El mejor Henry James para el lector espa?ol
Una gran traducci¨®n recupera 'Las alas de la paloma', una de las grandes obras del escritor, consumado conocedor del alma humana
De las tres novelas mayores (y finales) de Henry James, s¨®lo exist¨ªa una traducci¨®n fiable de La copa dorada debida a un veterano ilustre, Andr¨¦s Bosch. Ahora, por fin, aparece una excelente traducci¨®n de Las alas de la paloma, que es, para muchos, su obra maestra. S¨®lo nos falta una igualmente buena de Los embajadores para que James se incorpore decentemente a la biblioteca del lector espa?ol. Las traducciones mencionadas pueden ser mejorables, pero su honestidad y calidad est¨¢n fuera de duda.
Las alas de la paloma narra un historia cl¨¢sica de Henry James, a saber: el encuentro, con dolorosa intensidad y final, entre una persona inocente, natural y desprovista de malicia y otra (u otras) retorcidas o c¨ªnicas. La primera suele ser una americana rica e inculta reci¨¦n desembarcada en Europa para hacer el periplo cultural y social que su estatus demanda (estamos a finales del siglo XIX) y la segunda o segundas suelen ser unos ingleses sin medios de fortuna o un pr¨ªncipe italiano arruinado. Estos, verdaderos cazafortunas, tienen siempre algo que vender: un t¨ªtulo, una tradici¨®n, un estilo de vida, una p¨¢tina de nobleza¡
En esta novela tenemos a una bella joven inglesa, Kate Croy, que vive bajo la protecci¨®n de una t¨ªa muy rica que no le dejar¨¢ su fortuna a menos que haga el matrimonio que la t¨ªa decida. Kate est¨¢ enamorada de Morton Denscher, un periodista sin dinero que la t¨ªa no aceptar¨¢ nunca. Una joven americana, Milly Theale, prematuramente enferma y deseosa de vivir, desembarca con una se?ora de compa?¨ªa, la Sra. Stringham, en Londres. Esta se?ora es amiga de la t¨ªa Maud. Y Kate vislumbra una oportunidad.
La literatura de James opera sobre un mismo tema: el de la inocencia corrompida por la malicia
La literatura de James opera casi siempre sobre un mismo tema con numerosas variantes, el de la inocencia corrompida por la malicia; podr¨ªa pensarse que se trata de un planteamiento manido, pero Henry James es un consumado conocedor del alma humana y, en consecuencia, jam¨¢s caer¨¢ en la vulgaridad de presentar personajes o relaciones-tipo. Todo lo contrario: la ambig¨¹edad y la sutileza de las relaciones en sus tramas nos ofrecen unos personajes a los que persigue sin descanso hasta conseguir mostrarlos en toda su complejidad. Una vez que la historia termina, el lector tiene la certeza de que no queda nada m¨¢s por conocer y as¨ª es como debe asumir el final del relato, siempre escurridizo como la propia esencia del ser humano.
James toma los personajes en una situaci¨®n; a partir de ah¨ª, empieza a elaborar, en forma de hip¨®tesis probable, los pensamientos, emociones y decisiones del personaje; se remonta hacia atr¨¢s cuanto sea necesario ¡ªsin perder el presente¡ª para traerlo adelante y, por fin, tras las peripecias mentales con que lucubra y narra sus modos de ver, de vivir y de desear, los devuelve a la propia situaci¨®n inicial, ahora transformada, como resumen y resultado. El desmenuzamiento de los sentimientos es tan impresionante como implacable, lo cual lleva a su escritura a organizarse en oraciones subordinadas que van recorriendo y construyendo el tejido humano de los protagonistas hasta ponerlos al descubierto ante los ojos del lector, de manera que la sugerencia le obliga a completar el minucioso cuadro que ha estado cobrando forma y sentido ante ¨¦l.
Pero James no es s¨®lo un gran creador de personajes, sino tambi¨¦n de relaciones entre los personajes expuestas con una delicadeza extraordinaria. Siendo un conjunto acabado, merecen destacarse escenas tan asombrosas como la del Libro VIII, donde se desvela la verdadera intenci¨®n que se persigue por parte de los ingleses y que culmina con la exigencia del periodista a Kate, que es uno de los momentos m¨¢s sustanciales del relato. O la escena genial que enhebra de forma prodigiosa el encuentro que se producir¨¢ en Londres, en la que, Milly con Denscher y la Sra. Stringham con Maud Lowder, se sella el futuro de la historia. Son dos ejemplos entre los muchos que hacen de esta novela lo m¨¢s parecido a la perfecci¨®n.
Las tres novelas mencionadas al principio son para una lectura lenta y cuidadosa si se quiere disfrutar plenamente. El lector impaciente y de exigencia inmediata har¨¢ bien en probar antes el James inicial. Los europeos o Daisy Miller son una primera puerta; luego hay que seguir por relatos en los que el estilo procede ya de la complejidad, como Los papeles de Aspern o Lo que Maisie sab¨ªa (por cierto, reci¨¦n editada en C¨¢tedra en buena traducci¨®n y con aparato cr¨ªtico) para llegar a la admirable Retrato de una dama, que da ya paso franco al conjunto de su obra. ?
Las alas de la paloma. Henry James. Traducci¨®n de Miguel Temprano Garc¨ªa. Alba. Barcelona, 2016. 488 p¨¢ginas. 32 euros
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