El mundo a merced de EE UU
Adam Tooze investiga el orden mundial surgido de la Gran Guerra, que se llev¨® por delante a los imperios, provoc¨® la revoluci¨®n bolchevique y sembr¨® las semillas del fascismo
La Gran Guerra reconstruy¨® el orden mundial. Ya lo hab¨ªa percibido un insigne pol¨ªtico brit¨¢nico, David Lloyd George, apenas un a?o despu¨¦s de su comienzo, y as¨ª se lo dijo a una multitud de sindicalistas en Glasgow el d¨ªa de Navidad de 1915: ¡°Es el diluvio (¡) una convulsi¨®n (¡) un movimiento s¨ªsmico¡± de esos que hac¨ªan que generaciones enteras avanzaran o retrocedieran ¡°de una sola sacudida¡±.
Adam Tooze, autor de otra notable obra sobre el ascenso y quiebra de la econom¨ªa nazi, toma esa descripci¨®n apocal¨ªptica de la guerra como ¡°diluvio¡± y dibuja, con uso combinado de detalles y trazo grueso, los grandes cambios que de ella resultaron.
Fueron muchos. Esa contienda se llev¨® por delante a los viejos imperios, provoc¨® la conquista bolchevique del poder, el cambio revolucionario m¨¢s s¨²bito y amenazante que conoci¨® la historia del siglo XX, y sembr¨® las semillas del fascismo, concentrado todo en una ¡°crisis de veinte a?os¡±, como la bautiz¨® el historiador Edward H. Carr, que desat¨® un cicl¨®n todav¨ªa mayor.
Para Tooze, sin embargo, el elemento determinante del nuevo orden que gener¨® la Gran Guerra fue el surgimiento de Estados Unidos como primera potencia mundial. Porque los m¨¢s de cuatro a?os de destrucci¨®n masiva debilitaron a todos los combatientes europeos, incluidos los vencedores, mientras que la naci¨®n norteamericana, que sali¨® ¡°inc¨®lume y mucho m¨¢s poderosa¡±, se convirti¨® en un nuevo tipo de ¡°superestado¡± que pudo, a partir de ese momento, ejercer su veto ¡°en los asuntos financieros y de seguridad nacional de los otros grandes Estados del mundo¡±. El origen de una supremac¨ªa que se mantiene 100 a?os despu¨¦s.
La irrupci¨®n de Estados Unidos en ese escenario no marcaba una mera sucesi¨®n de imperios, ocupando el lugar preeminente que hab¨ªa tenido Gran Breta?a desde comienzos del siglo XIX, era un ¡°cambio de paradigma¡±. Su poder resid¨ªa en la econom¨ªa y la fuerza militar era s¨®lo una consecuencia.
Desde 1915, Wall Street hab¨ªa financiado a los pa¨ªses de la Entente, pero fue la financiaci¨®n directa gracias al cr¨¦dito p¨²blico estadounidense lo que le dio a esa coalici¨®n una clara ventaja frente a Alemania y el resto de imperios centrales. Tras la guerra, Alemania qued¨® totalmente empobrecida, pero Gran Breta?a y Francia, que hab¨ªan gastado bastante m¨¢s dinero para ganarla que los alemanes en perderla, deb¨ªan al contribuyente norteamericano unos 8.000 millones de d¨®lares, que aumentaron con los altos tipos de inter¨¦s. El pago anual de los brit¨¢nicos, por ejemplo, equival¨ªa a su presupuesto de educaci¨®n.
?Por qu¨¦ sali¨® todo tan mal despu¨¦s? ?Por qu¨¦ descarril¨® la pol¨ªtica norteamericana de Woodrow Wilson en Versalles? ?Por qu¨¦ ese orden internacional, que estuvo al borde del precipicio durante toda la posguerra, acab¨® hecho a?icos por la Gran Depresi¨®n de 1929?
Tooze necesita varios cientos de p¨¢ginas para articular respuestas complejas a esas preguntas b¨¢sicas, viaja por las naciones m¨¢s importantes de Europa y de Asia para encontrarlas, subraya el fracaso de la hegemon¨ªa brit¨¢nica, al tomar posiciones de ¡°abstenci¨®n deliberada¡± en los asuntos del continente europeo, pero su explicaci¨®n esencial reside de nuevo en Estados Unidos, en su fragilidad como pivote de ese nuevo orden internacional, manifestada en lo que denomina ¡°el fiasco del wilsonianismo¡±, en su persistente objetivo de construir la paz sin victoria europea.
La conclusi¨®n de Tooze es contundente: la Primera Guerra Mundial hab¨ªa contemplado el primer intento de construir una ¡°coalici¨®n de potencias liberales¡±. No sali¨® bien y el precio de ese fracaso dej¨® peque?os todos los c¨¢lculos posibles
Como hab¨ªa pronosticado el entonces joven economista John Maynard Keynes, propinar el golpe definitivo a Alemania significar¨ªa poner a Gran Breta?a a merced de Estados Unidos. Y as¨ª lo confirm¨® un memor¨¢ndum del Foreign Office a finales de 1928: mientras los brit¨¢nicos se recuperaban todav¨ªa de los esfuerzos sobrehumanos de la guerra, agobiados por las deudas y el paro, se enfrentaban a un Estado ¡°veinticinco veces m¨¢s grande (¡) cinco veces m¨¢s rico (¡) casi invulnerable¡±, factor decisivo en la creaci¨®n del nuevo orden mundial.
La conclusi¨®n de Tooze es contundente: la Primera Guerra Mundial hab¨ªa contemplado el primer intento de construir una ¡°coalici¨®n de potencias liberales¡±. No sali¨® bien y el precio de ese fracaso dej¨® peque?os todos los c¨¢lculos posibles, porque, a comienzos de los a?os treinta, ¡°abri¨® una ventana estrat¨¦gica de oportunidades¡± por la que se colaron ¡°fuerzas de aut¨¦ntica pesadilla¡±, pol¨ªticos agresivos e insurgentes que metieron al mundo en un brutal caos.
Todo eso es lo que cuenta Tooze en un denso volumen, con decenas de referencias bibliogr¨¢ficas y documentales, de narraci¨®n pol¨ªtica y diplom¨¢tica, guiada por la mirada telesc¨®pica de un buen conocedor de la econom¨ªa y de las altas finanzas. Un libro sobre c¨®mo la nueva fuerza dominante del mundo, gracias a la intervenci¨®n en una guerra en la que no quer¨ªa entrar, dise?¨® la compleja historia de la paz y no supo despu¨¦s mantenerla.
El diluvio. La Gran Guerra y la reconstrucci¨®n del orden mundial (1916-1931). Adam Tooze. Traducci¨®n de Joan Rabasseda y Te¨®filo de Lozoya. Cr¨ªtica. Barcelona, 2016. 846 p¨¢ginas. 34 euros
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