Brecht y Galileo, dos genios transgresores en escena
Ernesto Caballero dirige la obra que escribi¨® el autor alem¨¢n sobre el astr¨®nomo italiano, intrepretado por Ramon Fontser¨¨
Dos genios transgresores, ambos exiliados y perseguidos, que lucharon contra las convenciones de su ¨¦poca. Dos rebeldes visionarios, comprometidos con el progreso y el bienestar social, Galileo Galilei y Bertolt Brecht. El padre de la astronom¨ªa y el revolucionario del teatro moderno comparten escenario para reflexionar sobre los avances cient¨ªficos y la ¨¦tica. Es una osad¨ªa en momentos oscuros que pagaron caro y por la que fueron perseguidos por los poderes establecidos.
Brecht (Augsburgo 1898-Berl¨ªn Oriental 1956) se sinti¨® identificado con Galileo (Pisa 1564- Florencia 1642). Eso le llev¨® a escribir Vida de Galileo, una de sus principales obras, todo un revulsivo dramat¨²rgico y vital que redact¨® en 1938, exiliado en Dinamarca, donde se instal¨® tras haber huido de la Alemania nazi cinco a?os antes, cuando Hitler lleg¨® al poder.
De las tres versiones de la obra, Ernesto Caballero, director del Centro Dram¨¢tico Nacional (Madrid), se ha centrado en la ¨²ltima que realiz¨® el dramaturgo, muy influido entonces por los acontecimientos b¨¦licos, en especial por el uso de la bomba at¨®mica, para levantar uno de los montajes m¨¢s esperados de la temporada teatral madrile?a. Se estrena el viernes en el Teatro Valle-Incl¨¢n, donde permanecer¨¢ hasta el 20 de marzo.
Protagonizada por Ramon Fontser¨¨, el ic¨®nico actor de Els Joglars, Vida de Galileo recrea los ¨²ltimos a?os de madurez del cient¨ªfico italiano, cuando demostr¨® que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol, un hallazgo contrario a las tesis de la Iglesia Cat¨®lica. Por ese descubrimiento fue condenado a muerte, sentencia que se conmut¨® tras retractarse de sus ideas.
Sencillez y belleza
Catorce actores en escena encarnan esos a?os convulsos y oscuros en un escenario redondo, que gira lentamente mientras los espectadores contemplan y arropan de alguna manera la lucha de un hombre tenaz e ingenuo, que lo dej¨® todo para centrarse en la investigaci¨®n cient¨ªfica. Resulta una puesta en escena muy sencilla, de gran belleza y delicadeza, con toda la atenci¨®n centrada en los personajes.
Brecht es el primero en salir a escena. Con sus gafas redondas de pasta negra y un caracter¨ªstico largo abrigo de cuero, tambi¨¦n negro, Ramon Fontser¨¨ interroga a unos supuestos actores que se disponen a representar Vida de Galileo.
¡ª?Y quien hace de Galileo?¡ª pregunta el dramaturgo.
¡ªUn actor que se llama Ramon Fontser¨¨.
¡ªRamon, ven a escena.
¡ª?D¨®nde est¨¢? No s¨¦, no aparece.
¡ªYo soy Galileo¡ª proclama Brecht, quien, tras quitarse gafas y abrigo, descubre a un matem¨¢tico que est¨¢ obsesionado con los astros.
No es un Galileo rom¨¢ntico ni un enamorado de las estrellas; es un f¨ªsico que busca la verdad emp¨ªrica en un tiempo de creencias religiosas.
¡°Brecht es el Galileo del teatro contempor¨¢neo, el que rompe el lugar de comodidad de actores, directores y espectadores, el que proclama la po¨¦tica de la comunicaci¨®n en escena, el gran innovador de la dramaturgia contempor¨¢nea, obsesionado como el astr¨®nomo italiano con el proceso cient¨ªfico como factor de progreso social¡±, explica Caballero, tras un primer ensayo completo en el Valle-Incl¨¢n, donde no falta la m¨²sica original que se cantar¨¢ e interpretar¨¢ en directo.
Es la primera vez que Fontser¨¨ se pone a las ¨®rdenes de Caballero. ¡°Soy un privilegiado porque lo que hago me divierte. No me importar¨ªa volver a hacer ahora otra vez la obra, eso s¨ª, despu¨¦s de comer. Tengo una sensaci¨®n muy placentera¡±, aseguraba el actor ya casi entrada la tarde del pasado domingo y con el est¨®mago vac¨ªo. ¡°A Galileo y Brecht les une tambi¨¦n que son dos bon vivants, amantes de la buena mesa, de los placeres terrenales y las comodidades. Lo que me admira de Galileo es la tenacidad, algo que es muy f¨¢cil de decir pero muy dif¨ªcil de cumplir¡±, a?ade Fontser¨¨, quien se ha enfrentado a su personaje con distancia, iron¨ªa y mucho juego.
¡°La verdad es hija del tiempo y no de la autoridad¡±, clama Galileo. Es la frase que m¨¢s le gusta a Fontser¨¨ de todo el texto de Brecht. ¡°Hoy, en estos tiempos de ficci¨®n en los que si no nos gusta la realidad nos inventamos una ficci¨®n, en los que vivimos momentos de descr¨¦dito de la verdad, suena clara la advertencia final del dramaturgo: 'No os dej¨¦is seducir, sed realistas'¡±, prosigue.
Igual de claras que las palabras que el propio Brecht grita a mitad de la funci¨®n: ¡°?El nazismo es la peste. El fascismo es la peste. El totalitarismo es la peste. El nacionalismo es la peste!¡±.
Babelia
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