Resistencia de g¨¦nero
Bajo unos cielos encapotados que podr¨ªa haber invocado Nuri Bilge Ceylan, Nahid, una madre iran¨ª reci¨¦n divorciada de su esposo toxic¨®mano y que libra una incesante batalla por la supervivencia y por la custodia de su hijo, encuentra a orillas de una playa, videovigilada y desapacible, el fr¨¢gil territorio para construir una nueva relaci¨®n. Nada ser¨¢ f¨¢cil: las presiones sociales, familiares y econ¨®micas, las derivas de un hijo en quien quiz¨¢ anide la potencialidad de los pecados del padre, y las diferencias de clase con su nuevo amante sumar¨¢n obst¨¢culos en este relato que, sin estridencias, desvela, a trav¨¦s de un viacrucis cotidiano y concreto, la claustrofobia existencial de ser mujer bajo el r¨¦gimen iran¨ª y su herencia cultural sustentada sobre el poder del patriarcado.
NAHID
Direcci¨®n: Ida Panahandeh.
Int¨¦rpretes: Sareh Bayat, Nasrin Babaei, Pejman Bazeghi.
G¨¦nero: drama. Ir¨¢n, 2015.
Duraci¨®n: 105 minutos.
La claridad, la contundencia y la eficacia narrativa de la propuesta de la debutante Ida Panahandeh remiten a otro reciente logro del cine iran¨ª que, a trav¨¦s de un asunto particular, lograba ofrecer un ambicioso corte en secci¨®n de la sociedad del pa¨ªs: Nader y Simin, una separaci¨®n, de Asghar Farhadi, en cuyo reparto tambi¨¦n particip¨® la espl¨¦ndida Sareh Bayat, que aqu¨ª ocupa el centro del discurso, encarnando a una figura que no busca suscitar la compasi¨®n del espectador y que incurre, a menudo, en decisiones controvertidas por puro imperativo superviviente. Una sociedad opaca no parece el mejor territorio para la transparencia individual. Nahid tambi¨¦n mantiene cierta cercan¨ªa con la espa?ola Techo y comida, pero sus maneras son bastante m¨¢s sofisticadas y suponen una imaginativa apropiaci¨®n de esa tendencia reflexiva del neorrealismo iran¨ª de ¨²ltima generaci¨®n que parece pensar a fondo cada uno de sus encuadres, considerar qu¨¦ es lo que se deja fuera de cuadro. Fuera del relato, incluso.
En Nahid hay un radical manejo de las elipsis que la cineasta maneja con precisi¨®n y, tambi¨¦n, una encomiable capacidad para representar escenas lacerantes sin caer en ninguna tentaci¨®n melodram¨¢tica: la secuencia de la agresi¨®n al padre en los lavabos de un campo de futbol, como represalia por una deuda de juego, resulta mod¨¦lica en cuestiones de ¨¦tica de la representaci¨®n. Que la cineasta sepa, m¨¢s tarde, reformularla como premonici¨®n de una situaci¨®n pareja vivida por el hijo, revela su buen sentido de la construcci¨®n narrativa en esta ¨®pera prima sin pasos en falso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.