La Ilustraci¨®n, arma contra el fanatismo
El historiador brit¨¢nico Anthony Pagden disecciona las claves de los ataques de los distintos fundamentalismos a la convivencia y reivindica los valores de la modernidad
La diana de los ataques extremistas es la Ilustraci¨®n. Y la mejor defensa es la propia Ilustraci¨®n. ¡°Por mucho que sus valores est¨¦n siendo atacados por elementos como los fundamentalistas estadounidenses y el islam radical ¡ªe incluso no tan radical¡ª, es decir, por la religi¨®n organizada, sigue siendo la fuerza intelectual y cultural dominante de Occidente. La Ilustraci¨®n sigue ofreciendo un arma contra el fanatismo¡±. Estas palabras del historiador brit¨¢nico Anthony Pagden, una de las voces m¨¢s prestigiosas que ayudan a descifrar el mundo contempor¨¢neo, llegan en un momento en que algunas fuerzas insisten en dinamitar la herencia del Siglo de las Luces.
El planeta se ha convertido en un campo de minas de miedos. El pen¨²ltimo objetivo fue hace un mes, de nuevo, Par¨ªs, la ciudad que vio nacer el proyecto de modernidad m¨¢s importante del mundo occidental: la Ilustraci¨®n. Los atentados del 13 de noviembre, con un saldo de 130 muertos y 350 heridos, llegaban menos de un a?o despu¨¦s del ataque, el 7 de enero, a la sede de la revista sat¨ªrica Charlie Hebdo, con 12 muertos.
Las reflexiones de Anthony Pagden, quien habla con EL PA?S por correo electr¨®nico, son como una matrioska: de cada respuesta surge otra pregunta. Profesor de Historia y Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad de California (UCLA), tras pasar por Oxford, Cambridge y Harvard, Pagden acaba de publicar La Ilustraci¨®n. Y por qu¨¦ sigue siendo importante para nosotros (Alianza). Es una continuaci¨®n de La Ilustraci¨®n y sus enemigos. Ensayos sobre los or¨ªgenes de la modernidad. Y complemento a su imprescindible Mundos en guerra. 2.500 a?os de conflictos entre Oriente y Occidente.
Un mundo, afirma Pagden, donde ¡°escapar de la religi¨®n como una forma de organizaci¨®n fue el paso verdaderamente original de la modernidad y de la Ilustraci¨®n. Y esto no va a cambiar¡±. ?C¨®mo explicar los valores de la Ilustraci¨®n a quienes no creen en ella, adem¨¢s del papel esencial de la raz¨®n como motor del desarrollo individual y colectivo? ¡°Es un proyecto importante y en incesante evoluci¨®n. Proporciona una imagen de un mundo capaz tanto de alcanzar cierto grado de universalidad como de liberarse de las restricciones de la clase de normas morales interesadas que ofrecen las comunidades religiosas y sus an¨¢logas ideolog¨ªas laicas: el comunismo, el fascismo y, ahora, incluso el comunitarismo¡±, asegura Pagden. Y agrega: ¡°Es importante, porque situ¨® lo individual, lo fr¨¢gil, lo mortal y lo imperfecto en el centro del cosmos. Sin la Ilustraci¨®n, los avances de la civilizaci¨®n occidental habr¨ªan sido quiz¨¢ no imposibles, pero, desde luego, muy lentos, desde la salud hasta Internet¡±.
No olvida el historiador algo que resulta com¨²n a todos: ¡°Est¨¢ lo que hoy llamamos empat¨ªa, la conciencia de la experiencia humana compartida y, por tanto, la posibilidad de la existencia de valores humanos comunes que no dependan de ninguna fe religiosa¡±.
Una religi¨®n primitiva
Varios aspectos de esas creencias m¨¢s que paz han sembrado zozobra. ¡°La religi¨®n tiende a impedir el desarrollo del intelecto, de la raz¨®n¡±, opina el autor. ¡°El islam es una religi¨®n primitiva. Quiero decir que, a diferencia del cristianismo, nunca se ha visto obligada a adaptar a las circunstancias de un mundo laico moderno lo que en realidad es un conjunto muy simple de creencias y mandatos a medida de las necesidades de un pueblo tribal del siglo VII. El islam nunca ha tenido que amoldarse, como el cristianismo, a los valores de la Ilustraci¨®n. Esto no lo hace intelectualmente inferior al cristianismo, que tambi¨¦n es bastante simple, o al juda¨ªsmo, pero s¨ª mucho m¨¢s agresivo cuando se ve amenazado por la modernidad¡±, a?ade
Mientras por un lado la Ilustraci¨®n es atacada, por otro se le pide que despliegue sus principios de universalidad y ciudadan¨ªa ante la ola de migraciones a Europa o las ayudas al resto del mundo. ¡°La ciudadan¨ªa siempre ha estado estrechamente ligada a las naciones¡±, recuerda Pagden. ¡°Con los nuevos inmigrantes que fluyen a Europa desde Oriente Pr¨®ximo y ?frica, el concepto de ciudadan¨ªa se ha vuelto a¨²n m¨¢s restringido. Sin embargo, sin las aspiraciones de universalismo que la Ilustraci¨®n formul¨® e inspir¨®, por las que ha sido denostada, no habr¨ªa cooperantes, ni M¨¦dicos Sin Fronteras, ni Corte Internacional de Justicia, ni Naciones Unidas, ni existir¨ªa el concepto de derechos humanos, y, en ¨²ltima instancia, tampoco la Uni¨®n Europea¡±.
No todo son luces; tambi¨¦n hay sombras. El precio ha sido un mundo dividido en Norte y Sur, cuyo desequilibrio en prosperidad y las guerras se achacan al intento de imponer los valores occidentales. ¡°La iron¨ªa es que, en este relato, los africanos y los indios, los sirios y los egipcios, han sido privados por completo de cualquier capacidad de actuaci¨®n propia y se han convertido en los instrumentos pasivos de las ideolog¨ªas occidentales y de las tecnolog¨ªas generadas en ¨²ltima instancia por el universalismo de la Ilustraci¨®n. Es lo que Finkielkraut llam¨® el etnocentrismo de la mala conciencia de Occidente¡±, responde.
Intentos de eclipsar un proyecto prodigioso de la humanidad, cuya crisis est¨¢ lejos de superarse, lamenta Pagden: ¡°Como dijo Kant, la Ilustraci¨®n es un proceso de continuo devenir. El error de todas las religiones monote¨ªstas es suponer que tiene que haber un fin inmutable decretado por Dios. Y no lo hay. Pero si bien esta clase de perfecci¨®n no existe, el progreso, desde luego, s¨ª¡±.
Ra¨ªces del conflicto
Lo que ha sucedido, sobre todo desde que termin¨® la invasi¨®n estadounidense de Irak, forma parte de ¡°la creciente hostilidad hacia un mundo al que se considera responsable del hecho de que los beneficios de la modernidad no se hayan distribuido equitativamente¡±, afirma Anthony Pagden.
El historiador recalca que "la mayor¨ªa de los terroristas que act¨²an en Europa son aut¨®ctonos, y muchos han estado en la c¨¢rcel, donde se han radicalizado. Han sido rechazados y marginados por un mundo que intentaron hacer suyo sin lograrlo. La reacci¨®n es echar la culpa de su situaci¨®n a Occidente".
El profesor encuentra diversos paralelismos en ese echar las culpas a otros. ¡°A escala internacional, es lo mismo que est¨¢ haciendo el ISIS [Estado Isl¨¢mico, en sus siglas en ingl¨¦s]. No cabe duda de que la situaci¨®n actual de Oriente Pr¨®ximo es consecuencia en gran medida de la desintegraci¨®n del Imperio otomano despu¨¦s de 1918, y del subsiguiente intento por los ¨¢rabes de importar las ideolog¨ªas occidentales, sobre todo el nacionalismo y el comunismo, a la regi¨®n¡±, concluye.
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