La cultura se moja por los refugiados

En la entrada del estudio berlin¨¦s de Olafur Eliasson, una antigua f¨¢brica de cerveza en la frontera norte del centro de la ciudad, brilla una poderosa luz verde. La desprende su l¨¢mpara Green Light, que el artista dan¨¦s ha dise?ado en se?al de solidaridad con los refugiados que atraviesan Europa. ¡°Es una luz metaf¨®rica. Mi proyecto aspira a iniciar un proceso de transformaci¨®n c¨ªvica¡±, sostiene Eliasson. Desde este fin de semana, la l¨¢mpara se vende a 300 euros en el TBA21, el centro de arte contempor¨¢neo que la Fundaci¨®n Thyssen Bornemisza tiene abierto en Viena, que ha invitado a los propios refugiados a adentrarse en el museo. Los beneficios ir¨¢n destinados a organismos como la Cruz Roja o C¨¢ritas. ¡°Para m¨ª, la cultura no es un anexo superfluo, sino el centro de la sociedad. Y, como tal, tiene que adoptar un papel activo¡±, se?ala el artista.

Es solo el ¨²ltimo de los numerosos proyectos que los artistas europeos han puesto en marcha para apoyar su causa. En Alemania, donde el debate sigue siendo omnipresente ante la llegada de un mill¨®n de demandantes de asilo, los creadores se han significado especialmente. El artista chino Ai Weiwei, instalado en Berl¨ªn desde que el r¨¦gimen le devolvi¨® el pasaporte, ha sido el m¨¢s obstinado en su denuncia. Abri¨® un estudio en Lesbos, donde quiere desarrollar distintos proyectos que den fe de esta crisis, adem¨¢s de erigir un memorial ¡°para suscitar una toma de conciencia¡±, y despu¨¦s organiz¨® una marcha en Londres con su amigo Anish Kapoor, exigiendo ¡°respuestas humanas y no solo pol¨ªticas¡±.

Pero el de Ai Weiwei tambi¨¦n ha sido el nombre m¨¢s reprobado. Poco despu¨¦s de su pol¨¦mica reproducci¨®n de la fotograf¨ªa del ni?o sirio Aylan, volvi¨® a levantar el esc¨¢ndalo durante la gala Cinema for Peace, celebrada en la pasada Berlinale. El artista subi¨® al estrado y pidi¨® a los asistentes que se cubrieran con mantas t¨¦rmicas para tomar una foto colectiva. Entre ellos se encontraban la actriz Charlize Theron o las integrantes del grupo Pussy Riot. ¡°Esa es la manta en la que algunos se envuelven antes de morir. Se las dan a esos ricos que se la colocan sobre sus esm¨®quines mientras comen su men¨² de cinco platos. Es la imagen m¨¢s obscena de todo el festival¡±, denunci¨® el director de la Berlinale, Dieter Kosslick. El propio certamen se vio impregnado del clima social y pol¨ªtico. Muchas de las pel¨ªculas presentadas hablaban de esta crisis o permit¨ªan encontrar subtextos relacionados con ella. Al terminar, pareci¨® l¨®gico que la pel¨ªcula que gan¨® el Oso de Oro fuera el documental italiano Fuocoammare, rodado en la isla de Lampedusa, puerta de entrada de millares de refugiados al continente europeo.

Un par de kil¨®metros al este, el Teatro Gorki sigue representando The Situation, una exitosa obra protagonizada por cinco actores reci¨¦n llegados a Berl¨ªn que se encuentran en un curso de alem¨¢n: un sirio, dos palestinos y dos israel¨ªes, uno ¨¢rabe y el otro, jud¨ªo. Tambi¨¦n en la capital alemana, la Filarm¨®nica de Berl¨ªn ofreci¨® la semana pasada un concierto gratuito para los refugiados y los voluntarios que trabajan con ellos.

Las iniciativas similares se multiplican por todo el continente. En el Reino Unido, Banksy ha multiplicado los gritos de alarma. Durante el oto?o cedi¨® el material que le sirvi¨® para construir el parque de atracciones Dismaland para levantar distintas caba?as y refugios en la llamada jungla de Calais. Despu¨¦s dedic¨® una de sus obras a Cosette, la ni?a explotada a la que Jean Valjean salvaba en Los Miserables. Solo que esta vez aparec¨ªa envuelta en gases lacrim¨®genos, en referencia a la intervenci¨®n de la polic¨ªa francesa en ese campo de refugiados a principios de a?o. A finales de febrero, tambi¨¦n pas¨® por all¨ª el actor Jude Law. ¡°Quer¨ªa verlo con mis propios ojos¡±, asegur¨® el int¨¦rprete, integrante de una plataforma que apadrina a menores que viven solos en el campo esperando poder reencontrarse con sus familiares en el Reino Unido, junto a personalidades como el actor Benedict Cumberbatch o el m¨²sico Brian Eno.

En Francia, 800 artistas y escritores encabezados por los cineastas Laurent Cantet, Pascale Ferran y C¨¦line Sciamma lanzaron hace cuatro meses una petici¨®n que instaba a las autoridades a encontrar una soluci¨®n. El pasado lunes publicaron una segunda tribuna en el diario Lib¨¦ration dirigida al Gobierno franc¨¦s, que ha empezado a desmantelar el campo de Calais. ¡°No queda otro remedio que constatar que nuestra llamada fracas¨®. Intent¨¢bamos hacernos escuchar y ustedes han permanecido sordos. Peor a¨²n: han utilizado la fuerza. El fracaso es total¡±, dec¨ªa el texto.

En esa ciudad del norte de Francia, la artista Annette Messager, gran figura del arte contempor¨¢neo franc¨¦s que naci¨® a escasos kil¨®metros de la jungla, acaba de inaugurar una exposici¨®n en el Museo de Bellas Artes de Calais. En ella resuenan los ecos de lo que acontece en el exterior. ¡°Todo artista se hace la misma pregunta: ?c¨®mo hacer arte en Calais? ?Qu¨¦ decir, qu¨¦ hacer, que ense?ar frente a ese naufragio?¡±, se pregunta Messager. ¡°Esta es mi respuesta: hacer entrar el abatimiento del mundo en el museo. Exponer en Nueva York es f¨¢cil. En Calais, no. Y es precisamente aqu¨ª donde la cultura es m¨¢s necesaria¡±.