El cine ecuatoriano en un clic
La Cinemateca Nacional tiene la meta de digitalizar casi cien a?os de documentos f¨ªlmicos del pa¨ªs: desde 1906 hasta 2000
La historia del cine en Ecuador empieza de la mano de un barbero italiano que lleg¨® al pa¨ªs a principios del siglo XX: Carlo Valenti Sori¨¦. Antes de gastarse todos sus ahorros en un aparato?Lumi¨¨re, ten¨ªa una barber¨ªa en el centro de la Ciudad de Guatemala.?Valenti dej¨® su oficio porque estaba convencido de que el cinemat¨®grafo atraer¨ªa al p¨²blico e inici¨® una gira que lo llev¨® al puerto de Guayaquil en mayo de 1906, en donde con ayuda del c¨ªrculo de italianos en la ciudad exhibi¨® una pel¨ªcula sobre las Fiestas de la Minerva en Guatemala.
Lo m¨¢s importante de la estancia del exbarbero en Ecuador fueron las im¨¢genes cinematogr¨¢ficas que captur¨® y convirti¨® en pel¨ªculas:?La procesi¨®n de Corpus en Guayaquil, Amago de incendio y Ejercicios del Cuerpo de Bomberos. Las?¡°vistas en movimiento¡±, que ya cautivaban al p¨²blico en Europa, empezaron su andar en el pa¨ªs.
La Cinemateca Nacional de Ecuador est¨¢ poco a poco completando los cap¨ªtulos del cine ecuatoriano.?Detr¨¢s de la plataforma digital¡ª estrenada en noviembre¡ª, hay 30 a?os de investigaci¨®n, como cuenta su directora, Wilma Granda. ¡°Fue una sorpresa descubrir que desde 1906 se hizo cine en el pa¨ªs¡±, dice la investigadora.
Por ahora, la plataforma tiene en l¨ªnea un centenar de pel¨ªculas ecuatorianas que han recuperado de colecciones particulares y un vasto archivo documental que permite entender el momento hist¨®rico que rode¨® los registros f¨ªlmicos, como la?an¨¦cdota?que cuenta el?impacto que tuvo el cinemat¨®grafo en los terratenientes y hacendados de Quito, vinculados al poder del clero, que prohib¨ªan a las se?oritas de bien asistir a las funciones. ¡°Se dec¨ªa que hab¨ªa que separar a los hombres de las mujeres con una soga, para que no haya perdici¨®n¡±, cuenta Granda.
Pero el cine ecuatoriano tuvo la fortuna de nacer bajo el amparo de la Revoluci¨®n Liberal, y creci¨® tan r¨¢pido que para 1910 ya hab¨ªa una empresa nacional que produc¨ªa filmes locales: Ambos Mundos. Tras la muerte del presidente Eloy Alfaro hubo un apag¨®n que dur¨® hasta 1921, cuando se empez¨® a reivindicar el legado del general. En los a?os 20, ya fuera de la satanizaci¨®n del cine, hubo una explosi¨®n de registros de la vida ecuatoriana: la llegada de barcos extranjeros, las fiestas nacionales, toros, compa?¨ªas teatrales¡
Uno de los cineastas que m¨¢s document¨® la cotidianidad del pa¨ªs fue Miguel ?ngel ?lvarez, un hacendado que hizo filmaciones hist¨®ricas, como la llegada del primer avi¨®n a Quito. ¡°Tenemos una filmaci¨®n hecha en el Itchimbia (una de las lomas que rodean Quito), la gente est¨¢ super elegante y algunos se suben a los ¨¢rboles m¨¢s altos para mirar el avi¨®n¡±, cuenta la directora de la Cinemateca. En la d¨¦cada de los 20 tambi¨¦n hay trabajos de ficci¨®n, como el de Augusto San Miguel que trata el problema de la hacienda y el maltrato a los ind¨ªgenas.
La memoria f¨ªlmica del pa¨ªs se ha reconstruido gracias a la generosidad de las familias y otros depositarios de los cineastas que han donado 4.000 registros a la Cinemateca Nacional. Todos los documentos reposan en una b¨®veda climatizada que tienen desde 2014 y poco a poco se est¨¢n escaneando las cintas para colocarlas en la plataforma digital.
¡°La democratizaci¨®n de los fondos un proyecto politico y filosofico¡±, dice Granda y a?ade que antes digitalizaban las pel¨ªculas artesanalmente (filmando directamente la proyecci¨®n) pero ahora lo hacen con un film scanner donado por el Consejo Nacional de Cine.
El proyecto final de la Cinemateca tiene como meta poner en l¨ªnea todas los registros f¨ªlmicos que se han hecho en Ecuador hasta el a?o 2000 e incentivar a los investigadores a hurgar en la memoria del pa¨ªs. ¡°El inter¨¦s fundamental es generar una especie de cantera, que les diga a los j¨®venes que aqu¨ª hay fuentes de investigaci¨®n que no est¨¢n acotadas, que aqu¨ª hay temas y maravillas para investigar, para redescubrir realidades que no est¨¢n dichas¡±, explica Wilma Granda.
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