Emma Su¨¢rez y Jorge Perugorr¨ªa se reencuentran en el Caribe
Los actores conversan con el escritor y periodista Luis Alegre sobre su oficio y sus futuros proyectos
Emma Su¨¢rez y Jorge Perugorr¨ªa fueron Clara, de Las criadas de Jean Genet, en distintos momentos de sus vidas. Y ambos acabaron magullados por la exigencia del teatro. Aunque tambi¨¦n de maneras diferentes. La actriz espa?ola, en un gesto desafortunado, dej¨® sangrando a Aitana S¨¢nchez-Gij¨®n sobre el escenario. El actor cubano fue v¨ªctima de la pasi¨®n de su compa?ero y acab¨® en el suelo, sin conocimiento y con la ceja rota. Las an¨¦cdotas, como los int¨¦rpretes, se reencontraron despu¨¦s de unos cuantos a?os en el teatro Adolfo Mej¨ªa de Cartagena de Indias, durante uno de los encuentros organizados por el Hay Festival. "Esto es parte del trabajo de los actores", justific¨® Su¨¢rez, "siempre hay que continuar s¨ª o s¨ª". Entre ambos se sent¨® el escritor y periodista Luis Algre y fue dirigiendo una conversaci¨®n en la que el teatro y el cine se confund¨ªan con la vida.
Uno de los primeros en aparecer sobre el escenario fue Pedro Almod¨®var. La actriz participa por primera vez en su nuevo filme Silencio y el director manchego sirvi¨® de excusa para encauzar la charla. "?Sois de esos actores minuciosos o m¨¢s bien relajados?", plante¨® el moderador para indagar en la relaci¨®n de los int¨¦rpretes con sus personajes. "No hay un m¨¦todo concreto, es lo maravilloso de este trabajo", dijo Su¨¢rez, "en la pel¨ªcula de Pedro, por ejemplo, necesit¨¦ muchas referencias cinematogr¨¢ficas y literarias, im¨¢genes sugerentes". En este ejercicio de preparaci¨®n, Perugorr¨ªa no solo reclamaba tiempo y la compa?¨ªa del instinto, sino un camino de b¨²squeda en el que reconoci¨® que "el trabajo de mesa nunca est¨¢ de m¨¢s", aunque el protagonista de Fresa y chocolate cargue sobre las espaldas media vida en el cine, el teatro y la direcci¨®n.
Desde que agarran el guion hasta que llegan al estreno de la pel¨ªcula, Perugorr¨ªa y Su¨¢rez se meten en un proceso "¨ªntimo", coincidieron, en el que los sentimientos, por detestable que sea su personaje, aparecen hasta que se apaga la pantalla. "Exponemos nuestra intimidad", asegur¨® el actor, "esto es lo que hace grande a esta profesi¨®n". Hasta el ¨²ltimo d¨ªa de rodaje. "Al finalizar te despiedes del personaje, le dices 'hasta aqu¨ª' y rompes ese v¨ªnculo de jornadas de 14 horas al d¨ªa y rodajes de meses", apostill¨® la int¨¦rprete.
El p¨²blico, mientras tanto, re¨ªa y aplaud¨ªa cumpliendo con la tarea encomendada: formar parte de la funci¨®n. "Sin audiencia no hay teatro, solo ensayo", afirm¨® Emma Su¨¢rez. "Es un est¨ªmulo, los espectadores forman parte de la magia, del ritual". Entonces Alegre record¨® las palabras de Fernando Fern¨¢n G¨®mez el d¨ªa que decidi¨® que no volver¨ªa a subirse a las tablas: "He comprendido que no me gusta que me miren mientras trabajo". Jorge Perugorr¨ªa, con la sonrisa c¨®mplice en la boca, record¨® sus comienzos en Cuba, con su primera compa?¨ªa de teatro en una sala donde a¨²n con cuatro espectadores intentaban realizar su mejor versi¨®n. "Trabajamos para esto, para el p¨²blico y hay que respetarlo".
Y cuando no hay p¨²blico y tampoco un guion cerca, los int¨¦rpretes se enredan con la vida. El miedo a la sequ¨ªa laboral no est¨¢ en los planes de una mujer que comenz¨® a trabajar con 14 a?os y en la de un hombre que ha decidido convertir la direcci¨®n de un festival de cine digital y de bajo presupuesto en su nueva vocaci¨®n: "Volv¨ª a la pintura gracias a Bigas Luna, sigo trabajando de actor, dirigiendo, escribiendo... si la gente se dedicara m¨¢s a estas cosas que al yoga, todo ir¨ªa mejor". En ese momento, Emma Su¨¢rez empez¨® a re¨ªr como una chiquilla. "Yo hago yoga, Jorge". La risa se extendi¨® por todo el teatro. La actriz comenz¨® a girar sobre la silla en busca de una esquina para ocultar su sonrojo. "Bueno, Emma, esa tambi¨¦n puede ser una vocaci¨®n, la tuya", acert¨® a decir su compa?ero.
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