Con licencia para ofender
La comedia de Baron Cohen es m¨¢s agresiva que un 'hooligan' pose¨ªdo y m¨¢s desagradable que una infusi¨®n de condones usados
La comedia pol¨ªticamente incorrecta es, en el fondo, un territorio tan fr¨¢gil como el de las sofisticadas comedias de tel¨¦fonos blancos de los 40: aunque un modelo aspire a la abyecci¨®n y el otro a lo ed¨¦nico, en ambos casos se puede ambicionar la excelencia. Tambi¨¦n en ambos, el l¨ªmite entre gloria y fracaso es tenue.?Agente contrainteligente aspira a ser la comedia m¨¢s repulsiva de todos los tiempos, con permiso de la ya insoslayable y prestigiada?Pink Flamingos (1972): en ella se difama gratuitamente a personas reales, se incurre en ofensas de clase, raza y g¨¦nero, se sube la apuesta a la hora de transgredir tab¨²es de representaci¨®n y, entre otras muchas cosas, se rompe la imagen de actores proverbialmente sofisticados, a golpe de chorros de semen paquid¨¦rmico o de insertos testiculares. La nueva comedia de Sacha Baron Cohen, dirigida por el especialista en acci¨®n Louis Leterrier ¨Cque aqu¨ª tiene la afortunada idea de jugar al videojuego inmersivo en primera persona en algunas secuencias-, es m¨¢s agresiva que un hooligan pose¨ªdo y m¨¢s desagradable que una infusi¨®n de condones usados. Tambi¨¦n es catedralicia.
AGENTE CONTRAINTELIGENTE
Direccion: Louis Leterrier.
Int¨¦rpretes; Sacha Baron Cohen, Mark Strong, Pen¨¦lope Cruz, Rebel Wilson.
G¨¦nero: comedia. Reino Unido, 2016
Duraci¨®n: 83 minutos.
Nobby, el personaje encarnado por el c¨®mico, es el hermano basura de un superesp¨ªa que tiene que darse a la fuga mientras combate a una organizaci¨®n terrorista: Nobby es a James Bond lo que Torrente ser¨ªa a Harry Callahan. Dos detalles delatan la ¨¦tica tras la avalancha de zafiedad: a) Agente contrainteligente salta sin red, buscando las cosquillas tanto a dianas obvias (Trump) como a objetivos saludablemente gratuitos (Daniel Radcliffe) y b) un discurso pol¨ªtico enaltecedor del lumpen proletariat enlaza con una larga tradici¨®n irreverente poseedora de legitimo orgullo de clase (baja). Hacia el final, un ventilador y unos anos dilatados inspiran un gag de construcci¨®n casi lubitschiana en su apuesta por el fuera de campo.
Babelia
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