El jilguero, el c¨®ndor y el ¨¢guila encubierta
¡®Tejas Verdes¡¯, de Ferm¨ªn Cabal, engancha, aventa conciencias agostadas y hace justicia po¨¦tica con las v¨ªctimas de Pinochet
Fue un milagro que Salvador Allende alcanzara la presidencia de Chile, en 1970. El presidente Nixon y Henry Kissinger, su consejero de Seguridad Nacional, ordenaron a Richard Helms, director de la CIA, que lo impidiera. Los Estados Unidos ya hab¨ªan financiado encubiertamente m¨¢s de la mitad del coste de la campa?a de las presidenciales de 1964 del candidato Dem¨®crata Cristiano. En las siguientes, pagaron a periodistas individuales y a medios de comunicaci¨®n influyentes, como El Mercurio, para que desprestigiaran a la candidatura de Unidad Popular, formaran una opini¨®n p¨²blica proclive a otros partidos y crearan un clima anti-Allende. Una vez la izquierda gan¨® las elecciones, la CIA contact¨® con grupos de conspiradores, para promover un golpe militar, pero el asesinato del comandante en jefe del Ej¨¦rcito, Ren¨¦ Schneider, por uno de tales grupos, acab¨® consolidando el respaldo de Allende.
TEJAS VERDES
Autor y director: Ferm¨ªn Cabal. Int¨¦rpretes: Mar¨ªa Segalerva, Nagore Germes, Isabel Torrevejano y Mar¨ªa Felices. Madrid. Sala Nueve Norte, los s¨¢bados a las 19.00 y 21.30.
Estrenada en el Gate Theatre de Londres antes que en Madrid, Tejas Verdes, de Ferm¨ªn Cabal, arranca en 1998 (cuando el juez Baltasar Garz¨®n curs¨® al Gobierno del Reino Unido solicitud de extradici¨®n del general Pinochet), para retroceder enseguida a los primeros d¨ªas del golpe de Estado de 1973, cuando la Junta Militar que derroc¨® a Allende comenz¨® a secuestrar, torturar y asesinar a ciudadanos de izquierdas. El autor leon¨¦s le ha dado un par de vueltas de tuerca a su texto original, compuesto por seis testimonios contundentes que, dialogados en su nueva versi¨®n, resultan m¨¢s ¨¢giles y expresivos.
Adem¨¢s, varios documentales proyectados ponen los hechos en el contexto internacional e ilustran el asalto rebelde al Palacio de la Moneda. Tejas Verdes es una mixtura muy afortunada entre teatro dram¨¢tico y teatro documento. Sus personajes son un resumen de otros muchos: lo que Colorina (llamada as¨ª por su ligereza de jilguerillo) testimonia es un compendio de lo que les sucedi¨® a militantes y simpatizantes de izquierdas, y a familiares y seres queridos suyos que de nada pudieron informar porque nada sab¨ªan. Atravesada por r¨¢fagas de humor y de emoci¨®n, puesta en escena con sencillez, limpieza y criterio pl¨¢stico por su propio autor y muy bien interpretada, la funci¨®n engancha, aventa las conciencias agostadas y hace justicia po¨¦tica.
No teman el serm¨®n para convencidos: no lo hay. Un par de canciones en vivo limpian el o¨ªdo y lo preparan para la siguiente cata dram¨¢tica. Nagore Germes Alfaro encarna con donaire el alma alegre de la protagonista y es, al mismo tiempo, una alegor¨ªa de los inocentes torturados en nombre de Dios y del libre mercado. Mar¨ªa Segalerva dota de magnetismo y fuerza a la figura ambigua de la delatora. Isabel Torrevejano delinea una m¨¦dica militar firme, seria, escrupulosa, terrible en su doblez. Mar¨ªa Felices compone eficazmente un personaje muy alejado de su joven edad. Tejas Verdes invita a reflexionar sobre el presente de aquel pasado: las dictaduras cayeron, pero la puesta en pr¨¢ctica del socialismo fue abortada con ¨¦xito y con m¨¦todos que siguen de actualidad.
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