A la sombra del maestro Ozu
El cineasta Hirokazu Kore-eda acepta la influencia del creador japon¨¦s en su ¨²ltima pel¨ªcula ¡®Nuestra hermana peque?a¡¯ es su nuevo canto a la familia
Hirokazu Kore-eda aspira, suspira y se echa a re¨ªr: ¡°Ya no puedo m¨¢s con usted ni con el resto de la prensa internacional. Esta vez me he rendido a la evidencia. He hecho una pel¨ªcula a la manera de Ozu¡±. Entre carcajadas el cineasta, nacido en Tokio en 1962, no deja que la traductora traslade a su idioma la pregunta formulada en ingl¨¦s, y que se refiere a la alargada sombra de Yasujir? Ozu sobre la filmograf¨ªa del director japon¨¦s m¨¢s querido hoy en d¨ªa por los festivales (como los de Cannes y de San Sebasti¨¢n, donde se celebraron estas charlas con el cineasta). Si su estilo recordaba al del maestro de Cuentos de Tokio, desde que Kore-eda es padre ¨Csu hija naci¨® en 2008- se ha asemejado a¨²n m¨¢s. Nuestra hermana peque?a, que se estrena en Espa?a ma?ana mi¨¦rcoles, prosigue por esa senda de indagaci¨®n familiar, sentimientos sin cortapisas y sencillez muy reflexionada en la puesta en escena. Se entiende que Steven Spielberg comprara los derechos para una posible versi¨®n estadounidense de De tal padre, tal hijo. ¡°Me reun¨ª con ¨¦l, charlamos, le vend¨ª la opci¨®n, estuvo bien. Pero ahora es su proyecto y yo no necesito saber m¨¢s¡±.
Pero la sombra de Ozu sigue. ¡°En realidad esa pregunta les traiciona a ustedes, los occidentales. El paso del tiempo ¨Cque cient¨ªficamente es igual para cualquier ser humano- nos afecta de forma muy distinta a los orientales y a ustedes. Y por tanto, lo reflejamos en el arte de manera diferente. Si eso es el estilo Ozu, bien por ¨¦l, pero creo que tiene que ver m¨¢s con la mentalidad japonesa. Otra cosa es la tem¨¢tica, la intenci¨®n de hablar de una clase y una sociedad, las secuencias en las que los vivos hablan sobre los muertos y en la influencia de esos seres queridos desaparecidos en el comportamiento de sus familiares. Ah¨ª s¨ª que siento que me acerco. Por eso esta vez no me importa hablar de esa influencia. Enti¨¦ndame, nunca me molesta hablar de Ozu. Sin embargo, esta vez entiendo de verdad la cuesti¨®n¡±. As¨ª acaba la reflexi¨®n, con la rendici¨®n del cineasta que en esta ocasi¨®n describe una reunificaci¨®n familiar: tres hermanas conocen en el funeral de su padre, que las abandon¨® de cr¨ªas, a una cuarta hermana, nacida de un posterior matrimonio de su progenitor. Pronto, la peque?a decide irse a vivir con el tr¨ªo.
La base de la pel¨ªcula es un manga, algo a priori alejado del mundo Ozu. ¡°Siempre me han gustado los tebeos de Akimi Yoshida, porque es una creadora que me aporta cosas como artista. As¨ª que en cuanto salen, los compro. En esta ocasi¨®n sent¨ª que hab¨ªa algo m¨¢s, que pod¨ªa a?adir en su adaptaci¨®n a la pantalla. As¨ª que no dud¨¦ mucho¡±. Entre los detalles que ha a?adido est¨¢ ese padre que solo el p¨²blico juzgar¨¢: ni Kore-eda ni las hijas le califican. ¡°Me gusta que el espectador componga el puzle a trav¨¦s de las pistas que aportan los personajes. ?Qui¨¦n soy yo para juzgar a un personaje?¡±. Esa es una respuesta casi t¨®pica entre los cineastas. Kore-eda empieza a desgranar el comportamiento de cada personaje tal y como aparece en realidad en pantalla para acabar con un ¡°y no s¨¦ contarlo mejor¡±.
En el motor de la mayor parte de los trabajos del japon¨¦s est¨¢n ni?os abandonados por sus padres. ¡°Puede¡±, reflexiona el cineasta. ¡°Creo que en realidad no me preocupa ese problema, sino que me interesa m¨¢s c¨®mo intentamos ser aceptados por los otros. Y en este sentimiento, el primer c¨ªrculo emocional lo compone la familia. Ese s¨ª es mi tema¡±. Y el de Ozu. Pero para la puntilla, Kore-eda solo dedica una sonrisa displicente.
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