Diagn¨®stico: muerte por cinismo

Una mujer sonr¨ªe al tel¨¦fono sentada en la camilla sobre la que hay un cad¨¢ver. Ella es Ledicia, ¨¦l es Quique y, en realidad, ambos est¨¢n muertos. Muertos en una especie de limbo del desencanto. Esta es la historia de Una pareja cualquiera despu¨¦s de la rutina y las mordidas de la convivencia, la primera obra de teatro del director de cine Miguel ?ngel Calvo Buttini (Tudela, 1962), que se encontr¨® con esta historia sin querer mientras le daba vueltas a una idea.

Sin terminar de ser redonda Una pareja cualquiera logra mantener la atenci¨®n durante los 75 minutos sobre el escenario del Teatro F¨ªgaro de Madrid, donde estar¨¢n los lunes y martes de enero. El salto de Buttini tiene algo de cinematogr¨¢fico, en las transiciones o la fotograf¨ªa, aunque ¨¦l tuvo claro desde un principio que era un texto m¨¢s teatral que de gran pantalla. ¡°Intent¨¦ darle aspectos visuales, trabajar con el tema de la elipsis¡­¡±. Sabe que probablemente todav¨ªa siga habiendo cambios: ¡°Es cuesti¨®n de ir viendo lo que funciona y lo que no a medida que la obra avanza. Y tambi¨¦n depende del p¨²blico¡±.

Ledicia funciona bajo la interpretaci¨®n de Anita del Rey (Alicante, 1985), a pesar de que el pasado lunes 11 de enero fuera su primer d¨ªa como el personaje bipolar e histri¨®nico que es la novia de Quique (I?aki Ardanaz en la realidad), fue lo mejor dentro de la obra, montada sobre un tr¨ªptico minimalista de un blanco nuclear refulgente. ¡°Empezamos a ensayar el d¨ªa 2 de enero, pero soy muy payasa, y actuar en los extremos es algo con lo que me siento muy a gusto¡±. Mientras grita, ama, miente, habla con acento argentino, se desdobla y r¨ªe en la obra, tambi¨¦n graba Acacias 38, la serie de Televisi¨®n Espa?ola. ¡°Es fant¨¢stico poder ser varios personajes en un mismo d¨ªa, estoy encantada de poder hacer lo que m¨¢s me gusta: jugar a ser algo que me queda muy lejos¡±.

Los personajes de esta obra, dentro de la normalidad de la ficci¨®n teatral, no quedan lejos de casi nadie. Un hombre y una mujer que se encuentran y se enamoran. Mudan sus cajas a una misma casa, duermen y se desvelan sobre una misma cama. Fotos, futuro, quiz¨¢s familia. De repente empieza la distancia, una mala respuesta y una mirada feroz. Entonces comienza la separaci¨®n, f¨ªsica y emocional aunque no de facto. Lo de siempre. En la pieza, las etapas de la relaci¨®n se suceden a trav¨¦s de salas de espera mientras un panel va marcando el n¨²mero de cada uno de los habit¨¢culos. Una cuenta atr¨¢s de la que saldr¨¢n si son capaces de recordar por qu¨¦ se enamoraron, solo entonces ser¨¢n libres.