La gran lucha de peque?os pueblos por su patrimonio
Ayuntamientos sin recursos luchan cada d¨ªa por preservar y poner en valor sus bienes culturales
El antiguo poblado morisco de L'Atzuvieta muestra un paisaje desolador en las monta?as del norte de Alicante. Fundado antes de 1356 y con una estructura de calles y diez casas a¨²n en pie, pese al estado de abandono en que se encuentra, este asentamiento de musulmanes conversos es uno de los mejores conservados de Espa?a. Se sabe que hasta 1609 lo habitaron 17 familias, y que tras la expulsi¨®n de los moriscos por Felipe III fue ocupado por cristianos y despu¨¦s sus estancias utilizadas como corrales, gracias a lo cual sobrevivi¨®. Por ser ejemplo destacado de la evoluci¨®n de la arquitectura rural isl¨¢mica en la pen¨ªnsula, L'Atzuvieta fue declarado en 2012 Bien de Inter¨¦s Cultural junto a otros tres despoblados moriscos de la zona, si bien ello no impidi¨® su particular descenso a los infiernos. Muros enteros ca¨ªdos en el suelo, malas hierbas hasta la cintura, ninguna vigilancia para evitar expolios y los carteles explicativos destrozados, es el panorama al recorrerlo hoy. ¡°Es solo un ejemplo de la dejadez y la miop¨ªa pol¨ªtica imperante¡±, dice Pablo Mart¨ªnez Sarch, alcalde de la Vall'd Alcal¨¤, el peque?o municipio de menos de 200 habitantes al que pertenece el enclave.
Cuenta este regidor que L'Atzuvieta es solo uno de los bienes patrimoniales ca¨ªdos en desgracia en la Marina Alta, comarca rica en castillos, caminos tradicionales, restos de poblados ¨ªberos, molinos, pozos ¨¢rabes y numerosos yacimientos de arte rupestre macroesquem¨¢tico, esquem¨¢tico y levantino, declarados en 1998 por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. ¡°Para un peque?o ayuntamiento como este, proteger y poner en valor su patrimonio al aire libre es un drama, una misi¨®n verdaderamente dif¨ªcil¡±, confiesa Mart¨ªnez, elegido alcalde (por el PSOE) en las ¨²ltimas elecciones.
Muchas veces es la conciencia social y ciudadana la que arrastra a las instituciones en defensa del patrimonio, y no al contrario, denuncia la Lista Roja de Patrimonio en peligro
Como en la mayor¨ªa de los peque?os municipios de Espa?a, el presupuesto de La Vall d'Alcal¨¤ no alcanza para nada y eso que ni los concejales ni el alcalde cobran un salario. ¡°Nuestro presupuesto anual es de 150.000 euros, y despu¨¦s de hacer frente a los gastos fijos y a lo imprescindible quedan disponibles unos 10.000. Con eso, como comprender¨¢, poco puede hacerse¡±, se?ala. A la precaria situaci¨®n de los ayuntamientos se suman las escasas inversiones que las instituciones suelen destinar a los asuntos culturales, ¡°y a ello¡±, indica el alcalde, ¡°hay que a?adir que muchas veces es la falta de voluntad pol¨ªtica y los mecanismos burocr¨¢ticos lo que m¨¢s entorpece la adecuada preservaci¨®n del patrimonio¡±.
Esta tarea desde hace 30 a?os est¨¢ transferida a las autonom¨ªas. Son ellas, junto a las diputaciones, las que se ocupan de la preservaci¨®n y puesta en valor del patrimonio y los bienes culturales, fundamentalmente por la v¨ªa de las subvenciones. Y he aqu¨ª uno de los problemas. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, la Conseller¨ªa de Cultura obliga al ayuntamiento al que concede una subvenci¨®n a cofinanciar la obra con al menos un 25% del valor presupuestado. Esto asfixia a los peque?os municipios, que no tienen dinero para responder. Lo corrobora Juan Jos¨¦ Sendra, quien durante m¨¢s de una d¨¦cada fuera alcalde de La Vall d'Alcal¨¤ por el PP. En las ¨²ltimas elecciones fue derrotado por Pablo Mart¨ªnez, pero este lo incorpor¨® a su equipo como concejal de patrimonio. Cuenta Sendra que tras la declaraci¨®n como Bien de Inter¨¦s Cultural, el consistorio recibi¨® una subvenci¨®n de 300.000 euros para rehabilitar L'Atzuvieta. ¡°Pero ten¨ªamos que poner nosotros 40.000 euros y financiar la obra entera previamente, que la Conseller¨ªa nos pagar¨ªa dos a?os despu¨¦s. As¨ª que perdimos la subvenci¨®n¡±, recuerda.
El papel de las asociaciones culturales locales es fundamental, a veces son las que m¨¢s mueven a cuidar el patrimonio y a contemplarlo como una riqueza?
Por desgracia, esto es ¡°bastante habitual¡±, constata Araceli Pereda, directora de la revista Hispania Nostra, que elabora la Lista Roja del Patrimonio en peligro, en la que figuran m¨¢s de 750 castillos, iglesias, yacimientos arqueol¨®gicos, paisajes naturales y otros bienes a defender. Pereda est¨¢ cansada de ver como cada mes entran a la Lista nuevos pacientes, y no pocos, como L'Atzuvieta, en estado grave. ¡°Muchas veces es la conciencia social y ciudadana la que arrastra a las instituciones en defensa del patrimonio, y no al contrario. Las instituciones suelen llegar tarde y mal a la conservaci¨®n y puesta en valor de los bienes culturales, se act¨²a cuando alguien protesta, pero no hay un plan general de actuaci¨®n¡±, afirma Pereda. El ex director del Museo Reina Sof¨ªa, Tom¨¢s Llorens, que en los a?os ochenta fue director de Patrimonio de la Generalitat valenciana, destaca tambi¨¦n la importancia de las ¡°asociaciones culturales locales, que a veces son las que m¨¢s mueven a cuidar el patrimonio y contemplarlo como una riqueza que puede servir de motor de desarrollo de una determinada zona¡±, algo que a las administraciones les cuesta ver.
¡°Cada vez la gente tiene m¨¢s consciencia de la importancia de conservar los bienes patrimoniales, en Espa?a se ha avanzado mucho, ha habido un cambio de paradigma¡±, dice desde el Ministerio de Cultura el director general de Bellas Artes, Bienes Culturales, Archivos y Bibliotecas, Miguel ?ngel Recio. Pablo Mart¨ªnez est¨¢ de acuerdo. ¡°Pero si los espa?oles hemos mejorado, las instituciones no tanto¡±, asegura mientras pasea entre las ruinas de L'Atzuvieta. ¡°Si no hay un cambio de modelo, peque?os ayuntamiento como La Vall d'Alcal¨¤ seguiremos asfixiados por el cors¨¦ de las normativas y de la falta de inversiones¡±.
El cambio de gobierno en la Comunidad Valenciana ha tra¨ªdo esperanzas a las monta?as del norte de Alicante. Carmen Amoraga Toledo, directora general de Patrimonio de la Generalitat, asegura que para el nuevo equipo la cultura es prioritaria. ¡°En 2015 la cuant¨ªa de las subvenciones destinadas a los ayuntamientos era de 450.000 euros, pero debido a la desidia del PP no se convocaron. En 2016 se har¨¢ en en el primer trimestre del a?o y su dotaci¨®n ser¨¢ de 500.000 euros¡±. Explica Amoraga que la cuant¨ªa m¨ªnima de cofinanciaci¨®n de los ayuntamientos se rebajar¨¢ al 20%, y que el dinero que sea adelantado por los municipios se reintegrar¨¢ antes de finalizar el a?o. Un avance, s¨ª, pero que no resuelve el problema de L'Atzuvieta, donde las malas hierbas siguen creciendo ante los ojos de vecinos y paseantes
Colaboraci¨®n ciudadana
Un ejemplo de la participaci¨®n ciudadana es la Uni¨® Cultural de Amics de La Vall de Gallinera, asociaci¨®n que promueve actividades en el valle del mismo nombre, cercano a la Vall d'Alcal¨¤. Con sus propios medios, los 80 miembros del grupo han acondicionado las sendas para acceder a los yacimientos de pintura rupestre de Benial¨ª, antes abandonados, y organizan visitas guiadas a la zona para fomentar su conocimiento. Siguiendo este modelo, los habitantes de La Vall d'Alcal¨¤ crearon recientementeg la asociaci¨®n cultural La Roca, con el objetivo de velar por el patrimonio de este valle. Las actuaciones de estas asociaciones se ven reforzadas por la colaboraci¨®n de muchas personas, entre ellas investigadores y profesionales de diferentes ¨¢mbitos que aportan sus conocimientos y experiencia de forma desinteresada. ¡°La labor de documentaci¨®n y difusi¨®n del patrimonio es esencial, lo que no se conoce no se puede proteger¡±, explica su presidenta, la arque¨®loga Virginia Barciela.
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