Magia
Mecanismos perfectamente engrasados, las obras de Lozano-Hemmer asombran y divierten. El artista parece m¨¢s preocupado la ingenier¨ªa que por asuntos est¨¦ticos

El arte ha echado mano de la ciencia desde el comienzo. Baste pensar en la invenci¨®n de la perspectiva lineal en el Renacimiento. O en la aparici¨®n de la fotograf¨ªa. El v¨ªnculo entre el quehacer art¨ªstico y, en espec¨ªfico la tecnolog¨ªa, es tan estrecho que incluso ha habido momentos en que pod¨ªa parecer que eran la misma cosa.
Esta percepci¨®n que llev¨® a muchos artistas en los a?os sesenta a explorar a fondo las posibilidades de introducir materiales y t¨¦cnicas totalmente in¨¦ditas: desde efectos ¨®pticos hasta proyecciones de video, pasando por algoritmos, radares y toda clase de elaborados artilugios mec¨¢nicos. De ah¨ª viene la famosa escultura de Jean Tinguely, Homenaje a Nueva York, que consist¨ªa en una compleja maquinaria dise?ada para autodestruirse a s¨ª misma.
Con el tiempo, no obstante, se vio que no es lo mismo hacer una obra de arte que requiere de cierta tecnolog¨ªa (empezando, digamos, por el humilde pincel) que, por el contrario, emplear tecnolog¨ªa que necesita de una obra para existir. Lo que acaba pasando, por ejemplo, en numerosas piezas de arte cin¨¦tico, es que envejecen r¨¢pidamente, junto a su tecnolog¨ªa, digamos, rudimentaria. Y algo parecido le pasa al arte de Rafael Lozano-Hemmer: un artista que da la sensaci¨®n de estar mucho m¨¢s ocupado en resolver problemas de ingenier¨ªa que asuntos est¨¦ticos. As¨ª, sus obras, mecanismos de relojer¨ªa perfectamente aceitados, nos asombran y divierten, pero como lo har¨ªan los trucos de un mago.
La tecnolog¨ªa que utiliza el artista es demasiado apabullante como para que el mensaje, que sus obras buscan transmitir, llegue
Un ejemplo, tomado de su actual retrospectiva en el Museo Universitario Arte Contempor¨¢neo, podr¨ªa ser Tensi¨®n Superficial (1992): una pantalla de gran formato desde la cual un ojo gigantesco sigue con insistencia los pasos del p¨²blico. Algo, por cierto, que saben bien los pintores de retratos, pero que aqu¨ª cobra una dimensi¨®n mucho m¨¢s aparatosa que despierta en autom¨¢tico el ¨¢nimo de juego en todos los visitantes, que avanzan, retroceden, suben, bajan, retando a la mirada que no puede sino acompa?arlos. La palabra, desde luego, es espectacular. Y no mucho m¨¢s: la tecnolog¨ªa que utiliza el artista es demasiado apabullante como para que el mensaje, que sus obras buscan transmitir, llegue hasta el espectador (en este caso, una disertaci¨®n sobre la vigilancia y el uso de tecnolog¨ªas de control, su tema predilecto).
El problema de esta estrategia creativa (donde, seg¨²n se dice en una hoja de sala, "la tecnolog¨ªa no es un instrumento o herramienta, sino una forma inevitable de determinaci¨®n de subjetividad y sociabilidad") es que se acerca peligrosamente al modo de operar de los parques de diversiones. No por nada, son los ni?os los que a todas luces m¨¢s disfrutan de la exposici¨®n.
El problema de esta estrategia creativa es que se acerca peligrosamente al modo de operar de los parques de diversiones.
Pensemos en Almac¨¦n de corazonadas (2006), una obra que consiste en cientos de focos que se encienden y se apagan al ritmo que dicta el coraz¨®n del espectador, que previamente ha dejado sentir su pulso en un dispositivo conectado a un sensor de frecuencia card¨ªaca y a un controlador de voltaje que emiten la se?al necesaria para darle vida a las luces. La palabra, ahora, es interacci¨®n: la idea es que el p¨²blico participe (como si fuera un plus, y no lo que cualquier obra demanda del espectador: que se involucre), que no se contente solo con mirar, que sea parte de algo importante (de algo m¨¢gico). Definitivamente, una atracci¨®n perfecta para estas vacaciones.
Pseudomatismos, primera exposici¨®n monogr¨¢fica de Rafael Lozano-Hemmer en M¨¦xico, MUAC, Insurgentes Sur 3000, Centro Cultural Universitario, Ciudad de M¨¦xico. Abierta hasta abril de 2016.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.