El alma se serena

Velatorio del presidente del Rapid Sport Club. Miles de aficionados le cantan, pero nadie le llora. En Serenata para un pa¨ªs sin serenos,Llu?sa Cunill¨¦ y Paco Zarzoso, dramaturgos de L¡¯Hongaresa de Teatre, hacen la autopsia po¨¦tica de un hombre prominente, pr¨®digo en prestidigitaciones financieras. A trav¨¦s de di¨¢logos bernhardianos, hablan del finado su segunda esposa y su hijastro, encarnados por Lola L¨®pez y Miguel Segu¨ª, y un ramillete de secundarios (incluido un testaferro, presidente de una espectral cofrad¨ªa de serenos), a los que la violonchelista Aida Garc¨ªa presta voz a trav¨¦s de su instrumento.

A la calidad de la escritura y la buena factura, dentro de su modestia, de los espect¨¢culos de la compa?¨ªa valenciana, en esta ocasi¨®n cabe sumar la calidad de la composici¨®n musical, interpretada con hondura por la joven instrumentista, que con su violonchelo da a hijo y a madrastra r¨¦plicas cuyo sentido se desprende del color de la m¨²sica y de la respuesta recibida. En estos bien acordados di¨¢logos entre voz humana e instrumento, se acusa el salto entre el lenguaje musical, abstracto, y el naturalismo de la lengua hablada, salvo en un par de ocasiones, en una de las cuales Segu¨ª ensaya brevemente el recitativo cuasi oper¨ªstico, recurso que de emplearse m¨¢s ascender¨ªa dos escalones este espect¨¢culo tan sugerente.