La patota II
Ahora que est¨¢ tan de moda hacer segundas partes de pel¨ªculas de ¨¦xito, hay que recordar ese dicho popular, equivocado como tantos otros, de que segundas partes nunca fueron buenas. Aqu¨ª tenemos, por ejemplo, Nueve apellidos catalanes que en lo tocante a ¨¦xito de p¨²blico no va a la zaga de la primera entrega. Y salvando las oportunas distancias, ?qu¨¦ decir de El Padrino II?
Tampoco las nuevas versiones de antiguas pel¨ªculas triunfadoras tienen que ser peores que las originales, aunque hay casos de sobra para asegurar que as¨ª suele ser con harta frecuencia. En este sentido el cine espa?ol no ha sido especialmente afortunado. Pasar de la Morena Clara de Imperio Argentina a la de Lola Flores, o de La vida en un hilo, de Edgar Neville, a la que dirigi¨® Gerardo Vera, o del Atraco a las 3, de Forqu¨¦ a Atraco a las 3¡ y media, de Marchand, no ha sido precisamente acertado. Aunque sea un tema distinto, se pueden recordar las segundas (y terceras) versiones que en tiempos de la censura se hac¨ªan para la distribuci¨®n de coproducciones espa?olas en las que se luc¨ªan abiertamente los desnudos de algunas actrices, que en Espa?a no se pod¨ªan ver. Salvo que por accidente se les escapara una, como Las melanc¨®licas, que Moreno Alba rod¨® en 1971. Un error de la distribuci¨®n llev¨® a Santiago de Compostela la copia prevista para otros pa¨ªses, y se organizaron tales colas para verla, tal tumulto, incluso con autobuses especiales de ciudades colindantes, que las autoridades del R¨¦gimen se acercaron a ver de qu¨¦ se trataba. Y, claro, la prohibieron.
Sin llegar a esos extremos, se estrena ahora en Espa?a la pel¨ªcula argentina Paulina, de Santiago Mitre, cuyo t¨ªtulo original es La Patota (grupo de amigos, no el nombre de ninguna ramera como pod¨ªa imaginarse), que es una adaptaci¨®n de la pel¨ªcula de igual t¨ªtulo de 1960, en Espa?a titulada Ultraje. Se trata de una versi¨®n necesaria, no tanto porque la original no fuera estupenda en su momento, sino porque las normas sociales no permit¨ªan entonces ahondar en el ambiente social con la misma crudeza que lo hace esta, ni plantear siquiera la posibilidad del aborto. Tiene sentido actualizar el tema de La Patota, y as¨ª lo vienen recogiendo los premios obtenidos este a?o en Cannes, Chicago o San Sebasti¨¢n. No se trata del simple aprovechamiento de un ¨¦xito anterior, sino de una muestra m¨¢s de que las segundas partes pueden mejorar la primera acerc¨¢ndola a nuestro tiempo.
Babelia
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