas brit¨¢nicas para un pr¨®ximo Nobel de Literatura pueden ser Ali Smith y David Mitchell. Pero lo que diferencia a aquella generaci¨®n de los ochenta es que se trataba un grupo de amigos. Una pandilla que los medios pod¨ªan identificar y sobre la que pod¨ªan escribir¡±.
Puede parecer osado hablar de una generaci¨®n dorada en la literatura del pa¨ªs de Shakespeare, Dickens, Conan Doyle, Christie, Woolf, Lessing y un infinito etc¨¦tera. Pero est¨¢ claro que en el Londres de los ochenta pas¨® algo.
¡°Aquella fue la ¨²ltima ola coherente que hemos tenido¡±, opina Sam Leith, escritor de 41 a?os, que edit¨® la secci¨®n de libros del Daily Telegraph, ahora publica en diversos peri¨®dicos, y ha sido jurado del ¨²ltimo Booker Prize. ¡°Fue como una pandilla. Hoy en d¨ªa hay gente muy prominente, pero no existe esa sensaci¨®n de c¨ªrculo literario cerrado. Despu¨¦s de una tradici¨®n de novelas suburbanas bien construidas y ortodoxas, lleg¨® est¨¢ generaci¨®n que buscaba, como dijo Barnes, ¨¦pater le bourgeois. Hab¨ªa una sensaci¨®n de que algo terminaba y empezaba otra cosa nueva. Fue un periodo en que ser novelista se convirti¨® en sexy¡±.
Con Rushdie lleg¨® una novela cosmopolita y libre que ten¨ªa m¨¢s que ver con Garc¨ªa M¨¢rquez que con la tradici¨®n nacional
El Par¨ªs de Hemingway, Stein, Fitzgerald y Pound era un fiesta. Igual que la Nueva York de Capote y Mailer, o la Barcelona del boom latinoamericano. Pero tambi¨¦n lo fue el Londres, sombr¨ªo y multicultural, de Amis, McEwan, Barnes, Kureishi y Rushdie. El conflicto entre los deseos de prosperar y el deterioro de la econom¨ªa estall¨® al final de la d¨¦cada en el invierno del descontento y el punk. Margaret Thatcher lleg¨® al poder en mayo de 1979 e impuso el dogma del libre mercado. La cultura se convirti¨® en una mercanc¨ªa m¨¢s.
Hurac¨¢n Rushdie
El Reino Unido de Thatcher empez¨® a abrirse hueco en la ficci¨®n literaria, convirtiendo a los ochenta en una ¨¦poca productiva y vigorosa para la narrativa. ¡°La novela era sexy de nuevo¡±, explica Malcolm Bradbury, en su ensayo The Modern British Novel. ¡°Los propios novelistas fueron la prueba viviente del milagro thatcherista, con su preocupaci¨®n por el estilo de vida, su cultura del eclecticismo, su competitividad y su culto al ¨¦xito. El posmodernismo se convirti¨® no en un oscuro experimento sino, como los caros productos gastron¨®micos de pa¨ªses ex¨®ticos, en una elegante mercanc¨ªa¡±.
El mejor indicador del cambio de rumbo en la narrativa brit¨¢nica lo proporciona el Booker Prize, el m¨¢s prestigioso premio de las letras brit¨¢nicas. El de 1980 fue una batalla entre dos gigantes de la poderosa generaci¨®n de los cincuenta, Anthony Burgess y William Golding, en la que acabar¨ªa imponi¨¦ndose el segundo. Al a?o siguiente, el ganador fue un joven autor desconocido, nacido en India, llamado Salman Rushdie.
Su libro, Hijos de la medianoche, no se parec¨ªa a nada que se hubiera visto hasta entonces en la tradici¨®n brit¨¢nica. Una novela cosmopolita y libre, no solo en el fondo, sino en su efervescencia formal, que beb¨ªa m¨¢s de Grass o de Garc¨ªa M¨¢rquez que de los maestros de la literatura brit¨¢nica. Kazuo Ishiguro habl¨® de esa obra como ¡°absolutamente crucial¡± para los j¨®venes escritores que, como ¨¦l mismo, so?aban con estirar las fronteras de la novela brit¨¢nica. Aquellos Hijos de la medianoche llegaron, en alg¨²n momento de finales de 1979 y en forma de manuscrito, a la mesa de Bill Buford, entonces un estudiante norteamericano en Cambridge, que hab¨ªa empezado a dirigir la revista literaria Granta. Buford incluy¨® un extracto de la novela a¨²n in¨¦dita de Rushdie en el tercer n¨²mero de la revista en el que, provocadoramente, proclam¨® ¡°el fin de la novela inglesa y el inicio de la ficci¨®n brit¨¢nica¡±.
¡°La literatura brit¨¢nica en esos a?os era como el campo ingl¨¦s: bonito, ordenado y totalmente predecible¡±, explica Buford desde Nueva York, ciudad en la que se instal¨® a mediados de los noventa para dirigir las p¨¢ginas de ficci¨®n del New Yorker, en el que a¨²n colabora adem¨¢s de escribir libros sobre gastronom¨ªa. ¡°Yo buscaba una literatura que no exist¨ªa entonces, tampoco en Estados Unidos, donde hab¨ªa experimentaci¨®n pero se miraba hacia dentro. Salman miraba hacia fuera. Hablaba de historia, de pol¨ªtica, del mundo. Era el primer libro desde Cien a?os de soledad que ten¨ªa esa ambici¨®n. Fue un estallido, un hurac¨¢n de aire fresco¡±.
Estamos a principios de los ochenta. Recuerden: Thatcher, Saatchi & Saatchi. El marketing es la nueva religi¨®n y el libro es una mercanc¨ªa m¨¢s. As¨ª, igual que hab¨ªa un Consejo de Marketing de la Carne para persuadir a la gente de que comiera vaca aut¨®ctona, exist¨ªa tambi¨¦n una instituci¨®n gemela que persegu¨ªa que los ciudadanos compraran buenos libros brit¨¢nicos. Y su director, Desmond Clarke, tuvo la brillante idea de encargar una lista de los 20 mejores escritores brit¨¢nicos menores de 40 a?os que, por un juego de casualidades, se convertir¨ªa una de las jugadas de marketing m¨¢s importantes de la historia del mundo editorial.
El canon de ¡®Granta¡¯
El 22 de agosto de 1983 la lista se public¨® en el Sunday Times. Al limitado impacto que cabe esperar de una historia publicada en pleno verano londinense, hay que a?adir el hecho de que las obras de la mayor¨ªa de esos autores no pod¨ªan encontrarse a¨²n en las librer¨ªas.
Pero s¨ª estaban, en cambio, encima de la mesa de Bill Buford en Cambridge. ¡°Ten¨ªa manuscritos de al menos 13 de esos escritores¡±, recuerda. ¡°Eso es lo que hacen las revistas literarias, escuchar las nuevas voces de una generaci¨®n¡±. As¨ª que Buford meti¨® su ejemplar del Sunday Times en la maleta cuando al d¨ªa siguiente cogi¨® el tren a Londres para reunirse con Peter Mayer, capo de Penguin, para convencerle de que se encargara de distribuir Granta en las librer¨ªas.
Mayer acept¨®. Y al final de la reuni¨®n, Buford sac¨® el Sunday Times y le sugiri¨® a Mayer dedicar el siguiente n¨²mero de su revista, el primero que distribuir¨ªa Penguin, a aquella lista.
¡°Ahora se ha asimilado la diversidad que trajeron los inmigrantes de segunda generaci¨®n¡±, dice Sam Leith, jurado del Booker
En las 320 p¨¢ginas de aquel s¨¦ptimo n¨²mero de Granta, publicado en 1983 y titulado ¡°Lo mejor de los j¨®venes novelistas brit¨¢nicos¡±, hab¨ªa extractos, entre otros, de Amis, McEwan, Barnes, Ishiguro y Rushdie. La revista arrancaba con las primeras p¨¢ginas de Dinero, la novela de Amis que se publicar¨ªa el a?o siguiente y que retratar¨ªa como ninguna otra aquella ¨¦poca. La ilustraci¨®n de la cubierta, dos plumas estilogr¨¢ficas chocando contra una Uni¨®n Jack que se rompe en pedazos, hablaba por s¨ª sola.
Aquello funcion¨®. La narrativa con ambici¨®n literaria dej¨® los m¨¢rgenes de la cultura y se convirti¨® en el mainstream. Las librer¨ªas Waterstone, cuyos primeros locales abrieron en 1982, desplegaban en sus mesas las novelas como atractivas mercanc¨ªas que entraban por los ojos. Los j¨®venes novelistas se volvieron celebrities. Sus vidas, sus novelas, sus contratos, llenaban las p¨¢ginas de los peri¨®dicos. ¡°Fue como un renacimiento de la narrativa brit¨¢nica¡±, opina Buford. ¡°A mediados de los setenta era un desierto, y diez a?os despu¨¦s hab¨ªa muchos escritores muy estimulantes y ambiciosos. No hab¨ªa una unidad estil¨ªstica, lo ¨²nico que ten¨ªan en com¨²n era el deleite en la narraci¨®n y la ambici¨®n. Un pa¨ªs que miraba hacia dentro empez¨® a mirar hacia fuera¡±.
Aquella mirada hacia fuera pronto atraves¨® fronteras. Lleg¨®, por ejemplo, a Platja d¡¯Aro. En esa localidad de la Costa Brava espa?ola veraneaba una delegada de Deborah Rogers, la gran agente literaria de esta generaci¨®n, fallecida el a?o pasado, y sol¨ªa coincidir con un joven editor catal¨¢n llamado Jorge Herralde. ¡°Habl¨¢bamos a menudo¡±, recuerda el fundador de Anagrama. ¡°A principios de los setenta yo empec¨¦ a comprar t¨ªtulos de autores estadounidenses desconocidos entonces. Y al ver que yo era un nuevo editor interesado en la literatura anglosajona, me ofreci¨® Primer amor, ¨²ltimos ritos, el primer libro de relatos de McEwan. Despu¨¦s vinieron Amis, Kureishi, Ishiguro, Barnes¡ en su d¨ªa los bautic¨¦ como el dream team. Hemos ido publicando en espa?ol toda su obra y hoy constituyen una parte importante del cat¨¢logo de Anagrama. Han sido muy bien acogidos por cr¨ªtica y p¨²blico, tanto en Espa?a como en Latinoam¨¦rica¡±.
Temas como Escocia, la inmigraci¨®n y Europa alimentan un debate identitario interesante para los escritores
Los a?os ochenta terminaron simb¨®lica y dram¨¢ticamente el 14 de febrero de 1989, cuando el ayatol¨¢ Jomein¨ª ley¨® una fatua instando a la ejecuci¨®n de Salman Rushdie, acusado de blasfemar contra el islam en Los versos sat¨¢nicos. Pero el integrismo religioso no pudo con aquellos autores ni con los que vinieron tras ellos.
La revista Granta ha publicado tres n¨²meros especiales m¨¢s, uno cada diez a?os, de los 20 mejores escritores brit¨¢nicos por debajo de los 40. El impacto se ha mitigado considerablemente, pero Irvin Welsh, Nick Hornby, Jonathan Coe, Adam Thirlwell, Sarah Waters o Zadie Smith se han sumado al canon de la novela brit¨¢nica moderna en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Sam Leith, que ha tenido acceso al talento joven como jurado del ¨²ltimo Booker, observa varias tendencias. ¡°Hay mucha narraci¨®n en presente, muchos esquemas de doble plano temporal, mucho personaje real, mucha historia novelada¡±, explica. ¡°Y, sobre todo, se aprecia la diversidad de Reino Unido a trav¨¦s de inmigrantes de segunda y tercera generaci¨®n. Es un fen¨®meno que empez¨® en los ochenta, pero que ahora se ha asimilado¡±.
Si la sacudida social del thatcherismo propuls¨® a la ¨²ltima generaci¨®n dorada, los convulsos tiempos que se han abierto tras la crisis financiera auguran un futuro no menos prometedor en t¨¦rminos de creaci¨®n literaria. ¡°La ansiedad sobre la identidad acaba reflej¨¢ndose en la escritura¡±, opina Leith. ¡°El independentismo escoc¨¦s, el debate sobre la inmigraci¨®n, la relaci¨®n con Europa, la ruptura del consenso pol¨ªtico¡ todo eso alimenta un debate identitario que va a ser interesante para los escritores. Pero esos fen¨®menos tardan un par de a?os en reflejarse en la literatura. Habr¨¢, pues, que esperar¡±.
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara?se celebra del 28 de noviembre al 6 de diciembre en el Centro de Exposiciones de la capital de Jalisco (M¨¦xico). Reino Unido es el invitado de honor. M¨¢s informaci¨®n: www.fil.com.mx
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