Dos mundos
'El infiltrado' y 'Happy Valley' son dos formas diferentes de entender el entretenimiento pero con un denominador com¨²n: la BBC
Son dos formas de entender el entretenimiento y un denominador com¨²n: la BBC. Por un lado, la gran producci¨®n, el lujo de localizaciones, acci¨®n y aventuras, en resumen: todo lo que conlleva adaptar en una serie El infiltrado (AMC), un libro del espl¨¦ndido Le Carr¨¦. De otro, lo local, el microcosmos de West Yorkshire, la austeridad y lo cotidiano en la segunda temporada de Happy Valley (Canal + Series).
No es de extra?ar que uno de los coprotagonistas de El infiltrado, Tom Hiddleston, suene ya como el relevo de Daniel Craig para el pr¨®ximo James Bond. Cumple todos los requisitos y en la serie brit¨¢nica lo demuestra sobradamente. Es el contrapunto de un excelente Hugh Laurie que hace tiempo dej¨® su demoledor sarcasmo en los pasillos del Hospital Universitario Princeton-Plainsboro, en Nueva Jersey. Ahora es el gran villano con un casopl¨®n fant¨¢stico en Palma de Mallorca, rubia espectacular y jet privado. El Cairo, los Alpes suizos, Londres, Estambul, la Costa Azul... el mundo es un pa?uelo.
La extraordinaria Sarah Lancashire, por su parte, es la sargento de polic¨ªa de un peque?o pueblo del Calder Valley. Familias rotas, dogras, prostituci¨®n, alcoholismo, las miserias humanas en un reducido c¨ªrculo geogr¨¢fico: Sowerby Bridge, Hebden Bridge, Mitholmroyd o Todmorden. El pa?uelo es un mundo.
El infiltrado es hijo espiritual del Hollywood de las superproducciones y as¨ª lo comentaron, deslumbrados, los actores espa?oles que intervienen en la serie, Antonio de la Torre y Marta Torn¨¦: ventas de armas, M16, contraespionaje, amor y lujo. La atracci¨®n del mal. Happy Valley, por su parte, desciende directamente del free cinema de los Lindsay Anderson o Tony Richardson, entre otros, primos hermanos de la nouvelle vague e hijos adoptivos todos ellos del neorrealismo italiano. Gentes como Ken Loach son los puntos de uni¨®n entre los del cine libre y las series actuales, un estilo que originariamente fue condicionado por la falta de medios.
Dos m¨¦todos narrativos, dos formas en definitiva de entender el mundo amparados por una televisi¨®n p¨²blica ejemplar.
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