Cincuenta a?os del primer guion de Gabo
El paso de Garc¨ªa M¨¢rquez como guionista por M¨¦xico se recuerda por su ¨¦xito y su desencanto
¡°Como sea me voy para M¨¦xico¡±, le dijo el escritor colombiano Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez a Plinio Apuleyo Mendoza, su amigo ¨ªntimo, seg¨²n cuenta este en el documental Gabo: la creaci¨®n de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez (2015). Y el futuro premio Nobel de Literatura, despu¨¦s de renunciar a su trabajo como corresponsal de Prensa Latina en Nueva York, se fue en bus, en 1961, con su esposa y su primer hijo a M¨¦xico, donde tendr¨ªa su hogar para el resto de su vida. En el pa¨ªs norteamericano, desde 1963 a 1966, se constituy¨® como un guionista de ¨¦xito. De esta etapa, hace 50 a?os, se recuerdan tres pel¨ªculas en particular: El gallo de oro (1964); En este pueblo no hay ladrones (1965) y Tiempo de morir (1966), antes del detonante en su carrera literaria que lleg¨® con Cien a?os de soledad.
De acuerdo con Gerald Martin, el bi¨®grafo del escritor colombiano, Gabo llega a M¨¦xico ¡°harto del periodismo¡± y un poco ¡°desenga?ado con la literatura¡±, dos de sus grandes amores junto al cine. ¡°Era un escritor con una cantidad muy reducida de lectores, y adem¨¢s estaba llegando al gran pa¨ªs hisp¨¢nico del cine. El cine mexicano era el m¨¢s importante de todos, m¨¢s importante que Espa?a e incluso Argentina¡±, agrega.
"Siempre se qued¨® [Gabo] en lo que ¨¦l llamaba la penumbra del escritor de cine"
Entre 1961 y 1963, intenta entrar al cine, pero sin ¨¦xito, recuerda Martin. A trav¨¦s del escritor ?lvaro Mutis conoce al director Gustavo Alatriste, que inici¨® su carrera al producir Viridiana (1961), de Luis Bu?uel. ¡°Alatriste jug¨® un poco con ¨¦l [Gabo], lo utiliz¨® como periodista de revistas no muy elevadas en temas de publicidad y relaciones p¨²blicas. Los primeros dos a?os escribe dos o tres guiones, pero finalmente no logra colocar a ninguna de sus cosas hasta mediados de 1963¡±, a?ade Martin.
Quien recuerda a Garc¨ªa M¨¢rquez con mucho cari?o es el actor mexicano Ignacio L¨®pez Tarso, de 91 a?os. Trabaj¨® junto al Nobel colombiano en El gallo de oro, un cuento del escritor mexicano Juan Rulfo, que Gabo y el tambi¨¦n novelista paname?o, nacionalizado mexicano, Carlos Fuentes guionizaron. L¨®pez encarnaba a Dionisio Pinz¨®n, en esta historia de apasionado amor entre un "gallero" y de la Caponera, cantante de palenques (ferias), mientras vagan entre ferias por el centro del pa¨ªs.
El actor cuenta que al escritor de El coronel no tiene quien le escriba le gustaba involucrarse mucho en la pel¨ªcula. El largometraje que dirigi¨® Roberto Gavald¨®n est¨¢ considerado entre las 100 mejores cintas de M¨¦xico. L¨®pez cree que la adaptaci¨®n de Fuentes y Gabo fue ¡°magn¨ªfica¡±, porque manejaba muy bien el di¨¢logo y las peque?as intervenciones.
Tambi¨¦n lo recuerda con humor, ya que junto al equipo de producci¨®n recorrieron ferias como la de San Juan Del R¨ªo, en el Estado de Quer¨¦taro, y la de San Marcos, en Aguas Calientes ¡ªambas en el centro del pa¨ªs¡ª. L¨®pez dice que Gabo era un ¡°gallero¡± (le gustaban los gallos de pelea) y que fue muy grato tenerlo cerca de las contiendas de estas aves. Aunque menciona, con mucha nostalgia y humor, que no le gustaba perder; y que se molestaba cuando su gallo era derrotado por el del actor. ¡°Pues s¨ª, a cualquiera le molesta que pierda su gallo¡±, afirma sin poder contener la risa.
Desencanto y frustraci¨®n
El escritor italiano Alessandro Rocco, autor de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez and the cinema. Life and Works (Tamesis Books), rememora que Gabo llega a M¨¦xico cuando la denominada ¨¦poca de oro de la industria cinematogr¨¢fica de este pa¨ªs est¨¢ llegando a su fin, y se encuentra con una ¡°fermentaci¨®n¡±, en la que se est¨¢ intentando renovar la industria a trav¨¦s de pel¨ªculas independientes, con influencias europeas, lejos de lo que son las producciones industriales. A pesar del ¨¦xito que obtuvo, tanto Rocco como Martin afirman que la experiencia del escritor colombiano como guionista tuvo desencantos, y fue un tanto ¡°frustrante¡±, ya que todav¨ªa ten¨ªa la ilusi¨®n de encontrar en la redacci¨®n para cine la expresi¨®n m¨¢s adecuada para su mundo fant¨¢stico.
"El cine mexicano era el m¨¢s importante de todos, m¨¢s importante que Espa?a e incluso Argentina"
En este pueblo no hay ladrones, dirigida por Alberto Isaac, El G¨¹ero ¡ªcineasta y nadador ol¨ªmpico mexicano¡ª, es la famosa pel¨ªcula en la que sale Bu?uel, Garc¨ªa M¨¢rquez, Rulfo y el escritor mexicano Carlos Monsivais. Para muchos es, quiz¨¢, ¡°el mejor de los guiones que hizo Gabo, y en cierto sentido su mejor pel¨ªcula¡±, opina Martin. La historia, un cuento corto del Nobel colombiano, narra la aventura y el "infierno" en que se envuelve un peque?o pueblo al descubrir que han desaparecido misteriosamente las bolas de billar del ¨²nico centro de diversi¨®n del lugar.
Este largometraje tiene mucho aprecio. Son pel¨ªculas ¡°parteaguas¡± que todav¨ªa se las estudia en las escuelas de cine del pa¨ªs, explica Ra¨²l Miranda, subdirector de documentaci¨®n y catalogaci¨®n de la Cineteca de M¨¦xico, porque reflexionan sobre el trabajo del guionista y el relato cinematogr¨¢fico. ¡°Es una pel¨ªcula que habla sobre el mutismo y sobre este mundo provinciano tedioso donde no pasa nada. No cae [la pel¨ªcula] en el folclorismo del cine mexicano, del personaje del charro cantar¨ªn, o entra?able y querido, como Pedro Infante o Jorge Negrete¡±, precisa.
Por otro lado, Tiempo de morir, la ¨®pera prima de un joven Arturo Ripstein, tuvo buena repercusi¨®n entre el p¨²blico y la cr¨ªtica, afirma Miranda. El especialista en documentaci¨®n recuerda que el guion de Garc¨ªa M¨¢rquez se titulaba originalmente El charro, pero que la productora, Alameda Films ¡ªde Alfredo Ripstein, padre de Arturo¡ª, decidi¨® darle una ambientaci¨®n de w¨¦stern. El g¨¦nero de vaqueros estaba en capa ca¨ªda en EE UU, dice Miranda, pero fue retomado por la cinematograf¨ªa mexicana, como muchas otras del mundo. Este chili-western, denominaci¨®n del viejo oeste mexicano, formaba parte de otro subg¨¦nero: el existencialista, por algunas caracter¨ªsticas propias del guion. ¡°Las frases de los personajes suenan un tanto literarias, as¨ª lo ve¨ªa la critica. Los di¨¢logos tienen mucha fuerza y queda en la memoria [la cinta] por este tipo de detalles. Ten¨ªa ribetes intelectuales y elementos de resignificaci¨®n del propio g¨¦nero, ampl¨ªa Miranda.
La penumbra del escritor de cine
El desencanto y frustraci¨®n de Garc¨ªa M¨¢rquez la explica mejor Rocco. Cree que durante esos a?os sufre una condici¨®n que es bastante com¨²n entre los guionistas en todas las ¨¦pocas, que es tener control completo de todo el ciclo de producci¨®n y realizaci¨®n de una pel¨ªcula. Cita como un ejemplo reciente la relaci¨®n de trabajo en la denominada Trilog¨ªa de la muerte (Amores perros; 21 gramos y Babel) que realizaron juntos el guionista Guillermo Arriaga y el director Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu. El escritor italiano afirma que en un punto, Arriaga, sinti¨® que su trabajo solo como escritor era limitado, entonces decidi¨® dirigir su propia pel¨ªcula.
Gabo, claramente ¡°influenciado en su escritura por el neorrealismo italiano¡±, nunca pas¨® a la direcci¨®n, explica Rocco, porque cre¨ªa que era una tarea sumamente complicada. ¡°Siempre se qued¨® en lo que ¨¦l llamaba la penumbra del escritor de cine. Admiraba a esos guionistas que s¨ª hab¨ªan logrado fama y prestigio como autores permaneciendo como guionistas. El ejemplo m¨¢s deslumbrante para Gabo era Cesare Zavattini, el guionista del neorrealismo y autor, junto a Vittorio Sica, de una de las pel¨ªculas emblem¨¢ticas de este movimiento cinematogr¨¢fico: El ladr¨®n de bicicletas¡±.
A prop¨®sito del desencanto, cuando se cansa de las dificultades del mundo del cine, Garc¨ªa M¨¢rquez empieza a escribir la obra que fue el detonante en su carrera literaria, Cien a?os de soledad, durante un viaje a Acapulco. ¡°Dice que la escribe contra el cine [Cien a?os de soledad]. Afirma que quiere liberarse de las limitaciones que le impone el mundo cinematogr¨¢fico y la escritura de guiones y que quiere hacer una novela donde sea m¨¢s libre de moverse como quiera¡±, finaliza Rocco. A¨²n con el mal sabor que le dej¨® el mundo cinematogr¨¢fico y la escritura de guiones, nunca deja el cine por completo ¡ªcomo lo evidencia en otros momentos de su vida¡ª, deja de ser una de sus prioridades, pero no uno de sus amores.
Babelia
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