¡°No me gusta el flamenco¡±
Un trianero, una canadiense y un catal¨¢n crean la provocadora obra ¡®Libertino¡¯
¡°No me gusta el flamenco¡±. Con esta desafiante frase del autor teatral, poeta y actor catal¨¢n Fernando Mansilla arranca el provocador espect¨¢culo Libertino,una obra basada en el ¡°baile de la palabra¡± con coreograf¨ªa del sevillano Marco Vargas y la canadiense Chlo¨¦ Br?l¨¦ con Juan Jos¨¦ Amador al cante. El espect¨¢culo, nominado a seis premios Max de las Artes Esc¨¦nicas, se presenta el martes en el Central de Sevilla para viajar luego a la Feria de Teatro de San Sebasti¨¢n, a Castell¨®n y a Alicante.
La obra es un mestizaje desde su concepci¨®n hasta su interpretaci¨®n. Mansilla ha partido de su experiencia personal de catal¨¢n residente en un patio colectivo de Sevilla donde el autor se reconoce como el ¡°vecino arr¨ªtmico¡±. Hasta que se ve reflejado en el canario de su vecino, de nombre Libertino, y decide abandonar las propias ataduras para asumir el riesgo de la libertad.
Mansilla envi¨® el texto en una grabaci¨®n a Vargas, gitano de Triana (Sevilla), y a Br?l¨¦, una profesional del flamenco nacida en Montreal (Canad¨¢) de un padre atleta y una madre abogada. Ambos se enamoraron de la fuerza de la voz del actor, que clamaba sin tapujos que nunca le hab¨ªa gustado el flamenco. Los dos core¨®grafos aceptaron el provocativo envite y crearon un relato con sus cuerpos que recorre el viaje personal del autor desde el prejuicio hacia este arte hasta la asimilaci¨®n del cante y el baile como una puerta a la libertad.
Al relato sumaron el cante de Juan Jos¨¦ Amador, a quien Br?l¨¦ describe como un ¡°puente intergeneracional¡± y que aporta el ¨²ltimo elemento a una escenograf¨ªa desnuda y desafiante que no deja al espectador ning¨²n punto de fuga.
¡°La obra habla de libertad, del salto al vac¨ªo, del miedo que esconde los deseos, de la independencia¡±, resume la artista y copropietaria de la compa?¨ªa. Su socio lo corrobora. La propia creaci¨®n, seg¨²n explica, es una apuesta arriesgada, que reh¨²ye de los falsos purismos y combina todas las formas de expresi¨®n hasta culminar con una coreograf¨ªa con m¨²sica de rock progresivo de Gabriel Vargas y Manuel Montenegro grabada intencionadamente de una sola vez en un garaje ¡°con ruido¡±.
Marco baila desde los 17 a?os, aprende con Mario Maya y se incorpora a distintas compa?¨ªas, con las que viaja por el mundo, especialmente Jap¨®n, donde destaca que hay un tablao desde hace 40 a?os (El Flamenco) y una longeva revista mensual sobre este arte (Paseo).
En un espect¨¢culo se cruza con Br?l¨¦, una bailarina de educaci¨®n cl¨¢sica que se rinde al flamenco durante un espect¨¢culo al que asiste de adolescente y deja su ¡°Montreal de la Frontera¡±, como le gusta bromear, para estudiar en Madrid, donde la descubre Javier de la Torre.
De esta confluencia de personas dispuestas a romper con cualquier clich¨¦ ¡ªun gitano que baila contempor¨¢neo, una canadiense flamenca y un catal¨¢n afincado en Sevilla¡ª nace el primer germen de Libertino, que se va completando con las aportaciones de los tres creadores, sin prejuicios, sin ataduras.
La compa?¨ªa ha recibido el Giraldillo de la Bienal de Flamenco de Sevilla al espect¨¢culo m¨¢s innovador entre otros galardones que avalan su apuesta.
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