Pasi¨®n rom¨¢ntica, versos de ultratumba
Dante Gabriel Rossetti fue uno de los fundadores del grupo de prerrafaelitas y mantuvo una tormentosa relaci¨®n con Lizzie Siddal
Lizzie Siddal fue la musa, modelo, amante y finalmente la mujer inmolada del poeta y pintor prerrafaelita Dante Gabriel Rossetti. Este la conoci¨® cuando era una joven bell¨ªsima de 20 a?os despu¨¦s de que la descubriera el pintor Walter H. Deverell en la sombrerer¨ªa de la se?ora Tozer¡¯s, en Cranbourne Alley de Londres, donde trabajaba de costurera. Ten¨ªa los ojos verdes azulados, una tez transparente, una espl¨¦ndida cabellera de oro quemado y parec¨ªa siempre envuelta en un aura de dulzura y misteriosa distancia. Antes de convertirla en su amante, Dante Gabriel Rossetti tuvo que compartirla con sus colegas de la Hermandad de los Prerrafaelitas, que se la disputaban como predadores a la caza de una hermosa gacela, ya que encarnaba el ideal de belleza inmarcesible, virginal e incontaminada en aquella ci¨¦naga de amor¨ªos de la Inglaterra victoriana de mediados del siglo XIX.
Rossetti la pint¨® obsesivamente para hurtarla a otros pintores, pero no logr¨® evitar que posara como Ofelia para el famoso cuadro del pintor John Everett Millais. Los prerrafaelitas lo fiaban todo a la perfecci¨®n de la pintura de los primitivos italianos y Lizzie era para ellos Simonetta Vespucci, la modelo de Botticelli, reencarnada.
En el taller de Millais, en Gower Street, se hab¨ªa preparado un remedo de naturaleza floral para ocultar una ba?era llena de agua donde Lizzie deb¨ªa flotar vestida representando el ahogamiento de la Ofelia de Hamlet. El artista la pintaba diariamente ese invierno de 1852 y, para templar el agua, pon¨ªa velas debajo de la ba?era, pero en una ocasi¨®n las velas se apagaron sin que el pintor se diera cuenta y Lizzie se fue congelando en silencio, inm¨®vil, con los brazos abiertos y la cabellera derramada en el agua fr¨ªa hasta coger una pulmon¨ªa que estuvo a punto de llevarla a la tumba. Fue el inicio de todas sus desgracias. Despu¨¦s de un largo pleito, el padre de la modelo consigui¨® que Millais pagara los honorarios del doctor, pero a partir de ese momento Lizzie adquiri¨® una rara melancol¨ªa unida a la anorexia, tal vez a la tuberculosis y a la depresi¨®n, que trataba de remediar con l¨¢udano.
Manuscritos en la fosa
Aunque Rossetti fue m¨¢s conocido como pintor, a los 19 a?os ya hab¨ªa publicado La doncella bienaventurada, el libro de poemas que lo hab¨ªa consagrado en 1847. No existe constancia de que Lizzie hubiera ido a la escuela, pero sab¨ªa leer y escribir, algo ins¨®lito en una costurera de aquella ¨¦poca, e incluso a temprana edad desarroll¨® tambi¨¦n un amor por la poes¨ªa, luego de descubrir un poema de Alfred Tennyson en un trozo de papel de peri¨®dico que hab¨ªa sido utilizado para envolver una porci¨®n de mantequilla. ¡°Nadie hay como ella / ni la habr¨¢ cuando nuestros veranos hayan acabado¡±.
Estos versos la impulsaron a escribir y a pintar cuando ya hab¨ªa iniciado una relaci¨®n tormentosa en brazos de Rossetti. Existe una copiosa literatura, obras de teatro y pel¨ªculas sobre esta pasi¨®n, que el pintor no dej¨® de compartir con varias amantes. Una de ellas fue Jane Morris, la esposa de su socio y amigo William Morris, una mujer de clase obrera, de pelo cobrizo y decadente palidez enfermiza, seg¨²n el ideal de belleza prerrafaelita, con la que mantuvo un t¨®rrido romance, que se frustr¨® cuando Lizzie, despu¨¦s de dar a luz a una ni?a muerta, se lanz¨® hacia la propia destrucci¨®n, a la que puso final con el suicidio por una sobredosis de l¨¢udano en 1862. Lizzie ten¨ªa 32 a?os.
El rito funerario de Lizzie fue una ceremonia g¨®tica. El pleno de la Hermandad de Prerrafaelitas, los colegas Burne-Jones, Ford Madox, Philip Webb, John Everett Millais, acompa?aron a Rossetti hasta el cementerio londinense de Highgate y all¨ª, en un rapto de romanticismo desgarrado, el poeta pintor arroj¨® al interior de la fosa varios manuscritos con poemas in¨¦ditos que cayeron sobre el cad¨¢ver de su mujer. Sumido en una profunda culpabilidad, a partir de entonces Rossetti comenz¨® a idealizarla en dibujos y pinturas que culminaron con el famoso cuadro Beata Beatrix, pintado en 1863, un a?o despu¨¦s de la muerte de Lizzie. Ella fue la modelo imaginaria de la Beatriz de Dante Alighieri en oraci¨®n.
El pintor inici¨® nuevas aventuras con otras amantes, entre ellas con Fanny Cornforth, modelo en algunas de sus obras, pero el inquieto coraz¨®n de Rossetti tampoco olvid¨® a Jane Morris, ahora que la ten¨ªa siempre al lado, ya que el sentimental prerrafaelita colaboraba estrechamente con su marido en la empresa de arquitectura y dise?o Art & Graft. Su relaci¨®n amorosa se mantuvo entre 1871 y 1874. Los amantes se reun¨ªan a menudo en Kelmscott Manor, la casa que Rossetti y el matrimonio Morris hab¨ªan alquilado en el condado de Oxford para huir del bullicio de Londres. Esta promiscuidad decadente entre amigos, maridos y amantes contra los l¨ªmites estrictos que impon¨ªa la moral victoriana la heredar¨ªan muchos a?os despu¨¦s los del grupo de Bloomsbury, la secta de Los Ap¨®stoles de Cambridge, con Virginia Woolf a la cabeza.
No obstante, el ectoplasma de Lizzie perduraba en la mente cada vez m¨¢s atormentada de Rossetti. Como poeta, hab¨ªa entrado en decadencia y de pronto, en su locura melanc¨®lica, imagin¨® que pod¨ªa recobrar la gloria si abr¨ªa la sepultura de su esposa para rescatar los versos manuscritos e in¨¦ditos que hab¨ªa arrojado sobre su cad¨¢ver. Los colegas de hermandad le animaron a hacerlo. La apertura de la tumba fue otra ceremonia g¨®tica. Se dice que el cad¨¢ver de Lizzie permanec¨ªa incorrupto con toda su belleza ideal y sobre su regazo permanec¨ªan tambi¨¦n incorruptos los poemas que Rossetti rescat¨® para publicarlos despu¨¦s. La tumba liber¨® todos los fantasmas y mientras Dante Gabriel Rossetti mor¨ªa en su retiro de Chelsea consumido por la depresi¨®n en el aire volaban todav¨ªa sus versos purificados en la ultratumba. ¡°Yacen tus manos abiertas en la hierba¡±. Eran recuerdos de un verano, de otros tiempos de belleza.
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