Tu destino en un solo examen
El director Pascal Plisson (¡®Camino a la escuela¡¯) vuelve con ¡®El gran d¨ªa¡¯, documental sobre cuatro ni?os enfrentados a una prueba que puede cambiar sus vidas
Hace unos a?os, el director Pascal Plisson conoci¨® a un violoncelista de 13 a?os, sentado en el compartimento de un tren que avanzada en direcci¨®n a San Petersburgo. Ese joven procedente de un peque?o pueblo siberiano, pegado a su instrumento y a un pu?ado de partituras, se iba a enfrentar al examen de acceso de una de las escuelas de m¨²sica m¨¢s prestigiosas del pa¨ªs. ¡°Me cont¨® que su sue?o era convertirse en un gran int¨¦rprete y que superar esa prueba era su ¨²nica oportunidad para conseguirlo¡±, relata Plisson, que nunca volvi¨® a hablar con ese joven. ¡°Meses m¨¢s tarde, al regresar a Par¨ªs, decid¨ª llamar a la escuela. Me dijeron que hab¨ªa aprobado el examen. Su determinaci¨®n y voluntad de superarse a s¨ª mismo me inspiraron¡±.
Aquel encuentro fortuito termin¨® originando El gran d¨ªa, el nuevo documental del realizador franc¨¦s tras el enorme ¨¦xito alcanzado por su anterior pel¨ªcula, Camino a la escuela, donde segu¨ªa a cuatro ni?os enfrentados al reto diario de llegar al colegio. Rodada en la India, Marruecos, Kenia y la Patagonia, la pel¨ªcula se convirti¨® en un fen¨®meno sociol¨®gico en su pa¨ªs de origen, donde gan¨® un C¨¦sar al mejor documental y fue vista por 1,5 millones de espectadores. Para afrontar la siempre dif¨ªcil rev¨¢lida, Plisson ha preferido no entrar en terrenos desconocidos. El gran d¨ªa, que hoy llega a la cartelera espa?ola, describe las vivencias de cuatro ni?os de extracci¨®n humilde que preparan un examen que podr¨ªa cambiar sus respectivos destinos.
En Uganda, un chico aspira a superar las pruebas que le permitir¨¢n convertirse en guarda forestal. En Mongolia, una ni?a acr¨®bata se prepara para enfrentarse a un concurso para j¨®venes contorsionistas. En la India, una adolescente aspira a obtener una beca que posibilitar¨¢ que se convierta en ingeniera. Y, en La Habana, un ni?o llamado Albert entrena sin descanso para entrar en la academia deportiva que le formar¨¢ como boxeador a nivel ol¨ªmpico. ?Qu¨¦ impuls¨® al realizador de Camino a la escuela a ce?irse a un asunto semejante y a una estructura id¨¦ntica? ¡°Me emociona a ver a ni?os que se dejan la piel por acceder a la formaci¨®n, cuando yo decid¨ª dejar la escuela a los 15 a?os y me puse a trabajar¡±, responde Plisson. ¡°Luego tuve que trabajar muy duro para poder dedicarme a lo que quer¨ªa. El esfuerzo es un concepto que cuenta mucho para m¨ª. Me parece un mensaje bonito que transmitir a los j¨®venes de hoy, que suelen abandonar demasiado r¨¢pido¡±.
Si los ni?os occidentales brillan por su ausencia en la pel¨ªcula, es porque el director ha querido que los espectadores europeos puedan reflejarse en el espejo deformante de quienes viven con menos privilegios que ellos. ¡°Aspiro a sacudirlos y contrariarlos un poco. A veces me pone enfermo descubrir hasta qu¨¦ punto nuestros hijos est¨¢n mimados¡±, afirma el director, casado con una mujer keniata ¨CPlisson vivi¨® una d¨¦cada en el pa¨ªs africano¨C y con dos hijas adolescentes en casa. ¡°Los ni?os occidentales no siempre son conscientes de que miles de otros j¨®venes no tienen la suerte de ir al colegio a pocos metros de casa, de disponer de un comedor escolar o de poder repetir un examen cuando se suspende la primera vez¡±, a?ade el cineasta franc¨¦s de 56 a?os.
Formado en el documental de naturaleza y deportes, Plisson ha sido acusado de dramatizar en exceso las situaciones presentadas, como resulta flagrante en El gran d¨ªa. O incluso de guionizar las intervenciones de sus j¨®venes protagonistas y sus familias, seleccionados tras un intenso casting en varios pa¨ªses distintos. ¡°Es falso que les escriba un texto. Si lo hiciera no funcionar¨ªa, porque el resultado ser¨ªa artificioso¡±, desmiente Plisson. ¡°Antes de filmar, trabajo con ellos durante semanas, hasta saber en qu¨¦ consiste su cotidianidad, y luego les explico que me expliquen con sus propias palabras c¨®mo son sus vidas. En la pel¨ªcula, me limito a reproducir situaciones que forman parte de su vida diaria¡±, argumenta.
En Francia, El gran d¨ªa no ha igualado el ¨¦xito apote¨®sico de su predecesora: solo 56.000 espectadores pasaron por las salas. Sin embargo, la pel¨ªcula ha cumplido con un cometido m¨¢s importante que el ¨¦xito comercial. ¡°Hemos creado una fundaci¨®n que busca padrinos particulares para los protagonistas de la pel¨ªcula. Con 1.000 euros anuales se puede cambiar por completo la vida de un ni?o en muchos puntos del planeta¡±, afirma Plisson, que cont¨® con el apoyo institucional de la Unesco.
Para su pr¨®ximo proyecto, el director se plantea rodar el road trip de un grupo de j¨®venes por la India contempor¨¢nea. Pero tambi¨¦n tiene entre manos un nuevo documental para el que se adentrar¨¢ en territorios menos ex¨®ticos de lo que ya es habitual. ¡°Me gustar¨ªa contar c¨®mo es una familia francesa hoy en d¨ªa¡±, sostiene. Aferrado a su m¨¦todo comparativo, el director tiene pensado filmar a grupos familiares en lugares como Par¨ªs, el medio rural o las deca¨ªdas banlieues, situadas en las periferias de las grandes ciudades. ¡°Ser¨¢ una manera de contar en qu¨¦ consiste la Francia de hoy¡±, espera Plisson.
Babelia
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