Un implacable diagn¨®stico de la vida rusa
La Nobel Svetlana Aleksi¨¦vich ensalza la prosa de Maksim ?sipov, un cardi¨®logo enamorado de la existencia humana que publica en Espa?a 'El grito del ave dom¨¦stica'
Me gusta la prosa de Maksim ?sipov. He empezado a releer sus relatos y lo primero que me ha venido a la cabeza es la idea de que hoy su prosa es como un diagn¨®stico. Un diagn¨®stico preciso e implacable de la vida rusa.
A pesar de que el autor est¨¢ enamorado de la simple existencia humana, se subleva contra ella porque no coincide con sus expectativas. Es el drama de quienes provienen del mundo de la cultura. De los libros. La cultura nos mantiene cuidadosamente resguardados de la realidad, aunque en este caso no lo consigue del todo porque el escritor posee una doble visi¨®n: la primera, por su profesi¨®n de m¨¦dico cardi¨®logo, que est¨¢ estrechamente ligada a la condici¨®n pasajera del ser humano, y ello no es otra cosa que el tiempo; la segunda, por el hecho de vivir en una ciudad de provincias, donde a la cultura no le resulta tan f¨¢cil enga?arte ni enmascarar la realidad con ideas y supersticiones de moda, como el nuevo concepto del ¡°mundo ruso¡±, por ejemplo. En las provincias todo est¨¢ a la vista y se muestra con mayor sinceridad, tanto la naturaleza humana como lo que transcurre al otro lado de la ventana.
A pesar de que el autor est¨¢ enamorado de la simple existencia humana, se subleva contra ella porque no coincide con sus expectativas
Por esta raz¨®n, el autor no se enternece con el mujik antol¨®gico que corre desnudo por la calle detr¨¢s de la madre con un hacha y una cruz colgada del cuello. Uno de sus personajes (un polic¨ªa) dice al escritor, a quien tiene por un ingenuo: ¡°No pienses en ellos. Los asesinos son gente de lo m¨¢s normal¡±.
Hay gente que no acaba de entender el sentido de su existencia en este mundo. ?Por qu¨¦? Porque, hay que reconocerlo, pocos lo consiguen. El alma se afana noche y d¨ªa, y no todos tienen el temple necesario. El autor se dirige a sus personajes como si fueran sus pacientes, les pregunta d¨®nde les duele y c¨®mo¡, en definitiva, ?c¨®mo les duele el alma? El alma rusa, otro mito. Sabemos que el alma est¨¢ ah¨ª, la pregunta es otra: ?existe el hombre o no? Como escrib¨ªa Dostoievski en su diario: ¡°?Cu¨¢nto hay de hombre en el hombre?¡±. Los rusos ¡°est¨¢n dispuestos a vivir cincuenta o sesenta a?os, no tanto como en Occidente¡± y ¡°no hab¨ªa verdad ni falta que hac¨ªa¡±, escribe ?sipov. Llega un momento en que, desesperado, deja escapar que quiz¨¢ ¡°convendr¨ªa cambiar ciertas tradiciones y no buscar en cada uno la profundidad dostoievskiana¡±¡
Rusia, un pa¨ªs derrengado por su enorme tama?o, vive como si el tiempo se hubiera detenido. Todos los intentos de acelerar el paso del tiempo, como la Revoluci¨®n de Octubre, han provocado derramamientos de sangre. Lees con atenci¨®n estos textos enga?osamente sencillos y, como en Shal¨¢mov, detr¨¢s de la normalidad infantil de las palabras se oculta un abismo. No dejas de pensar en lo dif¨ªcil que resulta amar al ser humano; es bello, repugnante y horroroso, pero para seguir siendo humano debes amarlo. Tu alma, inquieta, piensa¡ Solo la gran literatura puede llevarte a eso.
El grito del ave dom¨¦stica / El crit de l¡¯ocell dom¨¨stic. Maksim ?sipov. Traducci¨®n de Esther Arias / Arnau Barios. Club Editor. Barcelona, 2015. 224 p¨¢ginas. 18 euros
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