La entrevista que cambi¨® la historia del cine
Un documental reconstruye el encuentro entre Alfred Hitchcock y Fran?ois Truffaut
A principios de los sesenta, convertido ya en un gran cineasta pese a sumar solo 30 a?os y tres pel¨ªculas, Fran?ois Truffaut regres¨® con mal sabor de boca de un viaje a Nueva York, donde acababa de presentar Jules y Jim. ¡°Cada periodista me hac¨ªa la misma pregunta: ¡®?Por qu¨¦ los cr¨ªticos de Cahiers du Cin¨¦ma se toman a Hitchcock tan en serio? Es rico e ilustre, pero sus pel¨ªculas no tienen sustancia¡¯¡±, dej¨® escrito el director franc¨¦s. Truffaut idolatraba al maestro del suspense desde que lo entrevist¨® junto a Claude Chabrol durante el rodaje de Atrapa a un ladr¨®n en la Costa Azul. Seg¨²n su propia confesi¨®n, salieron extasiados por su inteligencia.
¡°El libro nos radicaliz¨® como cineastas¡±
Todos los directores entrevistados en Hitchcock / Truffaut sostienen que el libro que recog¨ªa la conversaci¨®n entre ambos -que Alianza Editorial reedita ahora para celebrar su 50 aniversario- result¨® fundamental en su educaci¨®n como cineastas. "En un momento en que un consenso general defin¨ªa lo que era y lo que no era cine serio, ese libro result¨® revolucionario. Nos radicaliz¨® como cineastas", asegura Martin Scorsese. "Alter¨® la valoraci¨®n que se ten¨ªa de Hitchcock, que empez¨® a ser tomado mucho m¨¢s en serio y no solo como un entretenimiento ligero", apunta Peter Bogdanovich. Wes Anderson revis¨® tantas veces sus p¨¢ginas que tuvo que terminar sujetando su ejemplar con una goma el¨¢stica. James Gray descubri¨® en las pel¨ªculas de Hitchcock un atisbo de feminismo, mientras que a David Fincher, que ley¨® el libro "unas 200 veces siendo ni?o", le habr¨ªa gustado ver una versi¨®n alternativa de V¨¦rtigo, narrada desde el punto de vista del personaje de Kim Novak.
¡°No existe otro libro igual que este. No es el trabajo de un cr¨ªtico que entrevista a un director, sino un di¨¢logo entre dos cineastas. Por ese motivo, quise que en el documental solo hubiera directores, y no expertos¡±, afirma el director Kent Jones. Solo un par se le resistieron: ¡°Jane Campion me agradeci¨® la invitaci¨®n, pero afirm¨® que no ten¨ªa nada que decir. Y me hubiera encantado contar con Brian de Palma, pero ya estaba rodando un documental sobre su trayectoria¡±. ?Y Pedro Almod¨®var? ¡°No llegu¨¦ a propon¨¦rselo, aunque seguro que tendr¨ªa mucho que decir¡±, apunta Jones. ¡°Hay algo en su cine que resulta muy hitchcockiano: esa crudeza de las relaciones sexuales envuelta en una dimensi¨®n pl¨¢stica muy colorista y figurativa, de la que sobresale una teor¨ªa de los personajes que debe mucho a la herencia hitchcockiana¡±, le secunda Toubiana.
Desde 1955, Truffaut se hab¨ªa esforzado en revaluar el nombre de Hitchcock, enfrent¨¢ndose incluso a la vieja guardia de esa publicaci¨®n, encarnada por su padre putativo, el cr¨ªtico Andr¨¦ Bazin, para lograr ¡°situarlo entre los grandes nombres del cine, al mismo nivel que Bergman o Fellini¡±, seg¨²n sostiene el cr¨ªtico y programador Kent Jones, responsable del documental Hitchcock / Truffaut, que llega el pr¨®ximo viernes a la cartelera espa?ola. La pel¨ªcula ha contado con la participaci¨®n de directores como Martin Scorsese, David Fincher, Wes Anderson, James Gray, Richard Linklater, Peter Bogdanovich, Olivier Assayas o Arnaud Desplechin, que dan su punto de vista sobre c¨®mo el encuentro entre dos hombres de generaciones y nacionalidades distintas termin¨® alterando el rumbo de la historia del cine.
Fue Truffaut quien tuvo la idea de escribir una larga misiva a Hitchcock para que accediera a concederle una larga entrevista que terminar¨ªa convertida en libro ¨CEl cine seg¨²n Alfred Hitchcock, recientemente reeditado por Alianza¨C, con la misi¨®n de dejar claro a esos desorientados estadounidenses que el cineasta brit¨¢nico era ¡°el mejor director del mundo¡±. ¡°Desde que me convert¨ª en cineasta, mi admiraci¨®n por usted no ha flaqueado; al rev¨¦s, se ha hecho m¨¢s fuerte y ha cambiado de naturaleza. Existen muchos directores que aman el cine, pero usted ama el propio celuloide¡±, le escribi¨®. Pese a su fama de hier¨¢tico, Hitchcock se conmovi¨® y acept¨®: ¡°Querido Se?or Truffaut, su carta ha llenado mis ojos de l¨¢grimas, y me sentir¨¦ honrado de recibir ese homenaje de su parte¡±.
En agosto de 1962, acordaron darse cita durante ocho d¨ªas en una salita de los estudios Universal en Los ?ngeles, con dos micros de corbata, una int¨¦rprete ¨CHelen Scott, que trabajaba en la oficina neoyorquina del organismo para la promoci¨®n del cine franc¨¦s¨C y un fot¨®grafo, Philippe Halsman, que documentar¨ªa el encuentro en una serie de conocidas instant¨¢neas. Durante 27 horas y a lo largo de 500 preguntas, Hitchcock detall¨® c¨®mo hab¨ªa construido todas y cada una de sus pel¨ªculas. La entrevista no fue filmada, sino ¨²nicamente registrada en audio. Pero esa grabaci¨®n no fue descubierta hasta 1993, cuando el cr¨ªtico e historiador del cine Serge Toubiana, gran experto en Truffaut y exdirector de la Cinemateca Francesa, las encontr¨® en una caja de cart¨®n perdida en la antigua productora del director franc¨¦s, que dio a conocer en una serie radiof¨®nica de 25 cap¨ªtulos en 1999.
¡°Su conversaci¨®n determin¨® lo que era una puesta en escena, el control sobre una obra y la direcci¨®n de actores. Fue la primera vez que Hitchcock se libraba a ese ejercicio¡±, afirma Toubiana, coguionista del documental, en el que se analizan secuencias de V¨¦rtigo, Psicosis o El hombre que sab¨ªa demasiado fotograma a fotograma, tal como suced¨ªa en el libro que recogi¨® la entrevista. En tiempos en que los cineastas eran simples peones al servicio de los estudios hollywoodienses, Truffaut dio a entender que Hitchcock no solo fabricaba entretenidas pel¨ªculas de suspense, sino obras mayores atravesadas por preocupaciones personales, que respond¨ªan a la visi¨®n de un autor, seg¨²n la teor¨ªa impulsada en los Cahiers du Cin¨¦ma. ¡°El encuentro se produjo en un momento en que el cine tom¨® conciencia de s¨ª mismo, cuando Truffaut afirma: ¡®El cine es un arte y nosotros somos artistas¡¯¡±, afirma Assayas en el documental.
Al joven cineasta le interesaba entender cu¨¢l era el secreto del inimitable estilo hitchcockiano. ¡°Acab¨® entendiendo que proced¨ªa de su experiencia en el cine mudo en la etapa inglesa, cuando practic¨® soluciones de dramaturgia que no surg¨ªan del di¨¢logo, sino de la propia puesta en escena. Truffaut logr¨® que hablara de los aspectos formales, pero tambi¨¦n de cuestiones m¨¢s profundas¡±, apunta Toubiana. Por ejemplo, el peso del catolicismo en el imaginario del cineasta, educado por los jesuitas y en cuya filmograf¨ªa abundan conceptos como la culpabilidad, la omnisciencia o el pecado original, como apunt¨® Truffaut. Sin contar con sus postulados sobre el trabajo con los int¨¦rpretes: ¡°Los actores son como ganado¡±, lleg¨® a decir Hitchcock con su conocida flema. Pese a su car¨¢cter t¨¦cnico, en las grabaciones recogidas por el documental se descubre tambi¨¦n un tono m¨¢s ligero y menos solemne que por escrito. ¡°Muchas cosas se perdieron en la traducci¨®n. El propio Hitchcock qued¨® algo descontento, porque su espontaneidad y sentido del humor hab¨ªan desaparecido en el libro. Incluso descubr¨ª una carta que escribi¨® a su editor franc¨¦s para quejarse, aunque nunca se lo dijo a Truffaut, porque no quer¨ªa herir sus sentimientos¡±, revela Jones.
El libro de Truffaut logr¨® alterar la percepci¨®n cr¨ªtica que Hitchcock ten¨ªa en Estados Unidos y legitim¨® las ¨ªnfulas de autor de las generaciones posteriores en el cine estadounidense. En cambio, ?qu¨¦ gan¨® Truffaut en ese intercambio? ¡°La amistad de Hitchcock, que durar¨ªa hasta su muerte. Se enviaron guiones y pel¨ªculas durante el resto de sus carreras. Cada vez que Hitchcock iba a Par¨ªs, Truffaut le organizaba una cena con Jeanne Moreau, Claude Jade o Catherine Deneuve, con quien estuvo a punto de rodar un proyecto¡±, responde Toubiana. En el fondo, ?busc¨® Truffaut una especie de progenitor en el cine, tal vez como remedo a su padre biol¨®gico, al que no conoci¨® hasta 1968 tras la investigaci¨®n de un detective? ¡°S¨ª, Truffaut siempre estaba busc¨¢ndose un padre. Lo mismo hizo con Renoir, Oph¨¹ls, Cocteau o Rossellini. Persigui¨® constantemente el reconocimiento de un maestro¡±, concluye el guionista.
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