El videojuego del c¨¢ncer
Amy y Ryan Green narran c¨®mo vivieron la enfermedad de su peque?o Joel en la obra interactiva 'That dragon, cancer'
A Joel Green le encantaban las tortitas. Era fan de darle de comer a los patos. Conoc¨ªa cinco palabras: wah-wah, dah, bye-bye, muah, more. Cuando muri¨®, el 13 de marzo de 2014, ten¨ªa cinco a?os. Para llorar su muerte y honrar su recuerdo, sus padres han convertido la lucha de Joel contra la enfermedad en un videojuego: That dragon cancer, que sale a la venta el pr¨®ximo martes 12 de enero para PC y la consola Ouya. Ryan y Amy Green, padres del fallecido y codirectores junto a Josh Larson de la obra, han hablado en exclusiva con EL PA?S sobre su juego.
"Nos sorprendimos al descubrir que las cosas que ech¨¢bamos m¨¢s de menos de Joel no eran las que esper¨¢bamos. Eran los peque?os momentos mundanos, c¨®mo se sent¨ªa abrazarlo, por ejemplo. Nos dimos cuenta de que en una pel¨ªcula o en un libro la trama tiene que avanzar y esos momentos no pueden ser los protagonistas. Pero en un videojuego es el jugador el que elige el tiempo que dedica a cada escena. Por eso era el canal art¨ªstico perfecto para nosotros", explica Amy Green, madre de Joel y codirectora del proyecto.
That dragon cancer se divide en 12 cap¨ªtulos. El jugador comienza manejando un pato, uno de los que Joel alimentaba en el estanque con migas de pan. Al acercarse a la orilla, escucha a la familia. Otro de los hijos de la pareja ¡ªhan tenido cuatro: Caleb, Isaac, Joel y Elijah¡ª pregunta a los padres por qu¨¦ Joel, a pesar de tener dos a?os, solo es capaz de balbucir. Los Green explican que por la enfermedad (un c¨¢ncer at¨ªpico del sistema nervioso) y tratamiento que sufre Joel, se ha quedado atr¨¢s en su desarrollo mental. En otro de los episodios el jugador maneja a un Joel que vuela por el espacio sujeto a unos globos, mientras las c¨¦lulas cancer¨ªgenas, representadas como matojos de zarzas negras, los revientan. Inevitablemente, Joel acaba cayendo.
La vida de Joel
Joel Green nace el 12 de enero de 2009.
En 2010, le diagnostican un tumor at¨ªpico que obliga a una intervenci¨®n quir¨²rgica en el cerebro y seis semanas de radiaci¨®n.
Durante nueve meses, Joel recibe la quimioterapia m¨¢s fuerte disponible y su desarrollo mental queda congelado en el a?o y medio.
Joel padece nuevos tumores y los m¨¦dicos le diagnostican entre unas pocas semanas y cuatro meses de vida.
Lucha contra la enfermedad durante 27 meses y fallece el 13 de marzo de 2014.
Tambi¨¦n los hay duros, casi insoportables. En Deshidrataci¨®n se vive en primera persona la agon¨ªa que pas¨® Ryan Green en uno de sus m¨²ltiples d¨ªas de hospital, con Joel llorando y gritando sin parar mientras su padre piensa en lo impotente que se siente para ayudarle. "Es el primer episodio que hicimos. Fue una de las noches m¨¢s duras que pas¨¦ con Joel. En el juego dura unos cinco o 10 minutos. Nos ayud¨® a decidir que deb¨ªamos contar la historia por episodios, porque esa noche la sent¨ª como una experiencia completa, con su principio y su final". Todas las escenas tienen una duraci¨®n similar, pueden jugarse en el orden que se quiera y el punto de vista cambia de la primera persona de los presentes a una mirada flotante. Una omnisciencia para que el jugador, seg¨²n los creadores, pueda "tomar distancia" respecto a los protagonistas. Y los controles son extremadamente sencillos e intuitivos, porque los Green pretend¨ªan que alguien que jam¨¢s hubiera probado un videojuego pudiera jugar sin problemas con este.
El realismo m¨¢gico permea muchos momentos de That dragon cancer. Como cuando los Green presentan un videojuego dentro de su videojuego que convierte a su Joel en un h¨¦roe medieval que se enfrenta a un drag¨®n negro invencible: el c¨¢ncer. O cuando Joel habla, con la voz de su hermano Elijah, como si el tratamiento nunca hubiera sucedido y pudiera haber tenido un desarrollo como el de cualquier otro ni?o.
Tambi¨¦n los hay religiosos, especialmente hacia el final del juego, pues los Green son cristianos y "sent¨ªan" que no incluir sus creencias traicionaba el ejercicio de dolorosa honestidad que intentaban plasmar. "Quer¨ªamos retratar qui¨¦nes somos, pero no quer¨ªamos que el jugador hincara la rodilla. Por eso separamos el punto de vista, para mantener el respeto con aquellos jugadores que no compartan nuestra fe. Pero me encantar¨ªa vivir en un mundo donde la magia es posible. Esper¨¢bamos un milagro que salvara a Joel. Y creo que esa parte de m¨ª se ha da?ado. Parte... [silencio, solloza] parte de esa fe y ese idealismo se han da?ado. No tengo las respuestas y, honestamente, sigo luchando con esto", afirma Ryan Green.
Otro pesar que carga Ryan Green es que no pudo explicarle a su hijo el videojuego que estaban creando para ¨¦l. "Por desgracia, el desarrollo mental de Joel jam¨¢s super¨® los 18 meses. As¨ª que, aun con cinco a?os, segu¨ªa siendo como un ni?o de a?o y medio. Es algo que me angustia como padre. Me gustar¨ªa haber conocido mejor a Joel. S¨¦ lo que era amarlo, abrazarlo, hacerlo feliz. Pero no siento que haya llegado a saber cu¨¢les eran sus pensamientos. Y me apena mucho".
En el gran debate cultural que sigue coleando, son o no son los videojuegos arte, los Green y su That dragon cancer se alinean sin duda con el s¨ª. Ryan Green se refiere a "este arte" cuando habla de hacer videojuegos y apela a la experiencia humana para argumentarlo. "Cualquiera que es padre comprende la importancia del juego. Es uno de los lenguajes m¨¢s potentes, sino el mayor, para comunicarnos con los ni?os, con nuestros hijos. Para m¨ª no es menor a ning¨²n otro arte". Por eso That dragon cancer no ser¨¢ el ¨²nico juego de Numinous Games. Tras esta eleg¨ªa a su hijo, vendr¨¢n otras obras que explorar¨¢n tambi¨¦n "lo trascendental" a trav¨¦s de la empat¨ªa.
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