¡°Se visten de cultura muchas tonter¨ªas; ahora todo es famoseo¡±
Richard Ford vuelve a su personaje ic¨®nico, Frank Bascombe, en 'Francamente, Frank'
La persona que durante casi 30 a?os entreg¨® las llaves del sue?o americano, a trav¨¦s de la venta de casas, ahora constata que todo se lo ha llevado el viento. Se llama Frank Bascombe, de 68 a?os. Es uno de los personajes literarios contempor¨¢neos m¨¢s potentes, que genera gran complicidad entre los lectores gracias a tres novelas aplaudidas por p¨²blico y cr¨ªtica. Una criatura ir¨®nica, pasional, exitosa, que dice las cosas que muchos piensan pero no se atreven a decir en alto y que ahora ve c¨®mo se resquebraja todo. La clave la tiene su creador, Richard Ford, cuando confiesa con voz lac¨®nica: ¡°Quiero mucho a mi pa¨ªs, pero cada vez es m¨¢s dif¨ªcil quererlo¡±.
Esas grietas de sentimientos y sue?os son reflejadas en Francamente, Frank (Anagrama). Un libro encadenado en cuatro relatos que muestran el ecosistema emocional, social, pol¨ªtico, econ¨®mico y cultural de EE UU en medio de la llamada ¡°d¨¦cada perdida¡± por culpa de la burbuja inmobiliaria y otras falsas promesas. Todo sucede en el oto?o de 2012. El hurac¨¢n Sandy ha subido demasiado al norte y ha arrasado los sue?os de la costa de Nueva Jersey. Donde antes vivi¨® Bascombe. Donde, como agente inmobiliario, entreg¨® muchas llaves de felicidad. A eso se dedic¨® despu¨¦s de que fracasara como escritor y luego tuviera ¨¦xito como periodista deportivo. Ahora est¨¢ jubilado y sus tribulaciones no cesan.
El paso del hurac¨¢n confirm¨® que lo peor de la tragedia, de cualquier tragedia, no son los hechos en s¨ª, sino sus secuelas y la reapertura de heridas que la gente cre¨ªa sanadas. ¡°Quer¨ªa mostrar que m¨¢s all¨¢ del impacto de una calamidad hay que prestar m¨¢s atenci¨®n a lo que estas dejan en las personas, en el cambio s¨²bito a que se ve sometida su cotidianidad¡±, cuenta un Richard Ford (Jackson, 1944) en un par¨¦ntesis de su pendular conversaci¨®n, entre la risa y la seriedad, esparcida de frases en espa?ol como ¡°?Ahora vuelvo a vivir!¡±, tras recibir una taza de caf¨¦, en la Biblioteca Jaume Fuster, de Barcelona.
Quiero mucho a mi pa¨ªs [EE UU], pero cada vez es m¨¢s dif¨ªcil quererlo¡±
Richard Ford es un hombre cuyo an¨¢lisis caleidosc¨®pico de la realidad le hace ser optimista. La clase de autor que sabe que ¡°la tragedia y la comedia son dos caras de la misma moneda¡±. La clase de persona de la que un buen amigo suyo como el gran cuentista Raymond Carver no ten¨ªa reparos en afirmar que era el mejor escritor vivo de Estados Unidos.
Alto, elegante, de modales corteses y con voz de actor, Ford viste de negro de los pies al cuello a excepci¨®n de los cuadros azules y rojos que asoman de su jersey y de unos llamativos calcetines. Un escritor sencillo y poco impresionable, curado de espantos desde ni?o. Pas¨® la infancia en la misma calle, de Jackson, donde vivi¨® el escritor William Faulkner.
De la misma manera que no tiene inconveniente en reconocer cu¨¢l de sus libros es el favorito: Incendios. Lo dijo hace 20 a?os y lo confirma: ¡°Es un sentimiento de protecci¨®n, porque no solo fue mal entendido, sino duramente criticado¡±. Dice que escribieron cosas disparatadas y eso lo llev¨® a no leer las cr¨ªticas nunca m¨¢s. ¡°Mi esposa s¨ª las lee, y a veces me cuenta algo; pero me resultan indiferentes. Simplemente cuando son malas me rompen el coraz¨®n y si son buenas no me aportan nada¡±, asegura el autor de El periodista deportivo (1986), El d¨ªa de la independencia (1995) (Premios Pulitzer y Pen/Faulkner) y Acci¨®n de gracias (2006), la trilog¨ªa protagonizada por Bascombe. Ford asegura que los cr¨ªticos literarios no pasan por su mejor momento, por dos motivos centrales: ¡°Porque no les pagan bien y deben buscarse la vida y porque no est¨¢n bien preparados; y una es consecuencia de la otra. La mayor¨ªa de ellos no tiene criterio¡±.
Lamentos y esperanzas
Ese no es su principal lamento. ¡°Lo que es peor que triste es el descenso de la informaci¨®n cultural en la prensa y dem¨¢s medios. Se visten de cultura muchas tonter¨ªas: ahora todo es famoseo y espect¨¢culo, por eso una buena parte de las gente cree que el mundo se va a la mierda¡±, una idea que Ford remata con una frase en espa?ol: ¡°?No puede ser!¡±.
No todo son nubes borrascosas. El escritor admite que a¨²n hay apetito por ciertos libros. Y ¨¦l se siente un privilegiado de estar en ese grupo: ¡°Por eso no puedo ser pesimista. Ahora vendo m¨¢s libros que nunca¡±. Su pasi¨®n es escribir. ¡°No hay que ser inteligente, ni imaginativo; hay que creer que todo es importante como Ch¨¦jov o Cervantes. No intento ser mejor que ellos, solo quiero ser parte de la conversaci¨®n, y cualquiera que escriba debe hacerlo¡±.
La ¨²ltima mirada panor¨¢mica que ofrece Ford, a trav¨¦s de Bascombe, es la de un mundo de sobrevivientes emocionales, econ¨®micos, sociales y de salud. Como el mismo personaje que al verlo aqu¨ª lleva al lector a preguntarse: ?qu¨¦ hay detr¨¢s de las personas abiertamente felices? Y saltan unas palabras del libro: ¡°La vida es cuesti¨®n de administrar el dolor, y yo necesito mejorar la gesti¨®n del m¨ªo¡±. De ah¨ª que, despu¨¦s de 29 a?os de que Bascombe llegara para quedarse en la literatura, su creador -que lleva 45 a?os en el mundo literario- afirme que ¡°las emociones verdaderas no son convencionales¡±.
Obama y cuatro presidentes para Catalu?a
Aunque Frank Bascombe no es un ¨¢lter ego de Richard Ford, aqu¨ª parece tomar el lugar del escritor estadounidense. Los cuatro relatos de Francamente, Frank abordan grandes problemas de Estados Unidos y medio mundo: la corrupci¨®n, la violencia familiar y a las mujeres, el cambio clim¨¢tico, la crisis econ¨®mica, la crisis de identidad ante la imagen f¨ªsica, la amistad e incluso las huellas sentimentales de relaciones afectivas.
- ?Crees que Bascombe es como Donald Trump?, pregunta Ford, con cara seria y expectante, en referencia al aspirante a candidato republicano en EE UU.
- No.
- ?Creo que no!, dice aliviado entre risas el escritor.
- Pero Obama aparece, seg¨²n algunos, como responsable de los males descritos. ?Es eso realmente lo que se vive en su pa¨ªs?
- Es una situaci¨®n muy complicada. Anoche (por el lunes) estaba en una discusi¨®n sobre Catalu?a, y dec¨ªan que la situaci¨®n era tan rara que pod¨ªa llegar el momento en que iban a tener cuatro presidentes. Yo les dije que si vivieran en Estados Unidos ni se les pod¨ªa ocurrir hacer ese tipo de planteamientos. En mi pa¨ªs no piensas que influir¨¢s en el transcurso pol¨ªtico. Eso es algo completamente ajeno de la vida de EE UU. Nadie cree que su voto puede ser un instrumento para cambiar el curso del pa¨ªs. Hay un sentido de impotencia absoluto respecto al Gobierno.
- Pero el debate est¨¢ ah¨ª.
- La conversaci¨®n sobre el gobierno Obama, la burbuja econ¨®mica o el abuso de las mujeres es algo absurdo porque son pa¨ªses dirigidos por otras instancias. Esto est¨¢ relacionado con el hecho de que se produzcan actos terroristas en Estados Unidos, no tiene que ver con la religi¨®n. Tiene que ver con el consumo desfasado, con esas oligarqu¨ªas, de masas de riqueza incre¨ªble que deja a todo el mundo rezagado. Quiero mucho a mi pa¨ªs, pero cada vez es m¨¢s dif¨ªcil quererlo. Cuando ves a un loco como Trump que quiere convertirse en presidente es terrible. Es un criminal, un inmoral cuya posibilidad de que sea presidente es el absurdo total.
- ?Y los ataques terroristas?
- Esta gente est¨¢ destrozando todo. Tiene que ver con la econom¨ªa, no con la religi¨®n. Son criminales, gente malvada que lo que les motiva de verdad es la econom¨ªa.
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