Supervivencia: una historia cultural
Los filmes con m¨¢s candidaturas a los Oscar retoman el mito del ¨²ltimo hombre
Tras un r¨¢pido repaso a las listas de pel¨ªculas nominadas y premiadas este a?o, salta a la vista que la supervivencia es un tema recurrente en las tramas. Las tres pel¨ªculas con m¨¢s nominaciones a la gala de los Oscar tratan de eso. Est¨¢ El renacido (12 nominaciones), en la que Leonardo DiCaprio lucha para sobrevivir a solas en un entorno cruel despu¨¦s de soportar el ataque de un oso y ser enterrado vivo. En Mad Max: Furia en la carretera (10 nominaciones), Tom Hardy interpreta a un hombre extra?o y solitario que recorre un desierto pos?apocal¨ªptico y trata de no convertirse en una bolsa de sangre para sus vamp¨ªricos habitantes. Por ¨²ltimo, en Marte (7 nominaciones), Matt Damon encarna a un astronauta que se queda solo en ese planeta y debe aprender a sobrevivir en un entorno completamente inhabitable hasta que lo rescaten.
Las tres pel¨ªculas presentan a personajes que luchan por sobrevivir en condiciones hostiles y aparentemente desesperadas. Aislados mentalmente por la descomposici¨®n de la sociedad, o f¨ªsicamente en los desolados paisajes de la naturaleza terrestre y de Marte, a estos hombres les une el impulso de seguir viviendo cuando no haya esperanza.
Las respuestas culturales al miedo de tener que sobrevivir solos en un mundo amenazador se encuentran ya en los or¨ªgenes de la poes¨ªa inglesa. El Libro de Exeter ¡ªun manuscrito en ingl¨¦s antiguo que data aproximadamente del a?o 960 despu¨¦s de Cristo¡ª cuenta historias de caminantes y marinos (no muy diferentes a El renacido de In¨¢rritu) que sufren las muertes de sus allegados, parten al exilio, se sobreponen a la congelaci¨®n de sus pies y tienen que remar con las manos en el mar helado.
El renacido, Marte y Mad Max est¨¢n visualmente construidas sobre la imagen descarnada de una figura solitaria en un paisaje vasto y hostil
Los relatos de las penalidades que sufren viajeros solitarios, ermita?os y forasteros en tierras extra?as aparecen una y otra vez en la literatura. La que se puede considerar la primera novela escrita en ingl¨¦s, Robinson Crusoe, de Daniel Defoe (1719), muestra a un n¨¢ufrago condenado a pasar 28 a?os alejado de la civilizaci¨®n en una isla desierta.
No obstante, existen ciertos periodos en la historia en los que el inter¨¦s por la supervivencia parece especialmente intenso, y el inicio del siglo XIX fue uno de ellos. Empezaron a publicarse textos en los que un personaje aislado no s¨®lo es que se sintiera totalmente solo en el mundo, sino que era verdaderamente el ¨²ltimo hombre en la Tierra. Esta moda del ¨²ltimo hombre se extendi¨® a las artes visuales: el pintor John Martin plasm¨® varias escenas en las que se alza una figura solitaria sobre un fondo apocal¨ªptico.
Las respuestas culturales al miedo de tener que sobrevivir solos en un mundo amenazador se encuentran ya en los or¨ªgenes de la poes¨ªa inglesa
El ¨²ltimo hombre
La tendencia floreci¨® en la d¨¦cada de 1820 y transform¨® la figura rom¨¢ntica del solitario en un individuo que debe sobrevivir sin ayuda en el mundo. Uno de los ejemplos m¨¢s conocidos es la novela de Mary Shelley El ¨²ltimo hombre (1826), en la que una terrible plaga asola el planeta a finales del siglo XXI y no deja vivo m¨¢s que a un hombre, Lionel Verney. Desesperado por encontrar a otros supervivientes, Lionel va de una ciudad a otra, empujado por el miedo a ¡°despertarse siempre y no hablar con nadie, pasar las horas interminables (¡) aislado en el mundo¡±.
La figura del superviviente solitario sigui¨® interesando a los escritores y artistas en los siglos posteriores. Hacia el final del periodo victoriano, por ejemplo, H. G. Wells imagin¨® a un hombre que viaja en el tiempo, hasta un futuro lejano que le obliga a sobrevivir en un mundo irreconocible, en el que la humanidad se ha dividido en dos especies diferenciadas: los ingenuos eloi y los sanguinarios y can¨ªbales morlock.
A mediados del siglo XX, la novela de Richard Matheson Soy leyenda (1954) ¡ªadaptada al cine nada menos que en tres ocasiones¡ª retrataba a un hombre solo que lucha por sobrevivir despu¨¦s de que una pandemia mundial convierta a todos los humanos en criaturas vamp¨ªricas.
En tiempos m¨¢s recientes, Margaret Atwood ha explorado el tema del superviviente solitario en su novela Oryx y Crake (2003), y Cormac McCarthy mostr¨® las consecuencias del derrumbe de la civilizaci¨®n tras una cat¨¢strofe en su sobrecogedor relato de supervivencia, La carretera (2006). A pesar de que sus escenarios son totalmente distintos, estos textos coinciden en el empe?o de sus protagonistas en sobrevivir en medio de circunstancias desesperadas.
Nuevas amenazas
Aunque el miedo a estar solo es una preocupaci¨®n eterna, existen periodos en la historia en los que el inter¨¦s por la supervivencia se convierte en parte fundamental del zeitgeist. Ya sean las nuevas teor¨ªas cient¨ªficas de principios del XIX que dejan clara la vulnerabilidad del ser humano en el universo, o las inquietudes provocadas por la degeneraci¨®n del periodo tardovictoriano, o la perspectiva de la guerra nuclear en el siglo XX, existen ciertas amenazas contra la humanidad que despiertan la fascinaci¨®n por las historias de supervivientes.
Los tres relatos de supervivencia que han dominado las candidaturas a los Oscar este a?o indican que estamos viviendo una de esas ¨¦pocas de inquietud. En una era llena de amenazas terroristas, una posible cat¨¢strofe ecol¨®gica, armas nucleares y virus manipulados gen¨¦ticamente, la raza humana afronta, seg¨²n Stephen Hawking, ¡°uno de sus siglos m¨¢s peligrosos¡±.
Este miedo colectivo ha impulsado una producci¨®n cultural que estudia la supervivencia en todas sus formas. A pesar de sus diferencias, El renacido, Marte y Mad Max est¨¢n visualmente construidas sobre la imagen descarnada de una figura solitaria en un paisaje vasto y hostil, que reacciona ante la vulnerabilidad de la humanidad con la fortaleza del individuo. Tanto si est¨¢ en el desierto polvoriento de un mundo devastado por una guerra nuclear como si se encuentra en la inmensa y ¨¢rida superficie de Marte, o en la helada soledad del norte de Luisiana, el superviviente debe seguir luchando.
El mensaje de estas pel¨ªculas es, en definitiva, un mensaje de esperanza: de rescate, de regreso, de venganza y de posibles nuevos principios. Por desoladoras que sean las circunstancias o escasas las posibilidades, no tenemos m¨¢s remedio que aferrarnos a la perspectiva de sobrevivir.
Catherine Redford es fellow en Oxford. Art¨ªculo publicado en The Conversation.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Babelia
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