La Irlanda (verso a verso) de Yeats
Paseo por los lugares clave del Nobel en el 150? aniversario de su nacimiento
"Cuando Dios hizo el tiempo hizo suficiente", reza un dicho irland¨¦s. No obstante, incluso para la flema isle?a, el minutero del a?o que se acaba parece haberse quedado corto. Al menos para conmemorar el 150? aniversario del nacimiento del poeta William B. Yeats (1865-1939). Prueba de ello es la pasi¨®n con la que isle?os y fieles seguidores del Premio Nobel de Literatura de 1923 apuran los ¨²ltimos compases del a?o para acercarse al Yeats County, en la costa oeste de Irlanda, all¨ª donde el bardo hall¨® su inspiraci¨®n.
Pese a nacer en Dubl¨ªn un 13 de junio de 1865, no fue en la capital irlandesa donde Yeats encontr¨® los mimbres que forjaron su universo po¨¦tico, mixtura de mitolog¨ªa celta, neoplatonismo, pasiones ocultistas y paisaje local. Ese yunque evocador fue el condado de Sligo, all¨ª donde pas¨® su infancia y adolescencia. Y donde descansa en su tumba, a los pies de la monta?a Ben Bulben.
Sligo: patria chica
No hay duda, el kil¨®metro 0 del recorrido vital y literario de Yeats es la ciudad de Sligo. La mirada turbadora del poeta espera al girar cada esquina. Literalmente. Pese al fr¨ªo de la ma?ana, John se esmera en perfilar el retrato que hiciera del poeta a principios de a?o sobre el muro encalado de un pub. "La lluvia lo hab¨ªa deslucido, as¨ª que voy a darle un poco de lustre", explica, sin despegar la vista de su obra. Los versos de Yeats del poema Una canci¨®n para beber se desparraman negro sobre blanco: "El vino entra en la boca, y el amor entra en los ojos;/ Esto es todo lo que en verdad conocemos/ antes de envejecer y morir". "?Un buen mensaje para los parroquianos de un pub, verdad?", pregunta con gesto socarr¨®n.
Poema y pintas
La poes¨ªa de Yeats y su aniversario tambi¨¦n han ido parejos a hectolitros de cerveza Guinness en el m¨ªtico pub Hargadons. "Todos los d¨ªas alguien ha le¨ªdo uno de sus poemas, el que quisiera, para honrar su memoria", explica tras la barra Declan, quien de ese carrusel de poes¨ªa tabernera destaca "la lectura ininterrumpida de sus versos, durante 12 horas, el 13 de junio".
Aferrado a una pinta, Rory O¡¯Connor, declama solemne El violinista de Dooney. A un paso del pub y de las tiendas de Sligo, donde suvenires de Yeats comparten escaparate con duendes leprechauns y cruces celtas made in China, su estatua se contornea con pose histri¨®nica frente a la Yeats Memorial Building, sancta sanctorum de la Yeats Society.
La ¨²ltima morada
Quiz¨¢ para no sentirse solo en el m¨¢s all¨¢ o por la belleza sobrenatural de la monta?a ¡ª"Donde el Ben Bulben se mezcla con el viento del mar", escribi¨®¡ª, fue en su falda donde Yeats eligi¨® la ubicaci¨®n para su tumba. Y all¨ª permanece, en el peque?o cementerio de Drumcliffe. "?Qui¨¦n dice el gu¨ªa que est¨¢ enterrado aqu¨ª?", pregunta en espa?ol una turista despistada que, junto a una docena de compatriotas baja del autob¨²s. El grupo no se detiene demasiado. Qui¨¦n sabe, quiz¨¢s leyeron en la l¨¢pida la ¨²ltima arenga que el bardo se hizo grabar como epitafio: "Fr¨ªos los ojos vuelve / a la muerte, a la vida./ ?No te pares, jinete!".
Lissadell house
Cerca del camposanto se encuentra Lissadell House, la casa se?orial donde creci¨® Constance Gore-Booth, la condesa Markievicz, amiga del alma de Yeats. Fue all¨ª donde junto a la hero¨ªna del Alzamiento de Pascua de 1916 y su hermana pas¨® el joven poeta serenas jornadas jugando al cricket o montando a caballo. "Lissadell, y la luz de anochecida:/ al sur abiertas las amplias ventanas, / en kimono de seda dos muchachas", recita con acento texano el gu¨ªa mientras retazos del oc¨¦ano se cuelan por los ventanales.
Rumbo a Inisfree
Al sur, las aguas lacustres del Lough Gill acogen un pedazo de tierra que Yeats hiciera famoso con sus versos: la islita de Innisfree. "A Innisfree me ir¨¦,/ yo me levantar¨¦ y all¨ª me ir¨¦,/ y construir¨¦ una peque?a caba?a,/ hecha de arcilla y ca?as", declama desde la proa George McGoldrick, capit¨¢n del barco Rose of Innisfree. Mientras el patr¨®n prosigue su recital, una pareja de turistas de Maine (EE?UU) desvela el porqu¨¦ de su traves¨ªa.
"Tenemos sangre irlandesa, as¨ª que, desde que vi¨¦ramos por primera vez la pel¨ªcula El hombre tranquilo, de John Ford, quisimos conocer el verdadero Innisfree, el lugar al que volv¨ªa John Wayne". De estar a bordo, el parlanch¨ªn Michaleen Flynn de la pel¨ªcula habr¨ªa descrito su belleza con una sola palabra: hom¨¦rica.
Aguas errantes en Glencar
Con The Stolen Child, uno de sus poemas m¨¢s c¨¦lebres, Yeats no solo hizo posible una deliciosa invocaci¨®n a las hadas en el lago Glencar ¡ª"Ac¨¦rcate, oh, ni?o humano,/ al agua y la naturaleza,/ con un hada, cogidos de la mano"¡ª, sino tambi¨¦n atraer hasta aqu¨ª a lectores de todo el mundo. Greig y Leone Thomson, dos turistas australianos, no quer¨ªan perderse este lugar por nada del mundo. "Nos pareci¨® fascinante aprovechar el A?o Yeats para recorrer los lugares que imaginamos al leer sus poemas. Y el lago y Glencar Waterfall eran dos paradas grabadas a fuego". Todo sea por, durante un instante de este a?o que se evapora, acercarse al "agua errante" que cae desde los cerros y se metamorfosea en la c¨¦lebre cascada.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.