El (no)arte de ser libres
'Malpartida Fluxus Village' indaga en las relaciones que propicia el museo entre los herederos de Fluxus y los habitantes del pueblo
¡°PURGAD el mundo de la enfermedad burguesa, de la cultura 'intelectual', profesional y comercializada, PURGAD el mundo del arte muerto, de imitaciones, de arte artificial, de arte abstracto, de arte ilusionista, de arte matem¨¢tico. ?PURGAD EL MUNDO DE EUROPE?SMO! (¡) Promoved el arte vivo, el antiarte, promoved la realidad del no arte que pueda ser captado por toda la gente, no s¨®lo cr¨ªticos, diletantes y profesionales¡±, escrib¨ªa George Maciunas, fundador del movimiento fluxus, en uno de los manifiestos fundacionales de esta corriente de activismo art¨ªstico que bas¨® su estrategia de asalto a la cultura oficial en una l¨²dica ¨Cy, en sus or¨ªgenes, extremadamente politizada- redefinici¨®n del acto creativo. Una nueva manera de entender el arte que repudiaba el concepto de museo en tanto que continuidad de una tradici¨®n art¨ªstica reglamentada por las ¨¦lites y propon¨ªa establecer nuevas v¨ªas de comunicaci¨®n entre el creador y su p¨²blico. La performance y el happening acabaron siendo las dos formas de expresi¨®n prioritarias del movimiento.
Los miembros de fluxus oficiaron fluxusmisas con monaguillos disfrazados de gorila y hostias laxantes y planearon atentar contra el servicio postal de los distritos financieros enviando miles de paquetes con adoquines dentro. Tambi¨¦n recurrieron al uso de polvos picapica y bombas f¨¦tidas en inauguraciones oficiales, acortando la distancia entre el activismo y la gamberrada. En la realizaci¨®n de su particular utop¨ªa siempre se contemplaba la creaci¨®n de un nuevo espacio, un edificio fluxus o una colonia, para consolidar su idea de comunidad. En 1969, Maciunas y Wolf Vostell hab¨ªan escrito?Arquitectura fant¨¢stica, donde se pod¨ªa leer, tal y como recoge Stewart Home en su libro El asalto a la cultura (Virus editorial): ¡°Nuestros proyectos ¨Cnuestros entornos pretenden liberar a la gente-, ?s¨®lo la realizaci¨®n de las utop¨ªas har¨¢ al hombre feliz y le liberar¨¢ de sus frustraciones¡±.
MALPATIDA FLUXUS VILLAGE
Direcci¨®n: Mar¨ªa P¨¦rez Sanz
G¨¦nero: documental. Espa?a, 2005.
Duraci¨®n: 73 minutos
A mediados de los setenta, a los fluxus se les frustr¨® el proyecto de establecer una colonia en una de las islas Virginia cuando el propietario de la isla falleci¨® repentinamente el d¨ªa de la firma del contrato de venta. En 1974, Wolf Vostell descubr¨ªa, de la mano de su esposa extreme?a Mercedes Guardado, el paisaje de los Barruecos en la localidad de Malpartida de C¨¢ceres. Dos a?os despu¨¦s, fundaba all¨ª el Museo Vostell Malpartida, que bien podr¨ªa considerarse el territorio de una utop¨ªa (fluxus) finalmente cumplida.
En?Malpartida Fluxus Village, Mar¨ªa P¨¦rez Sanz aprovecha la celebraci¨®n del que hubiera sido el octog¨¦simo aniversario de Vostell, fallecido en 1998 a los 65 a?os de edad, para indagar en las particulares relaciones que propicia ese espacio entre los herederos de Fluxus y los habitantes del pueblo extreme?o: no es un choque de mundos, sino un encuentro (y un di¨¢logo) improbable, pero tangible, entre vanguardia y tradici¨®n, entre la incesante voluntad de juego de una generaci¨®n de artistas exiliados de los circuitos oficiales y la llaneza de una poblaci¨®n local que, en una de las muchas ideas brillantes y precisas que punt¨²an el documental, atiende a las c¨¢maras de?Malpartida Fluxus Village poco antes de entrar en misa.
Mar¨ªa P¨¦rez Sanz hila muy fino al combinar viejas filmaciones de los happenings de Vostell con los testimonios de su viuda y sus m¨¢s allegados, logrando transmitir los fundamentos de la obra y el pensamiento del artista con admirable transparencia. No obstante, lo m¨¢s imprevisible ocurre cuando las c¨¢maras recogen la interacci¨®n entre los artistas convocados para la celebraci¨®n y unos malpartide?os que han hecho suyo el legado fluxus con lo que parece innata naturalidad e imbatible relajo: queda claro que all¨ª ni siquiera un extraterrestre ser¨ªa recibido con hostilidad, porque los lugare?os podr¨ªan impartir a cualquiera lecciones magistrales en gesti¨®n y manejo de otredades. En una escena de la pel¨ªcula, los amigos de Vostell brindan por su memoria. Resulta especialmente conmovedor el brindis que le dedica su viuda, cuando alza su copa y agradece al ausente haberle ense?ado a ser libre. En Malpartida Fluxus Village lo que podr¨ªa haber sido un estimulante documental antropol¨®gico se eleva a algo m¨¢s: a testimonio del subterr¨¢neo, aparentemente invisible, pero palpable triunfo de un proyecto ut¨®pico.
Babelia
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