La leyenda de Benjamin Mel¨¦ndez, pandillero y pacificador del Bronx
C¨®mics, series y documentales retratan al l¨ªder de los Ghetto Brothers

Dicen que a los 11 a?os telone¨® a Tito Puente y que fund¨® una pandilla juvenil con miles de seguidores que dominaba el Bronx Sur sin alardes violentos. Que este Orfeo en zapas pacific¨® con sus ideas y su m¨²sica la jungla de un Nueva York con m¨¢s de 10.000 pandilleros, que compuso un disco de culto que fusiona la intensidad del rock con la algarada de los sonidos latinos y que incluso fue invitado a una cumbre de las Naciones Unidas. Que sin este jud¨ªo latino enamorado de los Beatles no habr¨ªa nacido el hip hop.
Sin embargo, el recuerdo m¨¢s dulce de Benjamin Mel¨¦ndez (1952), el l¨ªder de los Ghetto Brothers, es otro. Lo explica por tel¨¦fono, reci¨¦n levantado de una cama del hospital New York Presbyterian, en el Upper East Side, donde lleva atrapado mes y medio por severos problemas en su h¨ªgado: ¡°Lo mejor fue la primera vez que mis hermanos y yo actuamos para nuestros padres. ?l siempre se estaba inventando canciones y nosotros toc¨¢bamos encima, y mi madre me ense?¨® a leer la biblia en espa?ol y siempre me dec¨ªa: cu¨ªdense entre ustedes o nadie lo har¨¢¡±. Recientemente les han dedicado c¨®mics, documentales y su leyenda sobrevolar¨¢ una nueva serie de televisi¨®n. Pero no lo tuvieron f¨¢cil.
En el South Bronx de 1970 no hab¨ªa civiles: o eras de una pandilla o eras una v¨ªctima f¨¢cil. El barrio estaba en llamas, literalmente: en diez a?os prendieron 30.000 incendios, la tasa de homicidios se cuadriplic¨®, cien bandas con hasta 10.000 miembros se disputaban una ciudad que viv¨ªa la resaca del hippismo en medio de reformas urban¨ªsticas que expulsaban a todos los vecinos con un m¨ªnimo poder adquisitivo. Algunos j¨®venes se suicidaban a medio plazo con la hero¨ªna y otros optaban por la v¨ªa r¨¢pida: la violencia pandillera como ¨²nico lenguaje y sentimiento de pertenencia a algo.

Mel¨¦ndez no comulgaba con las gangas m¨¢s malcaradas, as¨ª que cre¨® la suya con sus familiares. Estamp¨® su imaginario en los chalecos tejanos que vest¨ªan: unos cubos de basura enmarcados por las palabras Ghetto Brothers. En poco tiempo, ten¨ªan 2.500 seguidores solo en el Bronx. Incluso en las ¨¦pocas m¨¢s violentas, estos hijos de emigrantes portorrique?os eran diferentes: manten¨ªan contactos con los Panteras Negras y con el Partido Socialista de Puerto Rico. Trataban de igual a igual a las Ghetto Sisters. Echaban a los traficantes de droga, consegu¨ªan ropa para los ni?os y ofrec¨ªan chocolate caliente a las prostitutas. En el resto de tribus, el rito inici¨¢tico era el eterno pase¨ªllo de bates y pu?os, mientras que ellos solo golpeaban al novato el tiempo exacto que duraba un single de una canci¨®n a 45 revoluciones. ¡°?Un d¨ªa me enfad¨¦ mucho porque a uno se le ocurri¨® hacer el rito con un elep¨¦!¡±, bromea ahora Yellow Mel¨¦ndez. A¨²n les aguardaba el gran momento.
Cuando sali¨® de su casa el 8 de diciembre de 1971, Benjy Mel¨¦ndez sab¨ªa que esa misma tarde Nueva York pod¨ªa quedar ba?ada en sangre. ¡°Claro que ten¨ªa miedo. Pero tambi¨¦n ten¨ªa la raz¨®n¡±, recuerda.
D¨ªas antes, hab¨ªa enviado a su amigo Black Benjy a pacificar una reyerta entre pandillas. Este ghetto brother, con apenas 25 a?os, se plant¨® ante la multitud para pedirles tranquilidad. Minutos despu¨¦s, yac¨ªa muerto en el suelo. Horas despu¨¦s, todas las pandillas de Nueva York se organizaban para la gran batalla, pero Mel¨¦ndez decidi¨® convocar una cumbre entre gangas para intentar sellar una tregua.
Los guardianes de la llama
El fot¨®grafo Julian Voloj trabajaba en una serie de retratos sobre la diversidad jud¨ªa en Nueva York cuando conoci¨® a Benjy: "Su historia me fascin¨®: sonaba m¨¢s extra?a que cualquier ficci¨®n". Aquello se materializ¨® en el poderoso c¨®mic Ghetto Brother. Una leyenda del Bronx, firmado con Claudia Ahlering y editado en Espa?a por Sapristi.
El pasado verano muchos descubrieron este relato gracias al documental Rubble Kings, de Shan Nicholson, que se puede ver en Netflix. Esta plataforma estrenaba recientemente el tr¨¢iler de The Get Down, serie dirigida por Baz Luhrmann (Moulin Rouge) que retratar¨¢ la transformaci¨®n neoyorquina de los setenta a trav¨¦s de unos chavales del Bronx. El elep¨¦ de los Ghetto Brothers era un objeto de coleccionista hasta que Truth and Soul lo reedit¨® hace unos a?os. Mel¨¦ndez sigue reclamando una placa en el parque para su amigo ca¨ªdo Black Benjy.
El d¨ªa se?alado cien l¨ªderes deb¨ªan acudir a la cita en el Boys and Girls Club de Hoe Avenue. Por las calles desfilaban cientos de Savage Skulls, Black Spades y Seven Inmortals, entre muchas otras tribus. Incluso hab¨ªan apostado a francotiradores en las azoteas por si alguien romp¨ªa la calma. ¡°Los que yo sab¨ªa que lo hab¨ªan matado me dec¨ªan: no quiero morir, Benjy¡±, recuerda. Cuatro horas despu¨¦s, los principales l¨ªderes hab¨ªan firmado la tregua. En esa reuni¨®n estaban presentes futuras figuras claves del hip hop como Afrika Bambaataa.
En el armisticio se especificaba que las pandillas pod¨ªan pasear por las zonas controladas por sus antiguos enemigos. ¡°Nosotros d¨¢bamos fiestas cada viernes y toc¨¢bamos m¨²sica. A veces se sumaba con sus instrumentos gente de otras gangas. Ganaban en autoestima¡±, explica Mel¨¦ndez. Desterraron sus chalecos y cultivaron un vestuario m¨¢s cuidado para competir por las miradas de las chicas, hasta ahora prohibidas. Y ellas pod¨ªan elegir libremente. Era una forma de competir sin violencia, como tambi¨¦n lo eran las batallas de baile o de disc jockeys, los verdaderos l¨ªderes ahora. ¡°La primera vez que los vi as¨ª en c¨ªrculo pens¨¦ que eran de la Iglesia de Pentecostal¡ Hasta que mi hermano me dijo: ?no, esto es nuevo, es hip hop!¡±. Las firmas saltaron de las chupas a las paredes y los lemas, de los callejones a las radios. El resto es historia.
Mel¨¦ndez y su familia lograron grabar en 1971 un disco titulado Ghetto Brothers ¨C Power Fuerza. En la contraportada, un Mel¨¦ndez que a¨²n no hab¨ªa descubierto su labor como trabajador social remunerado escribi¨®: ¡°La m¨²sica cubre el vac¨ªo entre la sociedad y las minor¨ªas. Es el lenguaje com¨²n del mundo¡±. El eslogan sonar¨ªa algo trillado o cursi en boca de un una estrella de la radiof¨®rmula. Pero no en la de un personaje del que dicen que cambi¨® la historia de su barrio, de su ciudad y, a su modo, de la m¨²sica. Y que ahora asiente desde el hospital: ¡°That¡¯s right, mihermano¡±.
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