61 a?os despu¨¦s
Repetir los aciertos de la historia es lo que parecen haber pretendido el cineasta Luis Mar¨ªa Ferr¨¢ndez y la SGAE al organizar unas Nuevas Conversaciones de Salamanca. Han transcurrido 61 a?os desde aquellas m¨ªticas de 1955 en las que se unieron gentes del cine de muy diversa ideolog¨ªa, falangistas, ¨¢cratas, cat¨®licos militantes y comunistas clandestinos, con el fin de analizar la situaci¨®n en que se encontraba el cine espa?ol bajo las garras del franquismo. Desde entonces ha habido intentos por recuperar el mismo esp¨ªritu ¨Cen 1995 tuvo lugar uno de ellos en la misma Salamanca y ahora se ha vuelto a intentar-. Ya casi nada es como en tiempos de Franco (menos mal) aunque el cine siga siendo, como dijo entonces Bardem, ¡°industrialmente raqu¨ªtico¡±, y sujeto a una censura que ahora es movida por lo econ¨®mico, ejercida fundamentalmente por los operadores de televisi¨®n. De modo que una de las conclusiones de estas Conversaciones ha sido la de pedir al Gobierno que el cine sea considerado cuesti¨®n de estado, y que el apoyo estatal sea independiente y sin depender de las televisiones. En ese sentido se expresaba la directora In¨¦s Paris: ¡°Aunque el cine espa?ol est¨¢ en un momento estupendo, art¨ªstica y t¨¦cnicamente, el problema reside en el modelo de financiaci¨®n estatal, que puede acabar eliminando la diversidad¡±, es decir, esas pel¨ªculas de presupuesto entre dos y cuatro millones de euros, que no compiten con las grandes superproducciones.
Ha habido intervenciones para todos los gustos: ¡°Nos une la necesidad de asociarnos ante la crisis que estamos sufriendo, y nos separa el profundo individualismo en el que trabajamos y vivimos¡±, opin¨® el montador Jos¨¦ Manuel Jim¨¦nez, mientras que Ferr¨¢ndez declaraba que ¡°un pa¨ªs que comparte la Cultura con Educaci¨®n y Deporte es un pa¨ªs que no puede progresar, y creo que es necesaria la puesta en marcha de un nuevo centro nacional de cinematograf¨ªa que aglutine a todo el sector.¡±
En definitiva, m¨¢s propuestas, m¨¢s opiniones¡ Sea como sea, en Salamanca se ha dado un nuevo paso para que de una vez por todas acabe organiz¨¢ndose ese Congreso del cine espa?ol tan ansiado desde hace a?os. Si las conversaciones de 1955 dieron un empuj¨®n contra la censura, el primer Congreso democr¨¢tico del cine espa?ol de 1978 supuso el inicio de una estructura legal de la que el cine sigue siendo heredero¡ tanto para lo bueno como para lo no tanto. Urge un nuevo Congreso. Y ese pacto de estado que podr¨ªa dar seguridad a una industria cultural que no debe padecer los caprichosos vaivenes gubernamentales.
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