Que viva Espa?a, manos arriba

En su reciente libro El verdadero autor de los Quijotes de Cervantes y de Avellaneda, el latinista Francisco Calero, catedr¨¢tico em¨¦rito de la UNED, sostiene sin peta?ear que el autor aut¨¦ntico de la magna novela fue Juan Luis Vives, de cuya obra ¨¦l es laborioso traductor al castellano. No menos hidalga e ingeniosa es la hip¨®tesis de Francis Carr, historiador brit¨¢nico, que en Who wrote Don Quixote? asevera que Alonso Quijano y Sancho son creaciones de su compatriota Francis Bacon, a quien ¨¦l considera tambi¨¦n autor de las comedias de Shakespeare.

Si eruditos que, ampar¨¢ndose en las lagunas que hay sobre las circunstancias en que se escribi¨® El Quijote, reasignan sin arrobo la autor¨ªa de la obra a un escritor desaparecido siete a?os antes del nacimiento de Cervantes o a un fil¨®sofo y cript¨®logo en lengua inglesa (confundiendo La Manchuela conquense con el canal de La Mancha), ?c¨®mo no han de tener los c¨®micos licencia para adaptar sus obras a la escena libremente y de la manera que consideren m¨¢s oportuna?

Con el ¨¦xito art¨ªstico de Siglo de Oro, siglo de ahora y de En un lugar del Quijote, la compa?¨ªa madrile?a Ron Lal¨¢ ya se hab¨ªa autorizado para jugar a placer con nuestros cl¨¢sicos auriseculares: sus refundiciones no son m¨¢s irreverentes hoy de lo que lo fueron en su d¨ªa las sesiones de la Academia de improvisaci¨®n po¨¦tica del Real Alc¨¢zar, en las que actores y autores escogidos (Quevedo y Calder¨®n entre ellos), dramatizaron sobre la marcha y de manera desenfadada temas graves, ante la Corte de Felipe IV.

En Cervantina, su nueva entrega, Ron Lal¨¢ pasa revista a novelas y entremeses del autor del Viaje del Parnaso, los entreteje con puntada r¨¢pida, les saca punta humor¨ªstica y los entrevera de canciones de nueva factura, compuestas seg¨²n patrones musicales de raigambre. Lo que mejor distingue al sexteto madrile?o (cinco actores, m¨¢s Yayo C¨¢ceres, su director, argentino de Corrientes) de otras compa?¨ªas c¨®mico sat¨ªricas es su versatilidad como compositores e int¨¦rpretes, pero tampoco pasa inadvertida su capacidad para entreverar el verso cervantino con el propio, bajo la direcci¨®n literaria del poeta ?lvaro Tato.

El cuerpo del espect¨¢culo lo constituyen tres novelas ejemplares (El celoso extreme?o, La gitanilla y Rinconete y Cortadillo) y un entrem¨¦s atribuido a Cervantes, El hospital de los locos, ¨¢gilmente enhebrados y punteados todos por composiciones logradas y bien traidas, entre las cuales la chispeante Mientras los conquistadores, donde se citan el joropo y el son jarocho; Qu¨¦ tierno y qu¨¦ goloso, donde la canci¨®n infantil confluye con el cupl¨¦ sical¨ªptico; los tanguillos de Preciosa, la rumba Como cantos rodaos o unos aires de sevillanas, alusivos a la actualidad, que concluyen: ¡°Nuestra cala?a/ viva que viva/ pues tiene a Espa?a/ manos arriba¡±.

El p¨²blico de una funci¨®n de entresemana disfrut¨® de veras y salud¨® el espect¨¢culo con merecido fervor.