Festival E?e tambi¨¦n se escribe con M, de mujer
La cita de creaci¨®n y debate lleg¨® a su fin en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid tras dos d¨ªas de intensa reflexi¨®n
La letra e?e es g¨¦nero femenino y tiene un remolino que le otorga delicadeza de mujer. La escritura, la novela, la poes¨ªa, tambi¨¦n. Sensibilidad, indagaci¨®n, honestidad de dama literaria es lo que se impuso durante la tarde de ayer en el C¨ªrculo de Bellas Artes. Se encargaron de ello autoras como Almudena Grandes, Gabriela Ybarra, Marta Sanz, Raquel Robles o Carmen Boullosa: narradoras de dos orillas pero patria de cuerpo com¨²n, para cerrar el Festival E?e. Lo hicieron antes de que sonara la m¨²sica, adem¨¢s, de la pianista Rosa Torres-Pardo, con el eco cercano de sus Goyescas.
Dos generaciones conviv¨ªan entre las columnas del C¨ªrculo. La de Sanz y Grandes, nacidas en los sesenta y la de Ybarra (Bilbao, 1983), todav¨ªa digiriendo el ¨¦xito de su novela revelaci¨®n, El comensal. Sanz, reci¨¦n premiada con el Herralde por Far¨¢ndula, cree que pertenece a una hornada apocada, que ha llegado tarde a encontrar su voz. La raz¨®n, piensa ella, ¡°se encuentra en que fuimos muy marcados por la nueva narrativa de la Transici¨®n¡±. La de autores como Rafael Chirbes, precisamente, a quien ella rindi¨® homenaje ayer junto a los hermanos Jorge y Alberto S¨¢nchez Cabezudo, encargados de adaptar Crematorio a la televisi¨®n.
Almudena Grandes ha aparcado su viaje al pasado tan presente inspirado en los Episodios nacionales para escudri?ar los tiempos vivos y mortales de la crisis en su ¨²ltima novela, Los besos en el pan. ¡°No pod¨ªa continuar el proyecto, deb¨ª aparcarlo, si al otro lado del balc¨®n estaban ocurriendo cosas tan graves¡±, le confesaba a Juan Cruz, que moder¨® un encuentro entre Grandes e Ybarra.
De guerra a guerra, se vio inmersa entre anotaciones de cuadernos. Porque eso y no otra cosa es, seg¨²n la autora de El coraz¨®n helado, lo que vamos superando ahora. ¡°Guerra, s¨ª. La que los especuladores desde los despachos han desatado contra las democracias soberanas, aprovechando la debilidad de la izquierda. El bot¨ªn han sido nuestros derechos¡±.
Otro conflicto ha tratado de ordenar Ybarra con El comensal. El etarra, a trav¨¦s de la memoria escondida que afect¨® directamente a su familia con el secuestro y asesinato de su abuelo, Javier Ybarra, a manos de la banda terrorista. ¡°Es la imaginaci¨®n la que me ha ayudado a configurar la realidad. Una imaginaci¨®n que no tiene que ver con la manipulaci¨®n¡±, afirma la joven autora. Algo v¨¢lido, pertinente como herramienta literaria, siempre que esa libertad para recrear lo real ¡°se afronte con lealtad¡±, a?ad¨ªa Grandes.
Poco antes, la argentina Raquel Robles, confesaba su desdoblamiento en ni?a cautiva de la dictadura argentina. Ese esfuerzo le ha ayudado a escribir su libro Peque?os combatientes. La autora dialog¨® con la mexicana Carmen Boullosa, poeta, dramaturga, narradora, que sabe como nadie de resistencias y fund¨® en su pa¨ªs la Casa de Escritores Perseguidos junto a Salman Rushdie.
Lo hac¨ªan poco antes de que tres maestros entraran en escena, con cierto pesar pero debido sentido del deber, al mismo tiempo que el Barcelona trituraba al Real Madrid en el Santiago Bernab¨¦u. No por eso dej¨® de llenarse el teatro Fernando de Rojas del C¨ªrculo para escuchar Andr¨¦s R¨¢bago, El Roto, todo un referente gr¨¢fico, est¨¦tico, moral, como demostr¨® en conversaci¨®n con otro escritor capaz de revelarnos multitud de claves en nuestro mundo de hoy, Manuel Vicent, y un verdadero maestro de periodistas, como ?ngel S¨¢nchez Harguindey. Cog¨ªan con agudeza el relevo que previamente les concedieron el escritor Julio Llamazares y el cineasta Jos¨¦ Luis Cuerda.
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