Zona de confort
Rajoy estuvo tan a gusto con Bert¨ªn que hasta admiti¨® que durante la crisis no explic¨® nada o lo explic¨® mal, pero todo result¨® muy l¨®gico, lo normal
Lo primero que le dijo Bert¨ªn Osborne a Mariano Rajoy, cuando entr¨® en su casa con una botella de Albari?o, fue que una vez bebiendo ese vino casi le vomita encima a Fraga. Estaba claro que eso a Mariano no le iba a pasar. Nos quedamos con las ganas de saber la historia, porque el anfitri¨®n, esta vez, no consigui¨® que la cosa fuera de chistes y codazos c¨®mplices. El presidente casi le durmi¨® en el sal¨®n de su propia casa. "Hay buena temperatura", dijo al entrar, y se quit¨® la chaqueta. Se sinti¨® de inmediato en su zona de confort, un t¨¦rmino psicol¨®gico que se suele utilizar para decir a alguien que salga de ella, azuzarle para que no se acomode en su burbuja y arriesgue un poquito. Rajoy de ah¨ª no se mueve, por eso s¨ª va a casa de Bert¨ªn, o al hogar del pensionista de Olmedo. Para las cosas raras manda a Soraya, que baila y monta en globo. Es como el poli aburrido y el poli gracioso:
¨C?Soraya maja, me dicen aqu¨ª los asesores que esta semana te toca hacer guerra de bolas de pintura.
¨C Mariano, me viene fatal, acabo de salir de la peluquer¨ªa. ?No se puede hacer otra sesi¨®n de fotos de mujer fatal?
¨C No te metas en mi terreno, para presidente fatal ya estoy yo.
Rajoy ahond¨® en casa Osborne en lo que mejor le sale, el despiste. Descubrimos que es capaz de estar solo en un gimnasio con Obama y enterarse a los quince minutos y que una vez hasta le birlaron un d¨¦cimo premiado del gordo de Navidad. Bert¨ªn tampoco se hab¨ªa enterado de que hay AVE a Le¨®n, o eso quer¨ªa hacer creer al espectador: "?Pero qu¨¦ me est¨¢s contando? Joder, joder". Una de sus frases favoritas para crear tensi¨®n dram¨¢tica. Pero nada. Ten¨ªa que exagerar las emociones porque aquello era m¨¢s mon¨®tono que la carta de ajuste. "?Hay algo que te gustar¨ªa que la gente descubriera hoy de ti?", le pregunt¨®. "Que me conozcan m¨¢s". Era para salir corriendo.
Bert¨ªn se aplic¨® a fondo y se tir¨® a lo familiar. Lo que pas¨® es que hablaron mucho de difuntos y cosas tristes, y aquello no despegaba. Pero lo cierto es que no hubo grandes momentos de verg¨¹enza ajena, que no es poco en estos tiempos televisivos, salvo en los embarazosos momentos musicales del programa. Rajoy result¨® un tipo sereno y razonable. Lo normal. Como un amigo de tus padres con el que compartes una conversaci¨®n pl¨¢cida e intrascendente en una mesa esquinada de una boda. En la esquinita de abajo de la tele pon¨ªa "+7", el l¨ªmite de edad autorizado, pero lo pod¨ªa ver un beb¨¦, que adem¨¢s hubiera ca¨ªdo redondo.
Rajoy no decepcion¨® porque dej¨® caer esas frases suyas de maestro de la obviedad y el retru¨¦cano involuntario: "He conocido Espa?a, por eso me siento espa?ol"; "No he sido de muchas novias, he sido de lo que me dejaran"; "Tengo una tendencia que me reprocha todo el mundo de no ir a ning¨²n sitio"; "Espa?a es un pa¨ªs donde hay muy buena gente. Un pa¨ªs de primera divisi¨®n"; "Yo he estado en China, co?o". "Para m¨ª ser presidente de mi pa¨ªs es la pera". Su interlocutor asent¨ªa y siempre estaba "completamente de acuerdo". Por cierto, que siempre queda esa sensaci¨®n rara de por qu¨¦ demonios Bert¨ªn conoce a todo el mundo y qu¨¦ pinta en todos los saraos. Va con el hermano de Rajoy en el s¨¦quito del Real Madrid a Munich y cena el otro d¨ªa con el exalcalde de La Coru?a.
Rajoy habl¨® bien de Felipe Gonz¨¢lez, se lleva bien con Zapatero, dijo que Rubalcaba es un se?or. Lo normal, siempre lo normal, nada le altera. El confort tuvo el efecto bals¨¢mico de relajar a Rajoy y al final confes¨® a Bert¨ªn algo que nunca le habr¨ªa dicho a un periodista, porque all¨ª no les o¨ªa nadie. Se sincer¨® sobre los momentos m¨¢s duros de la crisis: "Los primeros tiempos en el Gobierno yo no explicaba nada. Seguramente me explicaba mal, ni me expliqu¨¦. Ten¨ªa mil l¨ªos". Habl¨® de "momentos enormemente duros, muchos, much¨ªsimos" al borde del rescate. "Aquella ¨¦poca fue espantosa", concluy¨®, pero no hab¨ªa alternativa, ¨¦l solo hizo lo normal, lo que hubiera hecho cualquiera. Contar lo jodido y cansado de gobernar, buscando la comprensi¨®n, ha sido el mensaje clave de campa?a que Rajoy ha colado en un ambiente hogare?o, donde todo se entiende.
Cuando acab¨® el momento tresillo y pasaron a la cocina el l¨ªder del PP estuvo m¨¢s gracioso, a¨²n m¨¢s distra¨ªdo. Y tambi¨¦n tuvo retranca que le pusieran a jugar con el Bar?a en el futbol¨ªn. La actividad l¨²dica elegida era previsible, aunque uno pod¨ªa esperarse algo tan inocente que ya te lo imaginabas con Bert¨ªn mirando a los nabucodonosorcitos en una maceta, como Epi y Blas. "Eres exactamente como me esperaba que fueras", concluy¨® Bert¨ªn. Los nabucodonosorcitos, criaturas min¨²sculas y atolondradas, dice Wikipedia, a menudo, ten¨ªan que afrontar dif¨ªciles decisiones como ir al zoo en menos de tres d¨ªas, salir de una habitaci¨®n o colgar un cuadro en la pared. Pero viv¨ªan felices en su zona de confort y al final todo sal¨ªa bien, salvo alguna cosa.
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