Antonio Vega, cruzando el universo
Vega fue un letrista brillante que dej¨® una hilera de canciones tan bellas como 'Una d¨¦cima de segundo'
A muchos les sorprende que Chica de ayer, considerado por muchos el himno pop de los 80, lo escribiese un joven de 19 a?os mientras hac¨ªa el servicio militar. ?Acaso la experiencia, la madurez y la creatividad no alcanzan el punto ¨¢lgido cuando se acumula una trayectoria de a?os, canciones y discos? A veces la magia se esconde en el comienzo, en los primeros versos que uno escribe para transmitir con letras lo que no es capaz de decir con palabras. Probablemente ah¨ª se encuentre parte del encanto de Chica de ayer, pero el resto es obra de la sensibilidad de un compositor ¨²nico: Antonio Vega. Un letrista brillante que dej¨® una hilera de canciones tan bellas como la posterior Una d¨¦cima de segundo.
En 1984 cientos de grupos se peleaban por atrincherarse entre emisoras y escenarios, pero solo unos pocos consegu¨ªan carreras s¨®lidas. Radio Futura publicaba Escuela de calor, Mecano editaba Hawaii Bombay, y Nacha Pop se desmarcaba con el ep¨¦ hom¨®nimo que conten¨ªa la canci¨®n que nos ocupa, Una d¨¦cima de segundo. En plena era postpunk, mientras unos se pintaban el pelo de colores y otros eran pol¨ªticamente incorrectos para llamar la atenci¨®n, Antonio Vega dedic¨® largas horas a redondear una letra en la que reflejaba su fascinaci¨®n por la f¨ªsica, las matem¨¢ticas y el cosmos. Tres campos que siempre le interesaron, tanto que lleg¨® a matricularse en la Escuela de F¨ªsicas y se prepar¨® para el examen de la Escuela Nacional de Aeron¨¢utica, pero abandon¨® los estudios por la m¨²sica y utiliz¨® las canciones para viajar a esos espacios que tanto le fascinaban. Como cantaron los Beatles, cruzando el universo.
Convencido de que todo era susceptible de ser interpretado musicalmente, dedic¨® la letra de Una d¨¦cima de segundo a hablar de la ciencia, el espacio, lo tangible e intangible y hasta las matem¨¢ticas cartesianas: ¡°Y es que no hay nada mejor que imaginar, la f¨ªsica es un placer. / Es que no hay nada mejor que formular, escuchar y oir a la vez. / Mide el ¨¢ngulo formado por ti y por m¨ª / es la soluci¨®n a algo muy com¨²n aqu¨ª. / Ahora t¨² no dejes de hablar / somos coordenadas de un par / inc¨®gnita que a¨²n falta por despejar¡±. Una letra de altura que su compositor defini¨® como el ¡°primer escarceo que hice en mi vida, mientras yo estudiaba, y la mejor manera que encontr¨¦ de decir algo as¨ª como: ¡°Ni un mill¨®n de a?os me har¨¢n olvidar, aquella d¨¦cima de segundo en la que olvid¨¦ un mill¨®n de a?os¡±. Con palabras aparentemente fr¨ªas -¨¢ngulos, coordenadas, girar, eje, rodando, trayectoria, formular, inc¨®gnitas, despejar, soluci¨®n, f¨®rmula, c¨ªrculos¡- construy¨® im¨¢genes absolutamente po¨¦ticas.
La canci¨®n dio t¨ªtulo a un ep¨¦ que grabaron con el productor Peter McNamee, en el que incluyeron dos versiones del mismo tema: la primera, arrancando a guitarra y voz y seguida por el resto de instrumentos, con una poderosa bater¨ªa. Un tratamiento rockero muy habitual en los Nacha Pop de la ¨¦poca, aunque sus canciones siempre eran dif¨ªciles de sacar, como se?al¨® el compositor Nacho B¨¦jar, que trabaj¨® en muchas ocasiones con Antonio: ¡°Era un tema impenetrable, porque el primer acorde era una cosa demencial para aquel tiempo. Es de una complejidad tremenda¡±. Pero hab¨ªa otra lectura de la canci¨®n cerrando aquel trabajo, una versi¨®n delicad¨ªsima, grabada a piano y voz con el m¨²sico Teo Cardalda en una grabaci¨®n totalmente improvisada. As¨ª lo contaba el propio Antonio en el libro ¡°Mis cuatro estaciones¡± de Bosco Uss¨ªa: ¡°Yo hab¨ªa escrito el tema para banda, y no exist¨ªa versi¨®n alguna de piano. Hab¨ªa invitado a Teo a que metiera los teclados, y en un descanso se fue al estudio, se sent¨® al piano y empez¨® a tocar la canci¨®n para recordar los acordes, y buscando una sucesi¨®n adecuada, empez¨® a ralentizar la canci¨®n. Me sorprendi¨® y me enganch¨¦ a ¨¦l en las primeras palabras¡±.
Fascinado por ese tempo lento, Teo y Antonio abordaron la canci¨®n dej¨¢ndose llevar: ¡°Ni siquiera fue una historia de ¡°vamos a improvisar¡±, no, no, fue algo que se dio escrito en el aire, en el viento¡±. Al otro lado de la pecera y sin avisar, McNamee registr¨® el duende del momento. Muchos la han llevado despu¨¦s al estudio o al directo (Luz Casal, Enrique Bunbury, Iv¨¢n Ferreiro¡), deseosos de reinterpretar la lucidez del genio de los contrastes: ¡°Soy un individuo tan oscuro como brillante y tan sombr¨ªo como soleado¡±, dijo Vega una vez. Entre un mundo y el otro nadie igual¨® la belleza, sensibilidad y delicadeza de sus letras.
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