Efectos colaterales

En toda campa?a electoral siempre se producen efectos colaterales que, adem¨¢s, suelen ser los m¨¢s impresentables. En la larga campa?a audiovisual nacional que pacientemente soportamos ya se han producido varios. De momento, se confirma el incontrolable p¨¢nico esc¨¦nico del presidente Rajoy a debatir en vivo y en directo con los partidos emergentes, alegando sus escuderos argumentos tan poco veros¨ªmiles como: ¡°Somos un equipo y nos repartimos las tareas¡±. Lo que est¨¢ claro es que en ese reparto a Jorge Moragas, su jefe de campa?a, le ha tocado ser el presidente en la sombra de RTVE: cuando a Bert¨ªn Osborne se le ocurri¨® proponer a Pablo Iglesias para su programa, los del apparatchik popular le contestaron: ¡°Si llevamos a uno, hay que llevarlos a todos¡±. Horas despu¨¦s, anunciaron que ir¨ªan Mariano Rajoy y Pedro S¨¢nchez, el bipartidismo fet¨¦n.

Claro que los mayores da?os colaterales se los infligieron al alim¨®n Alfonso Rojo y Juan Carlos Monedero. El periodista, por hablar de los ¡°tontos in¨²tiles¡± que firmaron el manifiesto en favor de una televisi¨®n p¨²blica independiente y plural, entre los que cabe citar al juez Pedraz, Amaral, P¨¦rez-Reverte, Savater, Mu?oz Molina o Jos¨¦ Sacrist¨¢n, entre otros. Al parecer, reivindicar el juego limpio en RTVE es una in¨²til tonter¨ªa.

El profesor universitario, por su parte, demostr¨® su vulgar torpeza en un acto de la revista sat¨ªrica Mongolia, al parodiar a Albert Rivera con gestos propios de quien se mete una raya de coca¨ªna. Lo que no sabemos es si en el caso de asistir a un velatorio har¨ªa de pla?idera. Polit¨®logo hubo que en Las ma?anas de Cuatro explic¨® que los pol¨ªticos tienen que saber encajar las burlas. Tendr¨¢n que saber encajar y rebatir, si pueden, las cr¨ªticas a sus planteamientos. El resto es pura mezquindad.