Muere el Nobel de Literatura h¨²ngaro Imre Kert¨¦sz a los 86 a?os
El escritor, que obtuvo el premio en 2002, fallece en su casa de Budapest, seg¨²n la agencia MTI
El premio Nobel de Literatura h¨²ngaro, Imre Kert¨¦sz, superviviente de Auschwitz, falleci¨® este jueves a los 86 a?os en su ciudad natal, Budapest. Su obra, sobre todo su novela Sin destino (Acantilado), que tard¨® 13 a?os en escribir y public¨® en 1975, ofrece tanto desde el punto de vista literario como testimonial una ventana ¨²nica para observar el acontecimiento que define el siglo XX: el Holocausto. Kert¨¦sz era un muchacho de 15 a?os cuando fue deportado en 1944 por la polic¨ªa h¨²ngara al campo de exterminio alem¨¢n de Auschwitz, en Polonia. Cuando regres¨® a Hungr¨ªa, no s¨®lo hall¨® el apartamento de sus padres ocupado por extra?os, sino que se dio cuenta de que se encontraba totalmente solo, que toda su familia hab¨ªa sido engullida por la m¨¢quina de asesinar nazi.
Lamentamos la muerte del Premio Nobel Imre Kert¨¦sz. Publicamos su testamento literario, su diario 'La ¨²ltima posada', el pr¨®ximo 6 de abril
— Acantilado (@Acantilado1999) March 31, 2016
Esa sensaci¨®n de soledad ante el horror, de que cada decisi¨®n tomada por un adolescente que no ha cumplido la mayor¨ªa de edad puede determinar su vida o su muerte, se encuentra en el coraz¨®n de la obra de Kert¨¦sz, que recibi¨® el premio Nobel de Literatura en 2002. Fiasco, Kaddish para un hijo no nacido, Liquidaci¨®n o sus diarios, La ¨²ltima posada, cuya publicaci¨®n tiene prevista en breve su editorial espa?ola, Acantilado, forman una obra no demasiado abundante, pero cuya intensidad, sabidur¨ªa y lucidez la convierten en uno de los monumentos literarios del siglo XX. El novelista h¨²ngaro arrastra al lector a los recovecos del sistema de exterminio nazi sin utilizar apenas adjetivos, con unas descripciones precisas que se quedan grabadas en la memoria. Sus textos atrapan por su belleza literaria y, a la vez, por el espeluznante mundo que describen, por la forma en que nos obligan a reflexionar sobre el mal absoluto.
Kert¨¦sz, que padec¨ªa parkinson y hab¨ªa anunciado que dejaba la literatura, hab¨ªa regresado a Hungr¨ªa en 2013, despu¨¦s de vivir durante a?os en Alemania, y se mostraba tremendamente cr¨ªtico con la deriva autoritaria que padece su pa¨ªs bajo el Gobierno de Viktor Orban. ¡°All¨ª campan por sus fueros los antisemitas y la ultraderecha¡±, se?al¨® en una entrevista con este diario realizada por Adan Kovacsics, uno de sus traductores al castellano. En aquella misma entrevista, publicada en enero de 2013, hablaba de un acontecimiento transcendental que ha marcado el final de su vida: la desaparici¨®n de los testigos, la conciencia de que su voz es una de las ¨²ltimas que podr¨¢n contar en primera persona el Holocausto.
El escritor, como Elie Wiesel, otro jud¨ªo h¨²ngaro deportado a Auschwitz, premio Nobel de la Paz, o Primo Levi, el qu¨ªmico italiano que sobrevivi¨® a los campos y que acab¨® suicid¨¢ndose, era consciente de que la importancia de su literatura iba m¨¢s all¨¢ de las palabras, que deb¨ªa ocupar un papel esencial en la sociedad.
¡°La esencia de mi obra consiste en trasladar lo ocurrido a una dimensi¨®n espiritual. Que quede en la conciencia, aunque ahora lo veo con menos optimismo que hace unos a?os. El Holocausto es el hundimiento universal de todos los valores de la civilizaci¨®n y una sociedad no puede permitir que se repita, que vuelva a presentarse una situaci¨®n parecida. Pero la crisis econ¨®mica, una crisis as¨ª, dio pie a la llegada de Hitler al poder. Por tanto, deber¨ªan sonar todas las alarmas. Pero no suenan. Lo cual quiere decir que el Holocausto no est¨¢ presente en la conciencia de los pol¨ªticos europeos¡±, se?al¨® en aquel testimonio.
Sin destino, su obra magna, relata su vida con la estrella amarilla en el pecho en Budapest, su deportaci¨®n a Auschwitz, el gigantesco campo a la vez de trabajo y de exterminio en el que fueron asesinadas en torno a 1,1 millones de personas, su supervivencia a las marchas de la muerte tras el cierre del campo ante el avance sovi¨¦tico, su traslado a?Buchenwald y su regreso a Hungr¨ªa, donde en breve tendr¨ªa que enfrentarse a un nuevo horror: la dictadura estalinista. En torno a la mitad de los jud¨ªos que fueron enviados a Auschwitz para ser exterminados en c¨¢maras de gas o a trav¨¦s del trabajo hasta la muerte eran h¨²ngaros, unos 450.000, lo que demuestra la demencia asesina del r¨¦gimen de Hitler, porque muchas de estas deportaciones se produjeron en 1944, con la guerra ya perdida. Ese es el escenario del horror industrial en el que transcurre el filme?El hijo de Sa¨²l, que gan¨® este a?o el Oscar a la mejor pel¨ªcula de habla no inglesa y que est¨¢ profundamente influida por la obra de Kert¨¦sz.
En una de las ¨²ltimas entrevistas que concedi¨®, publicada en el diario franc¨¦s Le Monde en enero de 2015, explicaba que el momento crucial, en el que todo se decid¨ªa, eran ¡°los primeros 20 minutos de la llegada al campo¡±. Por eso en Sin destino?describe con tanta precisi¨®n la llegada a Auschwitz. Ese relato no es s¨®lo uno de los pasajes cumbres de su obra, sino de toda la literatura del siglo XX: la confusi¨®n, las diferentes lenguas ¨CAuschwitz era una tremenda cacofon¨ªa ling¨¹¨ªstica en el que muchas veces los presos no se entend¨ªan entre ellos y tampoco a los guardias¨C, la presencia de los SS, que se pasean aparentemente despreocupados, aunque supervisan la selecci¨®n en la que se decide la muerte inmediata en las c¨¢maras de gas o retrasada por el trabajo. Al bajar del vag¨®n, un preso le pregunta si habla yidish ¨Cel dialecto de los jud¨ªos de Europa Oriental, cercano al alem¨¢n¨C, mientras que ¨¦l esperaba poder entenderse en hebreo. Gracias a sus conocimientos de alem¨¢n descubre que los presos quieren saber su edad. Cuando responde que tiene 15 a?os, le ruegan que diga que son 16. Seguramente esa conversaci¨®n en medio del caos en una lengua que ni siquiera comprend¨ªa bien le salv¨® la vida.
La obra de Kert¨¦sz va m¨¢s all¨¢ de la esperanza. En realidad es un inmenso relato de la capacidad de supervivencia de los seres humanos, de la recomposici¨®n de la moralidad basada en la conciencia de que cualquier horror es posible. En Sin Destino escribe: ¡°Tuve que reconocerlo: nunca habr¨ªa podido explicar ciertas cosas de una manera exacta si me hubiera valido solamente de la esperanza, la norma, la raz¨®n, esto es, la l¨®gica de las cosas y de la vida, por lo menos seg¨²n mi experiencia vital¡±. Como Primo Levi, Kert¨¦sz es autor de una obra que va mucho m¨¢s all¨¢ de la experiencia insoslayable que describe, el Holocausto: sus libros dejan a la humanidad sola ante un mundo en el que la esperanza no es suficiente y, sin embargo, est¨¢n tambi¨¦n llenos de vida y sabidur¨ªa.
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