Leer o no leer ¡®Pippi Calzaslargas¡¯
La reedici¨®n de la novela por el 70? aniversario del personaje renueva el debate sobre su ejemplo para los peque?os aficionados
¡°?Desde cu¨¢ndo los libros han de dar ejemplo?¡±, se pregunta Ellen Duthie ¡ªescritora y fil¨®sofa experta en literatura infantil¡ª en el pr¨®logo de Pippi Calzaslargas que acaba de reeditar Blackie Books para celebrar el 70? aniversario de este m¨ªtico personaje. La cuesti¨®n que se plantea Duthie no es insustancial. Ha propiciado innumerables debates cuando reflexionaba acerca de libros para adultos, pero, ?qu¨¦ ocurre con la literatura infantil y juvenil?, ?debe ser siempre aleccionadora, edificante e instructiva? En tal caso, ?dejar¨ªamos leer a nuestros hijos historias protagonizadas por una ni?a de nueve a?os, hu¨¦rfana de madre, con un padre pirata ¡ªes decir, ladr¨®n¡ª, que no va al colegio, vive con un mono y un caballo que es capaz de levantar con una sola mano, duerme las horas que quiere y desobedece e incluso reta a la autoridad representada por unos polic¨ªas con pinta de lelos? La respuesta parece obvia. Entonces, ?en qu¨¦ misterioso lugar radica el colosal ¨¦xito de esta ni?a sueca que nace justo en las postrimer¨ªas de la Segunda Guerra Mundial? ¡°Pippi es un canto a la autonom¨ªa, a la individualidad de cada ni?o, al derecho a la libre opini¨®n y se carga de un plumazo el argumentario del ¡®porque s¨ª¡¯ o ¡®porque yo mando¡±, sostiene Clara Porras, responsable de la librer¨ªa La Mar de Letras de Madrid.
La llegada a Espa?a
En Espa?a se conoci¨® a Pippi en 1962. La obra de Astrid Lindgren fue publicada bajo el nombre de Pippa Mediaslargas, pues tem¨ªan que se confundiera el nombre con el t¨¦rmino ¡°pip¨ª¡±. No fue hasta 1974, con el estreno de la famosa serie televisiva, cuando el personaje entr¨® a formar parte del imaginario de los ni?os espa?oles. ¡°Pippi se opone a todo lo que nosotros solemos entender por ¡®ni?o¡¯ aunque al mismo tiempo ha sido el personaje con el que m¨¢s se han identificado millones de peque?os. Algo est¨¢ pasando ah¨ª¡¡±, explica Alice Incontrada, responsable de la divisi¨®n infantil y juvenil de Blackie Books. Y quiz¨¢s lo que ah¨ª suceda tenga que ver con una lectura torcida de los roles familiares tradicionales y con una subversi¨®n de la pedagog¨ªa m¨¢s convencional. Los adultos en el mundo de Pippi aparecen poco y, cuando lo hacen, quedan muy mal parados: ¡°Los adultos quedan retratados como gru?ones algunos, locos otros (el padre pirata) y el resto son autoritarios¡±, confirma el doctor Carles Lupresti, jefe del servicio de Psiquiatr¨ªa y Psicolog¨ªa del Hospital Quir¨®n de Barcelona.
Algunas cr¨ªticas provenientes del sector educativo sueco m¨¢s tradicional sosten¨ªan que el sufrimiento de Pippi era inapreciable y que los ni?os pod¨ªan llegar a creer que su vida iba a estar exenta de dolor. ¡°Es cierto que no est¨¢ la representaci¨®n materna, pero Lindgren aporta un punto de vista de la infancia m¨¢s independiente, imaginativo y responsable. Ante cualquier problema, el lema de Pippi era que todo ten¨ªa soluci¨®n¡±, afirma Lupresti. La pena no tambalea o desconsuela a Pippi, m¨¢s bien le supone una aut¨¦ntica liberaci¨®n con el dise?o de un mundo que pertenece a un orden muy distinto al infantil.
Todav¨ªa existen dos caracter¨ªsticas que hacen singular a este personaje. Por un lado, Pippi influy¨® enormemente en que Suecia se convirtiera en el primer pa¨ªs del mundo en prohibir el castigo f¨ªsico infantil en 1979. Eso es lo que se desprende de Si lo hubiera sabido... habr¨ªa nacido en Suecia, el documental filmado por Marion Cuerq en 2013. Lindgren traz¨® un personaje para el que la fuerza f¨ªsica de los otros no supon¨ªa una amenaza. Su superpoder le permit¨ªa levantar cualquier objeto o ser vivo. No en vano, ella era la ni?a m¨¢s fuerte del mundo. ¡°?Y si los ni?os tuvieran la misma fuerza y autonom¨ªa que los adultos? ?Ser¨ªan tratados del mismo modo? ?Y si la obediencia no fuera una virtud?¡±, parece cuestionarse Lindgren y trasladar a los lectores con las historias de Pippi. ¡°En este tiempo de hijos hiperprotegidos es buena cosa abrir la ventana de libertad que abre Pippi de par en par e incorporarla a la mochila emocional de lecturas de la infancia¡±, sugiere la librera de La Mar de Letras.
Un cuento que acab¨® en mito
Astrid Lindgren naci¨® en Vimmerby (Suecia) en 1907.
En 1941 cre¨® a Pippi Calzaslargas, pero el primer libro se public¨® en 1945.
Las historias de Pippi se desarrollan en una docena de libros.
El personaje ha sido adaptado para la televisi¨®n, con una serie que en los setenta llev¨® a Pippi a la fama planetaria.
Ha protagonizado tambi¨¦n una serie de animaci¨®n, varias pel¨ªculas y aparece en un videojuego.
La cuesti¨®n de g¨¦nero es el otro asunto medular. ¡°Con tantos personajes masculinos que sirven de modelo para las ni?as, aqu¨ª sucede lo contrario: Pippi es un espejo para los ni?os¡±, afirma Incontrada. Sin darse cuenta, Pippi arroja sensatez a cuestiones que los adultos complican sucesivamente. A la pelirroja no se le ocurre pensar que eso de ser ni?a sea algo tan distinto que ser ni?o.
El regalo de una madre a su hija enferma
El origen de Pippi Calzaslargas est¨¢ relacionado con una pulmon¨ªa. La que sufri¨® la hija de su autora. La enfermedad mantuvo a Karin ¡ªde siete a?os¡ª varios d¨ªas en cama. ¡°Cu¨¦ntame algo de una ni?a que se llame Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta Efraimsdotter L?ngstrumpf¡±, implor¨® la ni?a de pronto a su madre. As¨ª surgi¨® el nombre de Pippi por primera vez.
Tres a?os m¨¢s tarde, fue la propia Lindgren la que sufri¨® un esguince de tobillo. Su convalecencia se convirti¨® en el momento id¨®neo para transcribir las historias que hab¨ªa ido contando a Karin. Se trataba del mejor regalo de cumplea?os para una hija que estaba a punto de cumplir 10 a?os. Justo la edad con la que Pippi comienza sus locas aventuras.
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