El eclipse espa?ol
Dos diplom¨¢ticos de primer¨ªsimo nivel como Jorge Dezcallar y Francisco Villar nos dan ahora testimonio escrito y bien documentado de la evoluci¨®n de la pol¨ªtica exterior
Atr¨¢s queda una ¨¦poca breve y excepcional. Espa?a ha regresado adonde sol¨ªa, a la irrelevancia; a una ausencia de la escena internacional a la que se hab¨ªa habituado durante los ¨²ltimos tres siglos. Despu¨¦s de unos a?os en que los espa?oles eran el perejil de todas las salsas ¡ªconstrucci¨®n europea, Oriente Pr¨®ximo, desarme nuclear de Ir¨¢n¡¡ª, de pronto se han esfumado. El ¨²ltimo y m¨¢s significativo de los mutis es la resoluci¨®n del contencioso con un pa¨ªs tan pr¨®ximo como Cuba v¨ªa Washington, Par¨ªs o Bruselas, sin que Madrid haya sido el punto de salida ni de llegada de gesti¨®n relevante alguna.
Dos diplom¨¢ticos de primer¨ªsimo nivel como Jorge Dezcallar y Francisco Villar nos dan ahora testimonio escrito y bien documentado de la evoluci¨®n de la pol¨ªtica exterior de la democracia que consigui¨® sacar a Espa?a del aislamiento franquista hasta situarla de nuevo en el coraz¨®n del paisaje internacional y tambi¨¦n de los errores que han precedido a la irrelevancia y la actitud ausente a la que hoy ha llegado con Rajoy.
Dezcallar ha sido embajador en la plaza m¨¢s antigua (Vaticano), la m¨¢s sensible (Rabat) y la m¨¢s importante (Washington), pero fue como zar de los esp¨ªas, primero en el Cesid y luego como primer director del CNI, donde adquiri¨® mayor relevancia pol¨¦mica e incluso noticiosa por sus desencuentros con Aznar tras los atentados de Atocha. Su aportaci¨®n pertenece a un g¨¦nero que debiera ser una parte m¨¢s, la final, del servicio p¨²blico, como es convertir la experiencia en memoria y adem¨¢s amena e instructiva, deber que cumple de sobra y con elegancia, a diferencia del silencio o la torpeza egotista de tantos otros.
No le anda a la zaga Francisco Villar, embajador en Par¨ªs, Lisboa y Naciones Unidas, aunque en su caso usa el ensayo, para volcar su experiencia en la construcci¨®n de la pol¨ªtica internacional de la democracia espa?ola desde sus cargos en Exteriores bajo la presidencia de Felipe Gonz¨¢lez. Es una narraci¨®n hist¨®rica, sistem¨¢tica y bien estructurada, al hilo de la transici¨®n exterior, que culmina en 1988, cuando ¡°Espa?a vuelve a estar en su sitio¡± y puede ya desplegarse como ¡°pa¨ªs influyente¡±, al menos hasta 2002, a mitad de la segunda presidencia de Aznar, cuando se produce ¡°la quiebra de casi todos los consensos en pol¨ªtica exterior¡± y empieza el declive.
Espa?ola es la perspectiva de ambos, de forma que su contribuci¨®n al declinismo actual es tambi¨¦n espa?ola. Pero la novedad no enunciada, que en ambos libros se lee al trasluz, es que por vez primera no es Espa?a la que se hunde sola porque va a contracorriente del resto de Europa, como era lo habitual en los ¨²ltimos siglos, sino porque responde al mismo movimiento que est¨¢ resquebrajando a la Uni¨®n Europea y desoccidentalizando nuestro mundo. Magro consuelo, ciertamente.
La Transici¨®n exterior de Espa?a. Francisco Villar. Marcial Pons. Madrid, 2016. 270 p¨¢ginas. 25 euros
Vali¨® la pena. Jorge Dezcallar. Pen¨ªnsula. Barcelona, 2015. 400 p¨¢ginas. 19,90 euros
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.