Peter May: ¡°Yo no eleg¨ª la novela negra, la novela negra me eligi¨® a m¨ª¡±
El autor escoc¨¦s publica en Espa?a 'Entry Island', un 'thriller' con tintes de ficci¨®n hist¨®rica y rom¨¢ntica que ilustra su af¨¢n por romper los cors¨¦s del g¨¦nero
Que un afamado y multipremiado escritor de novela negra que ha vendido millones de copias de sus libros en todo el mundo admita que no es aficionado a la novela negra es mucho m¨¢s que una an¨¦cdota. Sobre todo en el caso de Peter May (Glasgow, 1951), uno de los puntales del g¨¦nero anglosaj¨®n y, junto con Ian Rankin, del tartan noir escoc¨¦s, que lleva toda su carrera intentando escapar de los cors¨¦s del thriller con historias que se adentran en otros territorios. Experiodista y exguionista de televisi¨®n, recibe con un caf¨¦ en su casa de Manilva (M¨¢laga) para una entrevista en la que dejar¨¢ claro que la resignaci¨®n no va con ¨¦l. Ni para seguir con una carrera que le dio prestigio y dinero a costa de ignorar su vocaci¨®n de ser simple y llanamente escritor, ni para aguantar el inh¨®spito clima de su pa¨ªs ¡ªvive parte del a?o en Lot (Francia) y parte en Espa?a¡ª, ni para quedarse con la etiqueta que le colgaron con The Firemaker (1999), el primer libro de su serie The China Thrillers que a ¨¦l, amante de la historia, la ciencia y, s¨ª, tambi¨¦n de la ficci¨®n rom¨¢ntica, se le queda estrecho.
"Una vez que te has metido en un g¨¦nero es muy dif¨ªcil salirte de ¨¦l. Los editores son muy conservadores"
¡°Yo no eleg¨ª la novela negra, la novela negra me eligi¨® a m¨ª¡±, explica. ¡°En ese libro quer¨ªa hablar de modificaci¨®n gen¨¦tica, pero no sab¨ªa c¨®mo, y al final pens¨¦ que ten¨ªa sentido encajarlo en la trama de una investigaci¨®n de un asesinato¡±, cuenta. ¡°Y ocurre que una vez que te has metido en un g¨¦nero es muy dif¨ªcil salirte de ¨¦l. Los editores son muy conservadores, creo que por puro marketing. Es m¨¢s f¨¢cil etiquetarte para venderte. Lo que estoy haciendo es trabajar la novela negra, pero empujando los l¨ªmites. Si el g¨¦nero es cada vez m¨¢s popular es seguramente porque cada vez m¨¢s autores estamos ampliando su horizonte, escribiendo bajo el paraguas de la novela negra sobre temas que antes no se trataban¡±.
Entry Island (2013), que acaba de publicar Salamandra, es la ¨²ltima muestra en Espa?a de ese empe?o de May por romper moldes. El autor, que se ha prometido volver a Escocia el d¨ªa en que d¨¦ el s¨ª a la independencia, habla de las High?land Clearances, un oscuro episodio de la historia brit¨¢nica que supuso el fin de la estructura social de clanes y acab¨® con la expulsi¨®n de miles de personas ¡ªunas 150.000¡ª de las Tierras Altas escocesas hacia Canad¨¢, EE UU, Australia¡ ¡°Supe del fen¨®meno, que ocurri¨® entre los siglos XVIII y XIX, a trav¨¦s de una obra de teatro, no en el colegio. Es como si el establishment brit¨¢nico hubiese decidido borrarlo¡±, explica.
¡°Me qued¨¦ tan horrorizado que investigu¨¦, descubr¨ª la persecuci¨®n a la que Londres someti¨® a los escoceses que hablaban ga¨¦lico y fue cristalizando en m¨ª la idea de escribir el viaje forzoso de alguno de esos emigrantes¡±, contin¨²a. ¡°El problema era que no soy un novelista hist¨®rico, soy un escritor de novela negra contempor¨¢neo. El reto era encontrar la manera de incorporar la historia a la trama de un thriller moderno¡±. La soluci¨®n para dar coherencia a estas dos tramas separadas por 150 a?os la encontr¨® en Sime Mackenzie, un polic¨ªa de Quebec reci¨¦n separado y con problemas de insomnio que se traslada a una de las islas de la Magdalena para investigar un crimen en una claustrof¨®bica comunidad que en su d¨ªa acogi¨® a parte de esa di¨¢spora. ¡°Con Entry Island corr¨ª un gran riesgo. Nunca sabes si los editores y los lectores te van a acompa?ar. Pero tuve suerte¡±, dice.
La explicaci¨®n a ese y tantos ¨¦xitos ¡ªsobre todo en Francia, Reino Unido y EE UU¡ª hay que empezar a buscarla casi en la cuna. Hijo de un profesor y de una devoradora de libros, aprendi¨® a leer y escribir antes de ir al colegio y con solo cuatro a?os ya hab¨ªa alumbrado en seis p¨¢ginas su primer libro, Ian the Elf. El traslado de su t¨ªo a su casa tras el suicidio de su mujer le dio el impulso definitivo. Ten¨ªa 12 a?os cuando fue expulsado a dormir al sal¨®n junto a estanter¨ªas llenas de libros. Huxley, Hemingway, Grassic Gibbon¡ El d¨ªa que cogi¨® el primero de aquellos textos atisb¨® lo que para ¨¦l es hoy una certeza, que ¡°la lectura es fundamental para la vida, tanto como comer y beber, porque alimenta el alma de una forma que las pel¨ªculas y la televisi¨®n no pueden¡±, y supo adem¨¢s lo que quer¨ªa ser. ¡°Pero no hab¨ªa una escuela ni cursos de escritura creativa en la Universidad¡±, lamenta. ¡°Cuando se lo coment¨¦ a mi tutora, me dijo: ¡®Busca un empleo de verdad¡±.
May dio tumbos durante a?os, se fue a Londres con su banda de rock ¡ªvivencia que le inspir¨® Runaway¡ª y a su regreso se dedic¨® a la venta de coches, hasta que decidi¨® que lo m¨¢s cercano a su vocaci¨®n era el periodismo, que acab¨® por ejercer en The Scotsman y The Glasgow Evening Times en una ¨¦poca de huelgas salvajes. En esas estaba, lo mismo entrevistando a ministros que a mineros, cuando la novela que fragu¨® en sus ratos libres, The Reporter, le desvi¨® del camino. La BBC compr¨® los derechos televisivos y durante 20 a?os ya casi no hizo otra cosa que escribir guiones y crear series, entre ellas -y con su mujer, Janice Hally-, Machair, el primer gran drama en ga¨¦lico. En 1996, ya famoso y con m¨¢s de mil menciones en t¨ªtulos de cr¨¦ditos, renunci¨® al dinero y a la seguridad para abrazar la incertidumbre. ¡°No quer¨ªa arrepentirme de no haberlo intentado¡±.
¡°La lectura es fundamental para la vida, tanto como comer y beber, porque alimenta el alma de una forma que las pel¨ªculas y la televisi¨®n no pueden¡±
El ¨¦xito no lleg¨® de inmediato. Publicar, publicaba, pero May y su mujer llegaron a pensar en vender su casa para subsistir. Dos hitos dieron un vuelco a su vida. La publicaci¨®n de The China Thrillers, con la que empezaron a lloverle premios, y el bombazo de La isla de los cazadores de p¨¢jaros (The Blackhouse), la primera de la serie The Lewis Trilogy, rechazada hasta su publicaci¨®n en Francia por los editores brit¨¢nicos, que finalmente se rindieron a la evidencia. Solo en Reino Unido se han vendido m¨¢s de dos millones de copias.
Los libros de May son deudores del roman noir franc¨¦s. ¡°Las malas novelas negras se centran en la investigaci¨®n criminal obviando que hablamos de personas. A mucha gente le gusta la lectura r¨¢pida, pero una gran historia criminal no es eso, es la que lidia con los efectos que tiene un crimen en los individuos¡±, aclara. Sus ficciones son adem¨¢s hijas del periodismo ¡ªredacta r¨¢pido y es capaz de investigar cualquier materia¡ª y de la televisi¨®n, que le ense?¨® primero que ¡°escribir un di¨¢logo es un arte¡± ¡ª¡°los grandes novelistas son necesariamente grandes escritores de di¨¢logos¡±¡ª pero tambi¨¦n a lidiar con la estructura. May escoge primero el tema que quiere tratar ¡ªpor ejemplo en su ¨²ltima obra, Coffin Road, los efectos de la desaparici¨®n de las abejas¡ª, investiga sobre ¨¦l siempre in situ y, solo cuando tiene todos los elementos, se encierra en su despacho ante tres pantallas para esbozar una sinopsis de 20.000 palabras, escena a escena, que le sirve de base para desarrollar la novela. Escribe 3.000 palabras al d¨ªa, ni una m¨¢s ni una menos, y acaba ¡°exhausto¡± el libro en siete semanas.
Es, dice, un mandato del ADN. ¡°La mayor¨ªa de escritores no eligen escribir, es algo que est¨¢n impelidos a hacer. Fue mi caso. Y el prop¨®sito va m¨¢s all¨¢ del entretenimiento, va de expresar emociones, experiencias, pensamientos y miedos que todo el mundo tiene, pero que no todo el mundo se da cuenta de que otra gente tiene tambi¨¦n. Es expresar la experiencia humana de forma que conecte a la gente¡±. En eso est¨¢. ?
Entry Island.?Peter May. Traducci¨®n de M. Cristina Mart¨ªn. Salamandra. Madrid, 2016. 480 p¨¢gs. 20 euros.
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