Sobre contenidos pol¨ªticos
Uno se convierte en escritor comprometido y se hace con un lugar s¨®lido en el mundo, y hasta puede que llegue a verse mejor a s¨ª mismo: honesto, solidario, conectado con la realidad, adscrito a una c¨¦lula de escribientes honrados, mientras que lo que no act¨²an como ellos y adoptan posiciones m¨¢s abiertas, van a notar enseguida el fr¨ªo descomunal que hay afuera. Aun as¨ª, hay quienes optan por la Gran Nevada y es como si quisieran demostrarles a los colegas que la idea de compromiso es m¨¢s d¨²ctil y amplia de lo que parece y adopta las m¨¢s variadas formas y alguna de ¨¦stas va m¨¢s all¨¢ de las que proponen ellos. Se aplaude al escribiente que milita en las filas piadosas y se olvida que en ocasiones las posiciones pol¨ªticas se usan para hacer marketing y hay quienes hacen marketing de la buena conciencia pol¨ªtica.
Me acuerdo de Adorno, el fil¨®sofo alem¨¢n que se opon¨ªa a la idea del artista comprometido que debe desbordar su ¨¢mbito de creaci¨®n art¨ªstica para asumir una responsabilidad social. Y tambi¨¦n recuerdo que, anticip¨¢ndose a tantos, dise?¨® el horizonte del hombre contempor¨¢neo pervertido por la ¡°industria cultural¡±. Me acuerdo de Adorno cuando dec¨ªa que en el arte el sentido es inmanente a la forma, y ese es el modo de producir o introducir todo contenido en una obra.
De lo que Adorno llamara la inmanencia del sentido habla Juan Jos¨¦ Saer en conversaci¨®n con Piglia en Por un relato futuro (Anagrama) cuando dice que la novela comprometida es un g¨¦nero como la novela policial, y hay buenos libros pol¨ªticos, pero no todos vamos a buscar en el arte una confirmaci¨®n de aquello que ya sabemos, o ha sido explicado por otros medios, sino que en el arte tambi¨¦n queremos encontrar esa incre¨ªble capacidad que tiene de transmitir cosas que no hab¨ªamos pensado y que empezamos a pensar o a sentir, para inmediatamente descubrir que estaban en nosotros.
En las novelas pol¨ªticas se habla de lo social de forma expl¨ªcita, pero algunos libros de Kafka, por ejemplo, tambi¨¦n son pol¨ªticos, aunque la cuesti¨®n no aparece en ellos de forma tan manifiesta. El proceso, por ejemplo, permite las m¨¢s diversas interpretaciones, entre ellas la pol¨ªtica ¡ªmuestra con absoluta precisi¨®n la dictadura de todo el sistema jur¨ªdico¡ª, aunque cualquiera de los contenidos del relato, incluido ¨¦ste, nunca est¨¢ expresado directamente sino que, como dir¨ªa Adorno, es inmanente a la forma del relato.
A quienes no creen en la eficacia en el plano pol¨ªtico de las novelas de Kafka habr¨ªa que recordarles que sus obras estuvieron prohibidas muchos a?os en la Europa del Este, y eso que parec¨ªa hablar s¨®lo de sus problemas con su padre. Y es que, como dec¨ªa Ivan Kl¨ªma, aquel creador que sabe reflejar sus experiencias m¨¢s ¨ªntimas de un modo profundo y aut¨¦ntico tambi¨¦n alcanza la esfera suprapersonal o social. ¡°No era un sue?o¡±, dice Gregor Samsa, cuando descubre que es una bestia. Dicho de otro modo, los sistemas pol¨ªticos van sucedi¨¦ndose, pero la literatura puede ir m¨¢s all¨¢ sin renunciar a los problemas de su tiempo.
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