Mal¨ª resiste... desde la m¨²sica
Los sonidos de ?frica vibran en Bamako, que ha celebrado su primer festival internacional como gesto de coraje frente a la amenaza yihadista
Son casi las dos de la madrugada, intempestiva hora en que aterriza el avi¨®n de la RAM, una de las pocas compa?¨ªas internacionales que operan en el pa¨ªs. Las medidas de seguridad en el aeropuerto de Bamako-S¨¦nou son extremas. Hay varios controles militares por los que pasar desde el descenso del avi¨®n hasta salir al vest¨ªbulo. Mal¨ª sigue en estado de emergencia. El Gobierno, que lo hab¨ªa instaurado hasta el 31 de diciembre tras el ataque terrorista contra el lujoso Hotel Radisson Blu del 20 de noviembre, lo ha prologado tres meses m¨¢s.
As¨ª que el primer Festival Acoustik Bamako (FAB) ha pendido de un hilo hasta apenas tres semanas antes de su celebraci¨®n. Fue entonces cuando el gran maestro de la kora Toumani Diabat¨¦, alma del evento, y su equipo decidieron que no deb¨ªan doblegarse ante las amenazas de quienes a sangre y fuego pretenden acallar a un pueblo orgulloso de una cultura en la que la m¨²sica constituye su mayor riqueza.
¡°Festival de Toumani¡±, dice, camino de Bamako, el conductor a los polic¨ªas que dan el alto en un control de carretera. Todo el mundo est¨¢ al tanto y parece contento de que la vida siga adelante.
¡°No es la pol¨ªtica la que hace avanzar a Mal¨ª, ni al ?frica del siglo XXI, sino su m¨²sica y su arte, y tambi¨¦n el deporte¡±, dice Toumani Diabat¨¦ al d¨ªa siguiente en una rueda de prensa. ¡°Este festival va a mover muchas cosas. Para m¨ª es una gran satisfacci¨®n ver que todos estos artistas internacionales han aceptado venir. Es en momentos como estos cuando uno comprueba qui¨¦nes son sus amigos¡±, agrega. Le acompa?an el actor y m¨²sico afroamericano Gary Dourdan, el cantante de Blur Damon Albarn y el Jefe de los Griots, una casta de m¨²sicos a la que Diabat¨¦ pertenece y que se remonta 700 a?os atr¨¢s a los tiempos del Imperio Mandinga.
Todos han acudido sin cobrar, atra¨ªdos por la fuente de inspiraci¨®n que es el pa¨ªs para los artistas. ¡°Mal¨ª cambi¨® mi vida cuando vine por primera vez en 2001¡±, cuenta Albarn. ¡°Hay que estar aqu¨ª para apoyar la continuidad de la m¨²sica¡±, abunda.
El FAB ha cambiado su fisonom¨ªa: en lugar de en espacios abiertos se ha realizado en recintos cerrados y bajo extremas medidas de seguridad, como la muestra de m¨²sica dog¨®n, que se celebra estos d¨ªas tambi¨¦n en Bamako, o el de Seg¨², en el centro del pa¨ªs.
Mal¨ª adora su m¨²sica y su cultura y consume maliense. Hoy, gracias a Internet y pese a los escasos medios, artistas j¨®venes llenan estadios. Es el caso del hijo de Toumani, Sidiki Diabat¨¦, aut¨¦ntico ¨ªdolo de masas y parte del cartel de este ambicioso festival. Sidiki es un perfecto ejemplo de c¨®mo la tradici¨®n de la kora y los modernos ritmos hip hop pueden sonar en perfecta sinton¨ªa.
¡°Nuestra cultura se manifiesta a trav¨¦s de la m¨²sica. La m¨²sica da la sonrisa. Si nos la quitan, es como si nos arrancaran el alma y no es posible vivir sin alma. Para nosotros estar aqu¨ª es muy importante porque nuestro grupo ha comenzado en Bamako¡±. Quien habla es Al¨ª Tour¨¦, cantante de Songhoy Blues, una formaci¨®n de cuatro j¨®venes m¨²sicos provenientes de Tombuct¨² y Gao que desgranan sus trepidantes sonidos rock macerados en los blues de Ali Farka Tour¨¦.
Pero es la profusa presencia femenina lo que llama la atenci¨®n del FAB, que, lejos de velar a sus artistas, las ha querido realzar. Las electrificantes Nahawa Doumbia, Djeneba Kouyate, Safi Diabat¨¦ o la m¨²sica de Den¨¦ Isebere, adem¨¢s de colmar los escenarios de belleza y color, son una potente manifestaci¨®n de resistencia, palabra que se repite desde foros y escenarios y que expresa el reto que ahora mismo supone subirse a un escenario de Mal¨ª, m¨¢s en una mujer.
¡°S¨ª, sobre todo las mujeres estamos expuestas; somos una provocaci¨®n para esa gente. En un momento dado, tras el atentado ten¨ªa miedo. Cada vez que me entrevistaban en la televisi¨®n o cantaba no pod¨ªa quitarme de la cabeza que alguien me miraba y que estaba en terreno vedado, ya que para esa gente deber¨ªa estar cubierta y sin salir de casa¡±, confiesa Den¨¦. ¡°No pienso ceder. Ni Oumou Sangare, ni Nahawa, ninguna de nosotras nos escondemos¡±, explica.
En el FAB, en todo momento ha habido artistas y bailarinas que espont¨¢neamente se han subido a los escenarios para acompa?ar los conciertos de Toni Allen, Gary Dourdan, Damon Albarn o los Songhoi Blues, contagiando al auditorio con su pasi¨®n por la m¨²sica y la vida. ¡°Hemos decidido resistir. Al d¨ªa siguiente de los atentados de Ouagadougou, yo ten¨ªa un concierto en el Instituto Franc¨¦s. No lo suspend¨ª. Quise demostrar a esa gente que vamos a seguir viviendo como queremos. Hicimos un llamamiento a trav¨¦s de las redes sociales y el 16 de enero la sala, con capacidad para 300 personas, se llen¨®. Yo quiero ser libre. No me voy a cubrir ni dejar de cantar. Es importante hacerlo, sobre todo si eres mujer, porque somos el pilar de ?frica, y si una mujer decide resistir, su marido y sus hijos van a seguirla¡±.
La gabonesa Pamela Badjogo tiene claro que va a continuar viviendo de y con la m¨²sica. Lleva diez a?os viviendo en Bamako: ¡°Aqu¨ª la cultura y la m¨²sica est¨¢n vivas. Si te falta inspiraci¨®n, hay que venir a Mal¨ª¡±.
Un oasis de relax y alegr¨ªa
La idea del festival, un antiguo proyecto de Toumani Diabat¨¦, era no solo reanimar el pulso de Bamako, conocida por su rico circuito de locales musicales, que en los ¨²ltimos cuatro a?os y tras la ¨²ltima rebeli¨®n tuareg e invasi¨®n yihadista en el norte del pa¨ªs se ha ido apagando, sino tambi¨¦n dinamizar todas las industrias art¨ªsticas en torno a la m¨²sica. ¡°Bamako necesitaba un oasis de relax y alegr¨ªa en torno a la m¨²sica y nuestros invitados internacionales han demostrado que se puede venir a Mal¨ª y beneficiarse de su rica cultura y seguridad¡±, asegura Fatou Sow, productora ejecutiva del evento. Y a?ade: ¡°En Mal¨ª sufrimos una falta brutal de recursos humanos; por ello el FAB ha organizado tambi¨¦n talleres de mezcla de sonido e iluminaci¨®n para crear puestos de trabajo para nuestros j¨®venes¡±.
Babelia
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