Entre la locura y la literatura
Hace dos meses, me encontr¨¦ de nuevo con un viejo amigo que gustaba de leer a poetas malditos y oscuros. Lo mir¨¦ un poco adormecido, como si alg¨²n viejo insomnio no le dejara dormir y su palabra sal¨ªa de sus labios con una pausa tal, que ten¨ªa el efecto de hacer que uno quisiera ir de inmediato por un peque?o descanso. Le pregunt¨¦ por qu¨¦ su deterioro, por qu¨¦ esas ojeras que pod¨ªan ser la envidia de un mapache orgulloso de su especie, y tras una pausa que m¨¢s parec¨ªa de pel¨ªcula de suspenso que otra cosa, sali¨® de su boca la pausada explicaci¨®n. Me dijo que hace un tiempo atr¨¢s estaba escribiendo, y que seguramente la locura, como a muchos genios literarios, tambi¨¦n tocaba a su puerta por las noches y que por esa misma raz¨®n, es que se estaba auto medicando. Me hablaba con mucha seriedad, y me dio un tanto de risa que creyera que por perder el sue?o por andar enamorado o ver pornograf¨ªa hasta altas horas de la madrugada, la p¨¦rdida de sue?o era el s¨ªntoma de una locura que lo guiar¨ªa a una genialidad literaria, y as¨ª el esp¨ªritu de Lautreamont y Rimbaud saldr¨ªan de la tumba para venir a coronar con laureles al iluso insomne. C¨®mo ten¨ªa un amigo que era director del hospital psiqui¨¢trico de la ciudad, le insinu¨¦ al futuro Rimbaud que lo mejor que pod¨ªa hacer era concertar un cita en el psiqui¨¢trico y que as¨ª supiera que tan cerca estaba de tocar la locura y seg¨²n ¨¦l, a la vez el genio. Accedi¨® a hacer la cita, pero m¨¢s que todo para tener documentado este episodio, cuando en el futuro, alguno de sus fans escribieron su biograf¨ªa. Llegamos y mi amigo el m¨¦dico le escuch¨® con mucha seriedad, pero yo sab¨ªa que luchaba por no tirarse al suelo y morir de risa. As¨ª que luego de escuchar, sac¨® el libro de Grasset, en el cual se ven casos de algunos genios literarios y comenz¨® por preguntarle:
-?Alguna vez te has encolerizado por ver que el agua permanezca quieta, como a Pascal?
-No
-?Te ha dado por creer que sos enviado de Dios en la tierra, como Saint-Simon?
-No
-?Has pensado que sos el personaje m¨¢s importante y m¨¢s interesante de la creaci¨®n, como lo cre¨ªa Gogol?
-Tampoco
-?Te ha sucedido que algo invisible te perturba de tal manera que te hace sentir dolor f¨ªsico, algo que no puedes ver pero est¨¢ frente a ti, c¨®mo le suced¨ªa a Dostoievsky?
-No
-?Has tenido tanto deseo de volar y te has lanzado de una altura de m¨¢s de 5 metros para satisfacer ese deseo, como lo hizo Tolstoi?
-En lo absoluto
-?Alguna vez has entrado a tu cuarto y te has visto sentado ah¨ª, frente a ti, como le pasaba a Maupassant?
-Eso es algo imposible
-?Has escrito alguna carta muy tierna al creador, y luego de intentar depositarla en alg¨²n templo y ver que ¨¦ste est¨¢ cerrado, crees que tu dios est¨¢ en contra tuya, c¨®mo lo pens¨® Rousseau?
-Para nada
-?Has pasado por alg¨²n r¨ªo y de pronto alg¨²n pez de los muchos que ah¨ª viven te ha invitado a seguirle para que tengas un encuentro mar¨ªtimo con la reina de Sab¨¢, c¨®mo le suced¨ªa a Nerval?
-Jam¨¢s
-?Te has quedado paralizado y de pronto has visto una llama en tu ojo izquierdo, y luego otra que llega a posarse en tu ojo derecho para ver todo del color del oro como lo ve¨ªa Flaubert?
-Absolutamente no
-?Te has metido en las alcantarillas y el las porquerizas para oler con placer los excrementos de animales y personas y eso te ha dado un placer delirante, como a Baudelaire?
-Ni que estuviera loco
Termin¨® la cita y luego cada qui¨¦n tom¨® su camino. De esa experiencia, nunca m¨¢s se volvi¨® a hablar. Pero hace poco me encontr¨¦ de nuevo con mi viejo amigo, y le mir¨¦ mejor, m¨¢s vivo y sus ojeras hab¨ªan desaparecido. No hab¨ªa dejado de escribir, y me coment¨® que gastaba su tiempo en la elaboraci¨®n de una antolog¨ªa de poetas cuerdos. Y muy dentro de m¨ª me sonre¨ª ?poetas cuerdos? Al parecer si el genio nunca le iba a alcanzar, la locura ya hab¨ªa metido el primer pie en la habitaci¨®n de su cabeza. ?Antolog¨ªa de poetas cuerdos? La locura tiene maneras extra?as de manifestarse.
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