Latinoam¨¦rica sin etiquetas
Los poetas de la regi¨®n vienen de la misma tradici¨®n, pero tienen influencias, estilos, tem¨¢ticas e intereses dispares incompatibles con las clasificaciones
En las librer¨ªas de Am¨¦rica Latina, la poes¨ªa viene salv¨¢ndose, por ahora, del cartelito clasificador: si los libros de narrativa se colocan all¨ª bajo los r¨®tulos de Literatura Universal y Literatura Latinoamericana ¡ªcomo si la literatura latinoamericana no formara parte del universo y como si las literaturas de El Salvador, Uruguay y Bolivia fueran iguales¡ª, los de poes¨ªa, en cambio, se agrupan bajo el cartel un¨ªvoco, sexy y dram¨¢tico de Poes¨ªa, y suelen ordenarse en orden alfab¨¦tico, sin culto a la nacionalidad. A lo mejor eso quiere decir alguna cosa. A lo mejor quiere decir que pensar que la poes¨ªa de esta parte del mundo tiene caracter¨ªsticas comunes extrapolables a todos los pa¨ªses, y que por tanto puede llamarse ¡°latinoamericana¡±, es absurdo.
?En qu¨¦ se parecen la poes¨ªa del argentino Fabi¨¢n Casas (¡°Y as¨ª?/ en este momento?/ a los pies de la cama de mi viejo?/ yo tambi¨¦n prefiero morir antes que envejecer¡±), la del chileno Ra¨²l Zurita (¡°Y las mejillas de amor se transparentan?/ subiendo y los ojos hechos polvo de toda la?/ muerte arrojada, de todas las tumbas arrojadas, de?/ todo el sue?o y el mar y el amor arrojados¡±) y la del mexicano Francisco Hern¨¢ndez (¡°Quitar la carne, toda,?/ hasta que el verso quede?/ con la sonora oscuridad del hueso.?/ Y al hueso desbastarlo, pulirlo, aguzarlo?/ hasta que se convierta en aguja tan fina,?/ que atraviese la lengua sin dolencia¡±)? Son poetas de diversas nacionalidades y generaciones, que vienen de la misma tradici¨®n ¡ªpesada, en un continente que tuvo a Vallejo, Rub¨¦n Dar¨ªo, Neruda, Mistral, Mart¨ª, Octavio Paz¡ª, pero sin mucho en com¨²n en t¨¦rminos de influencias, estilo, tem¨¢tica, intereses. El colombiano Dar¨ªo Jaramillo Agudelo, ¨¦l mismo uno de los grandes poetas de su pa¨ªs, dice que ¡°no hay posibilidad de tener una visi¨®n de conjunto (¡). La internacionalizaci¨®n, que ha invadido todos los aspectos de la vida, no ha tocado a la poes¨ªa. Porque no hay un mercado (la poes¨ªa ni se compra ni se vende) y porque es de consumo marginal: s¨®lo unos cuantos loquitos la mantienen viva. (¡) Un colombiano interesado en el asunto desconoce qu¨¦ se hace realmente en poes¨ªa en Ecuador o en Centroam¨¦rica¡±.
Quiz¨¢s haya un rasgo en com¨²n: con excepciones ¡ªAdriana Hidalgo, en Argentina; Ediciones Universidad Diego Portales, en Chile, por ejemplo¡ª, la poes¨ªa, en esta parte del mundo, se publica en editoriales peque?as y los poetas la hacen circular en contrabando suave: ¡°Te mando mi libro, m¨¢ndame el tuyo¡±. Pero, por lo dem¨¢s, es probable que la poes¨ªa latinoamericana como tal no exista y sea, m¨¢s bien, una poes¨ªa hecha por personas diversas que hacen lo que hacen a pesar de que todo demuestra que no se puede hacer. Y as¨ª es como existe, en Venezuela, el estremecedor Rafael Cadenas (¡°Yo que no he tenido nunca un oficio?/ que ante todo competidor me he sentido d¨¦bil?/ (¡) que no podr¨¦ nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida¡±). Y as¨ª es como existen en Chile, un pa¨ªs sobre el que a¨²n se extiende la luz magn¨ªfica de Nicanor Parra, poetas como Enrique Lihn y Gonzalo Mill¨¢n, y m¨¢s aqu¨ª en el tiempo Claudio Bertoni, ?scar Hahn, Mat¨ªas Rivas, Leo Sanhueza. Y as¨ª es como existieron, en la Argentina, los hermosos Juan L. Ortiz y H¨¦ctor Viel Temperley, y ahora Mart¨ªn Prieto y Mariano Blatt (¡°Ojal¨¢ que encuentres un amigo?/ petiso y negro?/ alto y rubio?/ flaco y gordo pelo con rulos?/ dispuesto a todo?/ hablando solo?/ recontra loco¡±). Y as¨ª es como existe, en Rep¨²blica Dominicana, Frank B¨¢ez (¡°A los seis casi me ahogo en una piscina?/ A los siete me arrastr¨® la corriente de un r¨ªo?/ Me golpearon con un palo, con la culata de un fusil,?/ con una tabla¡±). Y as¨ª es como existieron, en Uruguay, Idea Vilari?o y Marosa di Giorgio. Y as¨ª, y m¨¢s, y etc¨¦tera. El argentino Rodolfo Fogwill escribi¨®: ¡°Se necesitan malos poetas.?/ Buenas personas, pero poetas?/ malos (¡) ?Ay, lengua:?/ aparta de m¨ª este cuerno de la prosperidad clavado en tu ingle,?/ suturada de chips, y cubre?/ nuestras heridas con el b¨¢lsamo de los malos poemas¡!¡±.
Los poetas latinoamericanos parecen responder a ese clamor ir¨®nico, a ese sarcasmo ¨¦pico, con un enorme ¡ªy vibrante y voltaico y muy diverso¡ª am¨¦n.
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