Del ni?o de Mieres a s¨ªmbolo de la canci¨®n de autor
V¨ªctor Manuel repasa su vida y su trayectoria en una autobiograf¨ªa
Sentado en el sof¨¢ de su oficina de Madrid, V¨ªctor Manuel (Mieres, 1947) transmite el mismo candor hablando sobre sus recuerdos, a los que califica de ¡°memorias descosidas¡±, que cuando se leen las p¨¢ginas de Antes de que sea tarde (Aguilar), su autobiograf¨ªa en la que, con prosa sencilla y cercana, repasa su vida al detalle, entremezclando vivencias de infancia y adolescencia con reflexiones sobre su larga e intensa trayectoria, que le ha llevado a ser una figura firme y simb¨®lica de la m¨²sica de autor en Espa?a, ese pa¨ªs al que le ha puesto banda sonora con algunas de sus canciones. ¡°No tuve una manera sistematizada de escribir¡±, comenta. ¡°Cada vez que me pasaba alguna cosilla o se me ocurr¨ªa algo lo met¨ªa en una carpeta del ordenador y lo llamaba memorias descosidas¡±.
Motivadas al ver c¨®mo su madre sufri¨® alzh¨¦imer, V¨ªctor Manuel empieza a coser sus memorias en Mieres del Camino, el pueblo asturiano donde naci¨® en plena Espa?a de la posguerra. ¡°La infancia es el pozo donde m¨¢s andas sacando agua toda la vida¡±, afirma. Hijo del ferroviario Jes¨²s y la comerciante Felicita, el m¨²sico bucea para relatar una infancia plena y alegre dentro de una familia humilde y campechana y marcada por su pandilla de amigos con los que era como un Tom Sawyer entre los fresnos y casta?os del r¨ªo Caudal. ¡°Viv¨ªa en un lugar id¨ªlico. Ten¨ªa una vida que recomendar¨ªa a todos los cr¨ªos, con una casa en la falda de una monta?a, detr¨¢s un prado inmenso y un bosque al lado con fruta para recoger cuando maduraba y orde?ar vacas. Era maravillosa¡±, recuerda el m¨²sico, al que los vecinos de Mieres todav¨ªa le mandan matanza y cosecha. Entre esas vivencias, la figura de su abuelo, al que le dedic¨® la canci¨®n El abuelo V¨ªctor, cobra especial importancia. ¡°Perteneci¨® a un mundo muy duro y dif¨ªcil de vivir. No s¨¦ cu¨¢ntos besos me habr¨¢ dado, pero no m¨¢s de dos. Nunca hablaba con ¨¦l ni me llevaba a los caballitos. Lo ¨²nico que me dijo de la canci¨®n fue que por qu¨¦ iba diciendo a todo el mundo que la abuela le escond¨ªa su tabaco¡±, confiesa con una sonrisa.
Ana Bel¨¦n, Sabina, Serrat... y Julio Iglesias
Un nombre que no para de repetirse en el libro es el de Ana Bel¨¦n. ¡°He compartido con ella 42 a?os, as¨ª que imag¨ªnate¡±, dice el cantautor. Cuenta cuando la conoci¨® a la vez que a Julio Iglesias, quien le asegur¨® al entonces joven V¨ªctor Manuel que se pensaba retirar de los escenarios cuando ganase su primer mill¨®n de pesetas. Tambi¨¦n se dejan ver en varias ocasiones Sabina y Serrat. ¡°Son maestros. Cada cosa que hacen hay que analizarla con el microscopio y ver c¨®mo han llegado a tanta sabidur¨ªa¡±, asegura. ¡°Nuestra generaci¨®n tiene algo de insumergible. Has pasado por tantos procesos, algunos maravillosos y otros ag¨®nicos, y siempre que nos juntamos hablamos que nos vemos como corchos. Es muy dif¨ªcil echarnos para abajo. De una manera y otra salimos¡±.
Sin la radio, no se puede explicar al joven que gast¨® sus primeras perras en comprar un single de Leny Escudero y que dej¨® todo por cantar. ¡°Al volver del colegio, todas las tardes a las seis, escuchaba en casa Discoman¨ªa de Ra¨²l Matas. Aparec¨ªan cantantes que cantaban de otra manera como los franceses o italianos¡±, relata. ¡°Lo que me llam¨® mucho la atenci¨®n es que se pod¨ªa cantar mal y no por ello dejabas de expresar sentimientos. No hac¨ªa falta tener una voz como la de Jos¨¦ Guardiola. Y cuando digo cantar mal me refiero a Charles Aznavour o Gilbert B¨¦caud¡±.
Las p¨¢ginas del libro est¨¢n repletas de momentos, como cuando estaba en orquestas de pueblo, hizo la mili o esa historia ya lejana en la que perteneci¨® a la conocida revoluci¨®n de los silbadores. ¡°Nos juntamos gente muy conocida como Serrat o Paco de Luc¨ªa y embestimos p¨²blicamente contra la SGAE. Nos dieron finalmente plenos derechos por nuestros silbidos en canciones¡±, explica. Un hecho que mostraba ya a un hombre comprometido con distintas causas, entre ellas, la de la libertad que ped¨ªa para su pa¨ªs. Le llegaron a apuntar con una pistola tras un concierto. ¡°Nunca pens¨¦ en irme de Espa?a. Tal vez era inconsciente porque no ol¨ªas el peligro¡±, asegura.
Llama la atenci¨®n la sinceridad con la que afronta parte de su carrera. Califica de discos p¨¦simos los grabados entre 1973 y 1978. ¡°No hay ninguna canci¨®n notable en ese periodo. Estaba muy mezcladas la m¨²sica y la pol¨ªtica. Algunas canciones eran inteligibles. Las llamaba de urgencia. Se quemaban a los dos meses¡±. Pero otras muchas, como La madre, La puerta de ?lcala, La planta 14, S¨®lo pienso en ti o Desde mi libertad, no pierden su fuego.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.