Antonio L¨®pez: ¡°Soy m¨¢s Bacon que Vel¨¢zquez¡±
El reconocido pintor vuelve al Museo Thyssen, tras la retrospectiva de 2011, con sus compa?eros: el resto de realistas de Madrid
Ser¨¢ la casualidad, la causalidad o el destino, pero la certeza es que la calle del Membrillo es perpendicular a la calle donde Antonio L¨®pez (Tomelloso, Ciudad Real, 1936) tiene el estudio en el que trabaja con modelos. All¨ª cita a Babelia. Llega caminando ¡ªsu casa est¨¢ cerca¡ª con una gorra y una bufanda roja para protegerse del fr¨ªo que por fin ha llegado a Madrid. Bajo el brazo, un termo con una infusi¨®n en la que mezcla hierbaluisa, tila y tomillo. Al entrar, lo primero que hace es darle de comer al gato, no le puede tener en casa porque no se lleva bien con el perro. Es un lugar angosto y algo destartalado, nada fuera de lo com¨²n en el estudio de un artista. Las paredes son un collage que le retrata. Podr¨ªa estar horas explicando el porqu¨¦ de cada una de las fotograf¨ªas ¡ªdesde dos de La Ni?a de los Peines hasta las de sus nietos¡ª, de los decolorados recortes de prensa, de las facturas, un cuadro de su t¨ªo ¡ªel pintor Antonio L¨®pez Torres¡ª¡ Con lo que cuenta de una imagen suya de beb¨¦ y un libro de instant¨¢neas de Tomelloso desde el inicio de este arte hasta 1939, hace un resumen de su infancia. La nostalgia de su pueblo se nota en sus ojos, su profunda y analizadora mirada ¡ªradiograf¨ªa a quien mira¡ª se transforma. Reconoce que va menos de lo que le gustar¨ªa.
Encima de una mesa, una buena c¨¢mara delata, m¨¢s si cabe, su amor por la fotograf¨ªa. Sobre un sof¨¢, libros y cat¨¢logos de exposiciones, la reconocible edici¨®n de tapas negras de C¨¢tedra de Fortunata y Jacinta y un cat¨¢logo sobre Ingres con texto de Robert Rosenblum. Comenta la actual exposici¨®n del pintor franc¨¦s en el Museo del Prado, le ¡°apasionan¡± sus retratos. Pero el que est¨¢ omnipresente en el estudio, en la conversaci¨®n y en su hipn¨®tica mirada es Vel¨¢zquez¡
PREGUNTA. Parece que hubiera tratado con el autor de Las meninas¡
RESPUESTA. Est¨¢ en sus cuadros. Cuan?do miras su Inocencio X, ves al Papa y a Vel¨¢zquez. Solo hay que observar el autorretrato que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Valencia, la fuerza que tienen esos ojos es de caerse de espaldas.
P. Y en el Inocencio X de Bacon, ?a qui¨¦n se ve, al Papa, al pintor o a Vel¨¢zquez?
R. Ah¨ª ya no ves al retratado, Bacon ha ocupado todo el espacio, al contrario que Vel¨¢zquez, que es muy discreto y deja un espacio muy amplio para el resto, aunque indudablemente ¨¦l est¨¢.
P. Usted pint¨® a la anterior familia real, es pintor de corte como el sevillano, ?con qui¨¦n tiene m¨¢s en com¨²n, con Vel¨¢zquez o con Bacon?
R. No soy pintor de corte, hay otros ¡ªno quiero dar nombres¡ª, est¨¢n en los despachos. Yo recib¨ª el encargo y lo hice m¨ªo. Esta ¨¦poca es muy baconiana. Vel¨¢zquez es una rareza. Es una personalidad muy infrecuente, ama tanto al mundo exterior que no tiene inter¨¦s en mostrarse, para eso hace falta una enorme inteligencia. Yo soy m¨¢s Bacon, por eso deformo las ventanas [se refiere en particular a un lienzo en el que est¨¢ trabajando, que acaba de describirle por tel¨¦fono al dramaturgo Francisco Nieva y que Guillermo Solana, comisario de la exposici¨®n Realistas de Madrid junto a Mar¨ªa L¨®pez, espera que sea el colof¨®n de la muestra que el Museo Thyssen inaugura el 9 de febrero]. Las hago circulares en mi deseo de expresar lo que el ojo ve. Voy midiendo y las verticales se convierten en curvas, al final todo es un tejido laber¨ªntico. El v¨¦rtigo del mundo real aparece.
P. ?El mundo del arte es vertiginoso?
R. Es un p¨¢lido reflejo de lo que ocurre. Si el mundo es tenebroso, el arte lo es en menor medida en comparaci¨®n con la realidad, donde todo tiene mayor potencia.
P. ?Ahora se vive muy r¨¢pido?
R. Creo que siempre ha sido as¨ª. Se habla mucho de la rapidez, pero no s¨¦ con qu¨¦ palabra habr¨ªa que designar otras ¨¦pocas. Yo vivo m¨¢s lento que hace 30 a?os. Por ejemplo, la gente en el metro va como loca. Yo, cuando siento que el metro est¨¢ cerca, me detengo, voy m¨¢s despacio, no quiero correr para nada. Hay una forma de rapidez hist¨¦rica que no me gusta.
P. Tiene 80 a?os, 40 de dictadura y 40 de democracia. ?Los primeros no se le hicieron lentos?
R. Fue mi etapa de crecimiento y de descubrimiento del mundo, hubiera sido as¨ª con o sin Franco. No voy a defenderlo, no hace falta ni decirlo, pero tampoco se est¨¢ haciendo bien ahora. El dinero tiene demasiada presencia en todos los terrenos, seguramente siempre la ha tenido, pero actualmente sin maquillaje, es bestial.
P. ?Qu¨¦ le llama la atenci¨®n de la actualidad?
R. Lo de siempre, el ser humano y lo que le rodea. He salido a pintar al campo, la naturaleza, las nubes¡ como hac¨ªa mi t¨ªo, pero no va conmigo. Pintar el cielo s¨ª, pero siempre desde el lugar donde habitas, desde la vida, que el espacio ocupado por el hombre est¨¦ presente. ?Por qu¨¦ elegimos unas flores y no otras, por qu¨¦ unas calles y no otras? Me da igual el motivo, yo quiero que el tema me lo d¨¦ la realidad. Me entusiasma sentir que las cosas en mi pintura brotan de la vida. Es emocionante que sea un eco de la tuya o de la de los dem¨¢s, y a lo mejor no lo encuentras en sitios hermosos, sueles tropezar con ello donde est¨¢s.
P. ?C¨®mo se enamor¨® de Madrid?
¡°Explicar el arte me parece una imprudencia, es ense?ar a otro c¨®mo ver lo que en realidad es una inc¨®gnita¡±
R. No me enamor¨¦. Era necesario venir. Llegu¨¦ con 13 a?os, iba a estudiar pintura y aqu¨ª estaba la escuela de bellas artes m¨¢s cercana a Tomelloso, donde tambi¨¦n hab¨ªa estudiado mi t¨ªo. Estaba tan ilusionado con mi nueva vida que no me par¨¦ a pensar si me gustaba Madrid o no. Disfrutaba de la vida que llevaba, de la gente que me encontraba. No me parece una ciudad demasiado atractiva. Pero no trabajas sobre lo que te gusta, sino sobre lo que te encuentras. La vida me ha situado aqu¨ª. Si hubiera vivido en Carabanchel [distrito del sur de la capital], habr¨ªa retratado eso, cuando he ido me ha parecido otra ciudad, tan de verdad, tan poco maquillada. Si no fuera tan engorroso ir ¡ªno conduzco¡ª. estoy muy lejos¡
P. ?Nunca le tent¨® la abstracci¨®n?
R. Me parece un lenguaje maravilloso, he sido amigo de Lucio Mu?oz, de Enrique Gran¡ No lo sent¨ªa extra?o, cuando surgi¨® se?al¨® un lugar que hab¨ªa existido siempre. ?En la Venus de Milo hay abstracci¨®n! Otra cosa es meterse en ¨¦l. Paco, Julio, Maribel, Mari y yo ¨ªbamos en otra direcci¨®n [se refiere a los hermanos Francisco y Julio L¨®pez Hern¨¢ndez, a Isabel Quintanilla y a Mar¨ªa Moreno]. El pintor figurativo habla del misterio del mundo. Tampoco ¨¦ramos una rareza, Lucian Freud, Edward Hopper o Andrew Wyeth tambi¨¦n lo hab¨ªan hecho.
P. ?De qu¨¦ misterio habla usted?
R. Yo no lo voy a explicar, que lo haga otro. No es copiar las cosas tal y como las ves, detr¨¢s hay un sortilegio, un enigma¡ Eso es lo que es el arte y lo que nos hermana a todos. Se habla tanto, tanto, tanto¡ Alguien tiene que empezar a callarse. Cuando est¨¢s delante de la Victoria de Samotracia, no est¨¢ el autor coment¨¢ndola. Explicarlo me parece una imprudencia, ense?ar c¨®mo otras personas tienen que ver algo que en la realidad es una inc¨®gnita. Me interesa m¨¢s lo que los artistas dicen que los que otros hablan sobre ellos. La realidad es un misterio, la vida es un misterio, y ah¨ª andamos todos, los cient¨ªficos, los sabios¡, tratando de averiguar y avanzar.
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