Media humanidad (como poco)

Que dos supuestamente gloriosas democracias del mundo occidental m¨¢s avanzado como Reino Unido y Francia no permitieran el derecho al voto a las mujeres, ni a ser elegidas, hasta 1928 y 1944, respectivamente, deber¨ªa enervarnos hasta tal magnitud que la mejor consecuencia ser¨ªa sin duda un verdadero examen de conciencia. Y no ya sobre el pasado, sino sobre el presente. Media humanidad, como poco, quedaba al margen de las decisiones, y Sufragistas, pel¨ªcula brit¨¢nica compuesta en su mayor¨ªa por mujeres, nos escupe a la cara la verg¨¹enza. Con rabia, con delicadeza, con elegancia, con justicia, con verdad, con pasi¨®n. Porque a¨²n queda mucho por hacer. Sarah Gavron es la directora, Abi Morgan, reputada dramaturga, la guionista, mientras un grupo de sensacionales int¨¦rpretes, comandado por la siempre perfecta Carey Mulligan, pone rostro a aquellas mujeres con el valor suficiente para enfrentarse al peor de los malvados, y no de tebeo precisamente: el hombre que se cree superior.

Gavron y Morgan relatan el proceso de conversi¨®n ideol¨®gica y pol¨ªtica de una mujer com¨²n. ?Com¨²n? Aparentemente com¨²n, porque esas obreras del activismo lo arriesgaron todo hasta las ¨²ltimas consecuencias. Hasta el martirio, hasta la muerte, hasta perder a sus hijos. La imprescindible mano de obra de una revoluci¨®n que ten¨ªa sus caras brillantes, y necesarias, en mujeres que han pasado a la historia por sus discursos, y que desde luego se la jugaron, pero que necesitaban las imprescindibles acciones de las de abajo.

Con unos aditamentos formales excelentes, m¨²sica de Alexandre Desplat, fotograf¨ªa del barcelon¨¦s Eduard Grau, ya instalado con comodidad en el cine internacional, Sufragistas es algo m¨¢s que una pel¨ªcula; es la configuraci¨®n de una victoria sobrecogedora. La puesta en escena sin fisuras pero sin alardes de Gavron, entre los tonos amarillentos, de niebla f¨ªsica y tormenta moral de la foto de Grau, puede parecer algo fr¨ªa en algunos instantes, pero nunca llega a resquebrajarse por la emoci¨®n de la tem¨¢tica y las situaciones. Al que no se le hiele la sangre con las im¨¢genes finales documentales, tiene un problema.