El monumento subvertido
Fernando S¨¢nchez Castillo se apropia de la ret¨®rica del poder para manipular su simbolismo. El Centro de Arte Dos de Mayo acoge su visi¨®n ir¨®nica e iconoclasta
Al cruzar la puerta del Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) descubrimos, a nuestra izquierda, un peque?o estanque. En su interior hay cuatro bustos con las efigies de Felipe V, Franco, Mussolini y Stalin. De la boca de cada uno brota, de forma intermitente, un chorro de agua que se proyecta contra la cabeza de alguno de los otros tres. Se trata de la obra Spitting Leaders, de Fernando S¨¢nchez Castillo (Madrid, 1971), protagonista de la exposici¨®n que el CA2M le dedica hasta el 28 de febrero bajo el t¨ªtulo M¨¢s all¨¢. La instalaci¨®n anticipa algunas pistas sobre los resortes est¨¦ticos y conceptuales del trabajo de este artista que, a menudo, compara su actividad con la de un arque¨®logo. La suya, en cualquier caso, es una arqueolog¨ªa deconstructiva e ir¨®nica, centrada en el an¨¢lisis y la s¨¢tira de la iconograf¨ªa que el devenir hist¨®rico deja tras de s¨ª.
El modus operandi de Fernando S¨¢nchez Castillo no difiere demasiado del d¨¦tournement situacionista. Interesado por la representaci¨®n del poder, se apropia de la ret¨®rica monumental para transformarla a trav¨¦s de diversas estrategias de subversi¨®n y desplazamiento simb¨®lico. En la obra Nar¨®n, por ejemplo, inmortaliza el momento de la decapitaci¨®n de una escultura de Franco con una nueva escultura de bronce. Se pone as¨ª de manifiesto el inter¨¦s del artista por el acto iconoclasta y su potencial discursivo. A poca distancia est¨¢n Perspectiva ciudadana, Le¨®n I y Barricada, reunidas en un mismo conjunto escult¨®rico de aspecto ruinoso que combina elementos de est¨¦tica cl¨¢sica con otros de apariencia m¨¢s bien povera.
Estas tres obras simulan los vestigios de la resistencia ciudadana y de la agresi¨®n contra los s¨ªmbolos del poder. Una vez m¨¢s, el bronce le sirve a S¨¢nchez Castillo para ajustar cuentas con los iconos oficiales y erigir un ¡°contramonumento¡± a la acci¨®n del contrapoder.
El atentado contra Carrero Blanco o el intento de golpe de Tejero son objeto de la investigaci¨®n del artista
En otra serie de piezas Fernando S¨¢nchez Castillo trabaja a partir del escaneado y la impresi¨®n en tres dimensiones de huecos y grietas que, aun siendo apenas perceptibles, son testimonios de acontecimientos importantes. Positivo muestra los agujeros de los disparos que impactaron en la tribuna del Congreso de los Diputados durante el intento de golpe de Estado de 1981. Dentro de una vitrina, S¨¢nchez Castillo presenta tres tallas de m¨¢rmol blanco con el relieve de estos agujeros como si fueran las pruebas forenses de un episodio clave de la historia pol¨ªtica espa?ola. T¨²nel muestra el relieve de la entrada del conducto subterr¨¢neo realizado por los asesinos de Carrero Blanco; y Grieta consiste en un frottage de la hendidura causada por los explosivos sobre la calzada. Que esta grieta, plasmada con pintura acr¨ªlica sobre una larga tela de algod¨®n, todav¨ªa pueda distinguirse hoy sobre la calle de Claudio Coello invita a m¨²ltiples lecturas metaf¨®ricas.
La reliquia tiene tambi¨¦n un papel central en la obra de Fernando S¨¢nchez Castillo. Dos pesta?as recuperadas durante la fabricaci¨®n de la m¨¢scara mortuoria de Franco (y que esperan un an¨¢lisis que pueda arrojar datos sobre el c¨®digo gen¨¦tico del dictador); un neum¨¢tico del veh¨ªculo que transport¨® el f¨¦retro del caudillo hasta el Valle de los Ca¨ªdos y que, supuestamente, contiene el mismo aire de aquel d¨ªa (la referencia al Air de Paris, de Duchamp, es clara) o diversas partes extra¨ªdas del Azor, el yate del dictador (adquirido hace unos a?os por el artista para transformarlo en distintos tipos de obra). Son algunas de las ¡°reliquias¡± que S¨¢nchez Castillo presenta junto a un par de v¨ªdeos en los que, con la ayuda de algunos personajes bastante pintorescos, analiza su valor simb¨®lico y esot¨¦rico. Igual que las huellas de acontecimientos pasados o los monumentos, el fetiche sugiere tambi¨¦n un cierto ¡°reenv¨ªo¡± hacia algo que est¨¢ ausente y, a su vez, una conexi¨®n con ese M¨¢s all¨¢ que da su t¨ªtulo a la exposici¨®n.
Las diversas obras agrupadas bajo el t¨ªtulo Tank man (inspiradas en la imagen del rebelde an¨®nimo que el 5 de junio de 1989 se interpuso en el camino de los tanques que se dirig¨ªan hacia la plaza de Tiananmen); el ballet Pegasus Dance, protagonizado por dos veh¨ªculos antidisturbios de R¨®terdam, o la performance M¨¦todo del discurso, realizada con dos robots ¡°antibombas¡± de la Guardia Civil, son otras de las muchas piezas incluidas en la muestra dedicada a S¨¢nchez Castillo; un artista que, aun alej¨¢ndose de los c¨¢nones de lo que habitualmente se entiende por arte pol¨ªtico, invita como pocos a la reflexi¨®n sobre las relaciones entre la historia del arte y los modos de representaci¨®n del poder. Que adem¨¢s lo haga con un fin¨ªsimo sentido del humor a?ade much¨ªsimo m¨¦rito e inter¨¦s a su original¨ªsimo ?trabajo.
M¨¢s all¨¢. Fernando S¨¢nchez Castillo. Centro de Arte Dos de Mayo. Avenida de la Constituci¨®n, 23. M¨®stoles (Madrid). Hasta el 28 de febrero.
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