La mujer del fin del mundo
La veterana Elza Soares firm¨® uno de los mejores discos brasile?os de 2015
¡°Te vas a arrepentir de levantarme la mano¡± canta Elza Soares en Maria da Vila Matilde, samba contra la violencia que sufren tantas mujeres. Con unos ochenta a?os no confesados, y problemas de columna, la carioca ha publicado un disco que hubiera firmado feliz cualquier joven cantante: A mulher do fim do mundo. Once canciones in¨¦ditas a las que ella ha puesto su voz ronca y algo rota. En la grabaci¨®n, producida por el baterista Guilherme Kastrup y con direcci¨®n art¨ªstica de Celso Sim y Romulo Fr¨®es, Elza est¨¢ acompa?ada por m¨²sicos de la escena independiente de S?o Paulo como los guitarristas Kiko Dinucci y Rodrigo Campos o el propio Fr¨®es. El resultado: samba noise, cavaco en rock and roll distorsionado, con los metales del grupo Bixiga para la sexualmente expl¨ªcita Para fuder o en Benedita, visi¨®n a trav¨¦s de un travesti de todo un submundo de crack y violencia.
A mulher do fim do mundo se abre a capella con un poema del modernista Oswald de Andrade musicado por Jos¨¦ Miguel Wisnik. Fue el profesor Wisnik quien dijo que para ella cantar era un parto en cada s¨ªlaba. En los a?os sesenta, Elza Soares llen¨® las p¨¢ginas de la prensa brasile?a por su tormentosa relaci¨®n con uno de los mayores futbolistas de la historia: Garrincha. Ofrecida por los medios al gran p¨²blico como la mujer de mala vida que le rob¨® el marido a su esposa (y alej¨® a un padre de sus hijas). Pero siempre fue valiente. No solo por atreverse a grabar discos osados como Del coxis hasta el pescuezo, con presencia de DJs y beat box, en el que denunciaba que la carne m¨¢s barata del mercado es la carne negra. Mujer herida, decidi¨® defenderse con todas sus fuerzas. Sobreponi¨¦ndose a los golpes f¨ªsicos y los que propina la miseria, y a la p¨¦rdida de varios hijos, para renacer cada vez. En 1997, con el t¨ªtulo de Cantando para no enloquecer, se public¨® la biograf¨ªa de esta mulata de ojos rasgados, admirada por Louis Armstrong, que ha ido moldeando su cuerpo a fuerza de mucha gimnasia, fisioterapia y repetidas visitas al quir¨®fano. Una caja de 12 CDs, Negra, re¨²ne m¨¢s de 20 ¨¢lbumes que grab¨® entre 1960 y 1988, adem¨¢s de rarezas recopiladas por el investigador Marcelo Fr¨®es.
Elza Soares naci¨® en una favela de R¨ªo de Janeiro. Y con 13 a?os ya era madre. Necesitaba dinero para poder alimentar a su hijo y se inscribi¨® en unos de los populares concursos de aspirantes a artista que organizaba la entonces poderosa Radio Tupi. Apareci¨® por los estudios de la emisora en R¨ªo de Janeiro, mal peinada y peor vestida, provocando las risas del p¨²blico. El programa lo presentaba Ary Barroso ¨Cel creador de la c¨¦lebre Aquarela do Brasil simultaneaba sus grandes composiciones con trabajos como locutor deportivo y animador radiof¨®nico-. Barroso no tuvo mejor idea que preguntarle a aquella chiquilla escu¨¢lida ¨Cpesaba 38 kilos- de qu¨¦ planeta ven¨ªa. ¡°Del planeta hambre¡±, contest¨® Elza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.